No se muy bien cómo empezar pues
de quien pretendo escribir algo coherente y sencillo, tiene una personalidad desbordante en esta
ocasión; su cualidad más destacada es la facilidad de palabra, con la que se junta
la rapidez mental capaz de producir ideas encadenadas sin límite, de manera que
no termina de pronunciar una frase y ya te suelta la siguiente, incluso ya te
previene para otra. Domina el arte de la sorpresa, es un consumado estratega,
envuelve al adversario en un santiamén; no en vano fue legionario, y con
graduación. No lo hubiera yo querido como rival en una pelea, en cambio su
conversación es entretenida, ágil, y ayuda a pasar el tiempo, a la vez que te
entrena en tu propia agilidad mental y te obliga a estar alerta, para no
perderte la siguiente ocurrencia o anécdota, que las tiene por millares, o para
no caer en alguna de sus trampas para regocijo de todos.
En bromas le he dicho que es un
auténtico “charlatán de feria”, que era capaz de vender no la mula falsa, sino
una recua. Pero no se trata ahora de timar a nadie entre nosotros, es una forma
de pasar el rato, que a unos le divierte y a otros le puede resultar un tanto
molesto porque mientras está B. no hay quien meta baza, o porque no son capaces
de seguirle la broma. A B. hay que seguirle la broma, es incansable, rinde a
cualquiera, pero él también lo sabe y suelta un poco la cuerda para dejar
intervenir a quien él quiera y así cambiar el registro o de tema, o,
sencillamente sale a fumar un cigarrillo,
no sin antes soltar una de las suyas según sale. En todo caso la mayoría se ríe
y lo celebra, por eso se le echa de menos, él nos confesó que también nos echa
de menos, que cuando está fuera se acuerda de nuestras charlas y de lo que nos
reímos con él.
No todo es broma en B.,
naturalmente, es un ser de carne y hueso y con mucho corazón. Su historia está
plagada de acontecimientos, unos más fuertes que lo han privado de la libertad
por algún tiempo, otros más cotidianos, relacionados con la supervivencia. Hoy
volvía a contarnos cómo se las arregló para que el mismo banco de Santander lo
deje por imposible y no se atreva a exigirle el pago de una pequeña deuda que
tiene contraída con dicha entidad, uno de los primeros bancos de Europa; es un
verdadero artista, y yo diría que se parece bastante al administrador astuto,
utiliza su capacidad para aprovecharse de quien realmente tiene o se lo merece
y para ayudar a quien quiere o lo necesita . Precisamente hoy también un
compañero suyo se deshizo en elogios al buen comportamiento que B. tuvo con él,
salvándolo de una buena. Yo mismo ayer le había dicho que bajo ese
comportamiento bromista se escondía una persona de buen corazón, un auténtico
legionario-quijote que defiende al débil y no consiente la injusticia, poniendo
su vida en riesgo si fuera preciso, según su criterio, claro está.
De cualquier modo B. jamás pasa
desapercibido y será por eso siempre recordado, al menos entre nosotros. Le
deseamos lo mejor, y que sus esfuerzos para encontrar una vivienda donde
asentarse y disfrutar de una vida normalizada tengan el final que se merece,
que bien claro nos dijo que el cuerpo le pedía con cierta urgencia alguna
comodidad.
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