miércoles, 28 de noviembre de 2018

REFLEXIÓN SOBRE LA JORNADA DE PUERTAS ABIERTAS En el centro de día ”Madre Teresa de Calcuta” de LUZ y Sal, en San Fernando


(Programa de Cáritas Diocesana de Cádiz y Ceuta para las personas sin hogar)


Daniel Medina Sierra

Hoy hemos sido invitados a la jornada de puertas abiertas de luz y Sal en San Fernando, una ocasión extraordinaria para compartir experiencias y para que nos explicasen los usuarios de la misma que actividades hacen y a que dedican ese espacio.

Fue, como esperaba, muy interesante y muy grato el recibimiento de todos los componentes de esta asociación.

Sería muy larga la exposición y ya mi compañero en este post supongo que se extenderá con más detalle de los procesos y de las actividades en cuestión, así que me centraré en otras cuestiones también dignas de mención.

Siempre he dicho que yo tengo la “ suerte” de pertenecer a los dos mundos, por un lado llevo una vida digna con techo y comida, luz, agua y todos los recursos que una persona pueda desear, no tengo un céntimo pero no carezco de ropa nueva, móvil, televisión, ducha caliente, internet... y además tengo un padre adoptivo que me quiere como propio, qué más puedo pedir.

Pero también pertenezco al mundo de los pobres ya que todo esto se debe a la caridad de este padre adoptivo, por lo tanto mi autonomía es escasa; si algo le pasase a él o simplemente no quisiera que estuviera en su casa, se acabó.

He tenido que pasar muchas penurias hasta llegar a donde estoy, he vivido como un animal abandonado, sin luz, sin agua ni comida, sin nadie a mi lado... procuro no pensar en ello mucho aunque lo tengo presente todos los días y todos y cada uno de ellos lo vivo como el último día. Sé que esto no va a durar eternamente y que no puedo relajarme ni confiarme porque toda esta experiencia me enseñó que la vida es muy frágil y que lo puedes perder todo en un solo día.

Ahora estoy estudiando y me vuelvo a mezclar con personas que no tienen ese problema y les decía que mantengo esa privacidad solo a los voluntarios o a los usuarios, no por vergüenza ni por el qué dirán, ni siquiera porque piense que me van a excluir, es precaución. Si mi propia familia, mis propios amigos de toda la vida me volvieron la espalda, ¿es conveniente exponer tu situación a compañeros a los que apenas conoces y que compartirán espacio y tiempo durante un curso entero? Mejor no probar suerte.

Un señor me decía que no sabía dónde estaba su dignidad, si alguna vez la tuvo, y por qué la perdió, solo quería trabajar, mezclase con la gente sin agachar la cabeza, recuperar su antiguo estatus de ser humano. Ellos, todos, me confesaban sus preocupaciones, esas que callan por no molestar o no ser pesados con lo mismo, están hartos de esperar una subvención, hartos de aparentar normalidad cuando es un drama interno, un corazón roto esperando otra oportunidad. ¿qué nos hace distinto a los demás, somos solo “ personas sin hogar, excluidos sociales” o somos personas como todos sin excepción? 
Yo estoy viviendo una pequeña fantasía, creo que soy hijo de un profesor, estudio pensando que el mañana será mejor y que pronto volveré a ser el hombre que fui, pero estos golpes de realidad te devuelve al mundo real. Vuelves a recordar que tu vida no te pertenece y que en cualquier momento recaerás. No hay trabajo ni forma digna de ganarte un jornal dignamente, dependes de ayudas puntuales, que tardan siglos en llegar y otros tantos en volver a solicitarlas, y entre tiempo y tiempo nada, no existe programas de formación subvencionados como hace veinte años, aprendías un oficio y cobrabas el 70% del sueldo de un trabajador, cotizabas, te sentías útil. 
Si seguimos con esta política de subvenciones, la cultura de la miseria y la dependencia será una pobreza crónica. Así, con esta situación cada vez más asentada, me es imposible dar ánimos a estos hombres y mujeres con ganas de vivir pero sin posibilidad real de hacerlo. Cómo puedo yo si dudo de mi propia suerte.

domingo, 25 de noviembre de 2018

DEL MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO


II   JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario 18 de noviembre de 2018

… el Señor escucha a los pobres que claman a Él y (que) es bueno con aquellos que buscan refugio en Él con el corazón destrozado por la tristeza, la soledad y la exclusión. …. En la misma onda de estas palabras que Jesús proclamó con las bienaventuranzas: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» ( Mt 5, 3).

Ante todo, “ gritar ”. La condición de pobreza no se agota en una palabra, sino que se transforma en un grito que atraviesa los cielos y llega hasta Dios.

¿Qué expresa el grito del pobre si no es su sufrimiento y soledad, su desilusión y esperanza?

¿cómo es que este grito, que sube hasta la presencia de Dios, no alcanza a llegar a nuestros oídos, dejándonos indiferentes e impasibles?

El silencio de la escucha es lo que necesitamos para poder reconocer su voz. Si somos nosotros los que hablamos mucho, no lograremos escucharlos. A menudo me temo que tantas iniciativas, aunque de suyo meritorias y necesarias, estén dirigidas más a complacernos a nosotros mismos que a acoger el clamor del pobre.

El segundo verbo es “ responder ”. El Señor, dice el salmista, no sólo escucha el grito del pobre, sino que responde.

…Y esta respuesta se confirmó a lo largo de todo el camino del pueblo por el desierto: cuando el hambre y la sed asaltaban (cf. Éx 16, 1-16; 17, 1-7), y cuando se caía en la peor miseria, la de la infidelidad a la alianza y de la idolatría (cf. Éx 32, 1-14).

La respuesta de Dios al pobre es siempre una intervención de salvación para curar las heridas del alma y del cuerpo, para restituir justicia y para ayudar a retomar la vida con dignidad.

Los pobres no necesitan un acto de delegación, sino del compromiso personal de
aquellos que escuchan su clamor.

El tercer verbo es “ liberar ”. El pobre de la Biblia vive con la certeza de que Dios interviene en su favor para restituirle dignidad. La pobreza no es buscada, sino creada por el egoísmo, el orgullo, la avaricia y la injusticia. Males tan antiguos como el hombre, pero que son siempre pecados, que involucran a tantos inocentes, produciendo consecuencias sociales dramáticas.

Bartimeo es un pobre que se encuentra privado de capacidades básicas, como son la de ver y trabajar. ¡Cuántas sendas conducen también hoy a formas de precariedad! La falta de medios básicos de subsistencia, la marginación … ¡cuántos pobres están hoy al borde del camino en busca de un sentido para su condición! ¡Cuántos se cuestionan sobre el porqué tuvieron que tocar el fondo de este abismo y sobre el modo de salir de él! Esperan que alguien se les acerque y les diga: «Ánimo. Levántate, que te llama» (v. 49).

Con mucha pertinencia resuenan en este caso las palabras del profeta sobre el estilo de vida del creyente: «soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; […] compartir tu pan con el hambriento, […] albergar a los pobres sin techo, […] cubrir al que veas desnudo» ( Is 58, 6-7). Este modo de obrar permite que el pecado sea perdonado (cf. 1Pe 4, 8).

Sin embargo, para superar la opresiva condición de pobreza es necesario que ellos perciban la presencia de los hermanos y hermanas que se preocupan por ellos y que, abriendo la puerta del corazón y de la vida, los hacen sentir amigos y familiares. Sólo de esta manera podremos «reconocer la fuerza salvífica de sus vidas» y «ponerlos en el centro del camino de la Iglesia» (Exhort. apost. Evangelii gaudium)

«los pobres comerán hasta saciarse» ( Sal 22, 27). Sabemos que en el templo de Jerusalén, después del rito del sacrificio, tenía lugar el banquete. En muchas Diócesis, esta fue una experiencia que, el año pasado, enriqueció la celebración de la primera Jornada Mundial de los Pobres…. Quisiera que también este año y en el futuro esta Jornada fuera celebrada bajo el signo de la alegría por redescubrir el valor de estar juntos.

A menudo la colaboración con otras realidades, que no están motivadas por la fe sino por la solidaridad humana, hace posible brindar una ayuda que solos no podríamos realizar.

Reconocer que, en el inmenso mundo de la pobreza, nuestra intervención es también limitada, débil e insuficiente hace que tendamos la mano a los demás, de modo que la colaboración mutua pueda alcanzar el objetivo de manera más eficaz. … El diálogo entre las diversas experiencias y la humildad en el prestar nuestra colaboración, sin ningún tipo de protagonismo, es una respuesta adecuada y plenamente evangélica que podemos realizar.

Cuando encontramos el modo para acercarnos a los pobres, sabemos que el primado le corresponde a Él, que ha abierto nuestros ojos y nuestro corazón a la conversión. No es protagonismo lo que necesitan los pobres, sino ese amor que sabe esconderse y olvidar el bien realizado. Los verdaderos protagonistas son el Señor y los pobres.

Las palabras del Apóstol son una invitación a darle plenitud evangélica a la solidaridad con los miembros más débiles y menos capaces del cuerpo de Cristo: «¿Un miembro sufre? Todos los demás sufren con él. ¿Un miembro es enaltecido? Todos los demás participan de su alegría» ( 1Cor 12, 26).

El grito del pobre es también un grito de esperanza con el que manifiesta la certeza de ser liberado. La esperanza fundada sobre el amor de Dios que no abandona a quien en Él confía (cf. Rom 8, 31-39). Santa Teresa de Ávila en su Camino de perfección escribía: «La pobreza es un bien que encierra todos los bienes del mundo. Es un señorío grande. Es señorear todos los bienes del mundo a quien no le importan nada» (2, 5). 

Vaticano, 13 de junio de 2018 Memoria litúrgica de San Antonio de Padua

viernes, 23 de noviembre de 2018

Día de las personas sin hogar


Hace unos días, después de estar viendo a L. casi a diario,  siempre con su sonrisa en la boca, hablando lo mismo de toros que de futbol, por fin estalla: ‘No aguanto más. Estoy desesperado. Tengo que trabajar, hacer algo. Estoy desesperado…’ No pongo más porque entonces no le entendí bien, y  no quise hacerle repetir aquellas palabras que me hicieron sospechar algo mucho peor, y que cualquiera puede imaginar.

¡Ya está bien! Esta sociedad está cada día más ciega y sorda. Sí, hay personas de buena voluntad que ayudan, pero son ayudas puntuales, para ayudar a alguien en algún apuro (un bocadillo, un pantalón, una linterna…), no para propiciar la salida del círculo infernal del paro de larga duración. Sí, hay Instituciones que ayudan a las personas a salir de determinadas adicciones,  procurándoles  la autoestima y la autonomía, la recuperación de hábitos y la voluntad suficiente para asumir cualquier responsabilidad. Pero cuando estas personas alcanzan un grado satisfactorio de autonomía no pueden ponerla a prueba mediante un trabajo y un servicio  a la sociedad.

Es, como digo, el día de las personas sin hogar. Pero decimos mal. Muy mal, porque estamos definiendo a un colectivo de personas muy diverso, y generalmente les achacamos enseguida cualquier defecto o vicio, las miramos con recelo antes de dirigirles la palabra,  evitamos su mirada y hasta cruzarnos con ellas.

Las definimos a base de prejuicios, y de ese modo muchas veces nos equivocamos. No son ‘personas sin hogar’, como una cualidad  adquirida, y menos aún merecida. Están sin hogar, por mil causas, unas buscadas, otras sobrevenidas. Hoy día, muchas causas son porque esta sociedad está muy mal gobernada, ya que aprueba leyes injustas, (hasta discriminatorias entre hombre y mujeres, por ejemplo, o entre los habitantes de las distintas regiones de España), permite ciertas conductas  y el acceso a consumos peligrosos y nocivos para la salud física y mental de los ciudadanos, de manera que alienta conductas contrarias al sentido común, al respeto sagrado que nos debemos las personas. La crisis que comenzó hace ya  más de diez años,  ha superado las previsiones en el aumento de las causas que llevan a numeras personas a la ruina, a la indigencia, a la desesperación.

Es vergonzoso que un país como España, colectivamente, todos los ciudadanos, especialmente los políticos, los sindicatos, los empresarios, no sintamos vergüenza de no ser capaces de dar lo mejor de cada uno para favorecer el bien común, y no descansar hasta que el bien común sea universal de verdad y llegue a todos los ciudadanos  según sus necesidades. ¡Ya está bien, por Dios, hagan lo posible porque no le falte trabajo a  nadie que está en edad de trabajar, sobre todo si tiene personas a su cargo!

Nada nos pertenece, todo nos es dado. Qué miserables son los que teniendo responsabilidades públicas, no hacen cuanto esté en su mano para procurar el bien de todos, o peor aún, se apropian de los bienes que son de todos,  los roban descaradamente o los  dilapidan, sin freno y sin ley que los castigue;  los ciudadanos normales también pueden hacer mucho más,  viendo el mal a la puerta,  podrían ocuparse  del otro que lo padece, pariente, vecino, conciudadano , ofreciéndole una mano fraterna y creando una cadena de solidaridad y afecto que nos haga un país mejor, solidario, unido.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

DÍA DE LAS PERSONAS SIN HOGAR 2018


MESA DE EXPERIENCIAS

“Y TÚ ¿QUÉ DICES?: DE LA EXCLUSIÓN A LA ESPERANZA

 Ayer, 20 de noviembre,  tuvo lugar esta mesa de experiencias, dentro de los actos que a lo largo de la semana se desarrollan en San Fernando. Estuvieron representados en ella las Cáritas Diocesanas de Cádiz y Ceuta y  la de Jerez, además del albergue Federico Ozanan, trabajadores sociales, voluntarios y dos personas en proceso de inserción.

La mesa estaba presidida por el P. Rafael Pinto, capellán del centro Madre Teresa de Calcuta, de Cáritas, y en sus palabras de bienvenida y presentación nos recordó que estábamos reunidos en la Iglesia, que es precisamente la casa de todos, donde todos tienen cabida sin distinción alguna.

La primera en hablar fue Blanca Esther, veterana trabajadora social de Cáritas, y lo hizo ofreciéndonos una descripción, precisa y visible, del lugar, del local donde Cáritas acoge a las personas que acuden en su ayuda. Han de ser unos lugares cómodos, para facilitar la acogida e inviten a la confianza necesaria para que la persona que llega se sienta a gusto y pueda expresarse sin dificultad.

Es esencial que el trabajador, el voluntario, sean capaces de ganar la confianza de la persona que llega a la oficina para poder comenzar el proceso de recuperación, en el que se tiene que implicar principalmente la misma persona que pide ayuda.

Esta tarea consiste en ayudar a la persona,  marginada socialmente, a que recupere sus derechos, como cualquier ciudadano. Para la consecución de estos derechos el trabajador social da la información necesaria y ayuda a gestionar los recursos necesarios,  los propios, y en colaboración con otras entidades públicas y privadas. Es un trabajo que requiere colaboración , aunque la primera puerta que se abre a esas personas sean las oficinas de Cáritas, para comenzar el proceso de recuperación con confianza y ánimo.

Terminó su exposición con un caso bastante complejo, difícil, largo, pero que ha tenido un final satisfactorio, gracias al empeño de todos en luchar por la inclusión, porque estaban convencidos de que esa persona tenía derecho a los recursos que la sociedad ofrece para vivir con dignidad. 
A continuación habló Francisco Holgado, representante del albergue, o mejor, según sus palabras “Casa hogar” Federico Ozanan. Pidió con insistencia voluntarios para atender el hogar ya que la salida de las hermanas de la caridad ha dejado un poco ‘huérfano’ el albergue.

Hizo una auténtica confesión pública al decirnos cómo albergaba muchas dudas y no le satisfacía mucho la idea de hacerse cargo del albergue. Tuvo una experiencia poco agradable al entrar, se encontró con una persona poco aseada y no la debió mirar muy bien. Se puso a hacer una pequeña tarea en el patio y al poco rato estaba lleno de acogidos, y que todos querían hablar con él. Esto le animó. Volvió a encontrarse con aquel a quien no miró con agrado y este le recordó el gesto poco amigable que tuvo con él al entrar. Entonces Francisco cae en la cuenta y piensa ‘¡cómo lo miraría yo para que se diera cuenta!…’  Se dieron un abrazo. Fue muy claro y se le notaba que la experiencia le había dejado tocado.

Entre las novedades que ofrece su gestión al frente de la Casa Hogar Federico Ozanan está la colaboración con el centro de día Madre Teresa de Calcuta, de Cáritas, para la promoción de las personas, y la apertura de un botiquín, atendido por un profesional.

Terminó invitando a todos a pasar por el albergue el sábado, pues tienen jornada de puertas abiertas. Insistió en que acudiéramos,  volvió a decir que el albergue es la “Casa Hogar”, la casa de todos los que allí viven y cada uno puede invitar  a quien desee. No cabe duda que es una iniciativa muy loable, abrir el centro al pueblo de San Fernando, una buena manera acercar a las personas sin hogar al resto de ciudadanos, ofreciendo su casa.

Carmen Torres, voluntaria del centro El Salvador, de jerez, habló de su experiencia como voluntaria de Cáritas, acompañando en distintos campos a personas sin hogar. Para ella un voluntario es alguien que ‘sueña con un mundo al revés’, pues ve de otra manera, mira más allá y al fondo. Según ella es como miraba  Jesús, el Gran Voluntario. Es un ejercicio costoso, difícil, pero gratificante, hay que vencer el miedo a personas diferentes.  Dice haber aprendido muchas cosas como voluntaria: a escuchar, a buscar soluciones, a no ser protagonista. Insistió en la necesidad de escuchar, de 'creer lo que me están diciendo'. Eso enriquece, hace que demos lo mejor de nosotros. Recurrió a las palabras del Papa Francisco para las II Jornadas del día mundial de los pobres, Los pobres no son la causa de los males del mundo, sino la consecuencia de una sociedad imperfecta e injusta.  
Cualquiera puede ser un día una persona sin hogar. Son hermanos nuestros. Hay que tener esperanza,  pueden salir del círculo en que se meten, con fe. ‘No son así’, dice… es solo que a veces les falta la fuerza necesaria para salir de ese círculo de desgracias. Y de nuevo recurrió a las palabras del Papa para las II Jornadas del Día Mundial de los Pobres, el ciego Bartimeo que grita para Jesús lo cure, Zaqueo que se sube a un árbol porque es pequeño y quiere ver a Jesús…

Llegó el turno de José Antonio, acogido del centro de Jerez El Salvador. Entre sollozos nos narró su historia, un largo recorrido en el que le van sucediendo calamidad tras calamidad, sin familia, solo, de ocupa, en la calle. Hoy se encuentra en proceso de inclusión, dispuesto a salir del círculo que antes decía Carmen. ‘Por ayudar a otros me veo yo así', dice repetidas veces. Le cuesta, parece, la convivencia con personas muy diferentes. Hasta padeció de tuberculosis. Lo echaron una vez del trabajo porque entonces vivía en la calle. Nadie está en la calle porque quiere. Que no piensen cuando vean a alguien en la calle que es un alcohólico, etc. Él era bueno trabajando. Terminó agradeciendo estar en el piso, recuperándose, y confía en llegar a trabajar, tener su casa. No se rinde.

Luis, de Luz y Sal, se presenta como un jubilado y además por enfermedad, pero que precisamente ahora, por eso, tiene tiempo de hacer lo que no pudo hacer antes. Cáritas le atraía y ahora le compensa, recibe más de lo que da. Acompaña a esas personas en sus actividades, y le agrada ver como en estos talleres mejoran la autoestima, lo que les prepara para algún día volver a tener  una ‘vida normal’, sin ningún matiz peyorativo, una vida como cualquiera, como la que tuvieron en su momento.

Por último habló Manuel Tapia, que precisamente ya disfruta de una vivienda, y se siente muy a gusto y agradecido a Cáritas.

Despidió el acto la Directora Diocesana, María del Mar, muy agradecida y satisfecha de todo lo expuesto, simplifico un sus palabras pero son más que suficientes para expresar un ideal de actuación en Cáritas: es algo noble, sencillo y bueno.

Me voy a permitir terminar esta crónica con unas palabras de San Pablo, a las que tengo que recurrir de vez en cuando… ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre e misericordia y Dios del consuelo! Él nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos de Dios. Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo.”



domingo, 18 de noviembre de 2018

El exceso de empatía



Daniel Medina Sierra

Hay personas extraordinarias, capaces incluso, de perjudicarse a sí mismo para ayudar y proteger al más débil.
Desde luego que lo son, no me cabe la menor duda.
No seré yo quien descubra algo tan apreciado como la virtud del sacrificio, ni seré quien aliente a un ser querido a que se sacrifique por mi o por otros aunque resulte egoísta o parezca incoherente, lo reconozco.
Verán, no soy ningún modelo a seguir, en todo caso lo que mejor puedo aportar son mis fallos, equivocaciones, y malas decisiones para que otros no las comentan; y el exceso de empatía lo fue.
No es que me arrepienta de lo hecho por los demás, se hizo y punto, pero es importante saber por qué dejé de hacerlo.
Aprendí que el exceso de empatía es como el exceso de alimentos, lo necesitas para vivir pero si te excedes te podría empachar.
Cuántas veces he sacrificado mis bienes, mi dinero, mi tiempo por quién no los merecía, cuántas veces he esperado, al menos, a que aprovechase el favor dado y cuántas sabía de antemano que iba a ser uno más de los “ favores” que no han servido más que para perjudicarse uno mismo y al que se supone que ayudas.
No es sano ni recomendable apostar por todos los que conoces, tal vez por eso mismo, porque los conoce, es por lo que no lo recomendaría.
¿Quién es digno  del sacrificio de otro?
Hay una premisa que siempre se cumple, el que pide pero jamás da, el profesional acostumbrado a chantaje emocional, el que nunca esta cuando lo necesitas, al que conoce tu debilidad y la aprovecha al máximo para su propio beneficio.
Si eres tan terco como yo, o tienes una fe infinita en la especie humana, caes una y otra vez en la misma trampa, trampa sí, porque solo él o ella sabe que no lo merece y jamás lo confesará.
¿Qué lectura queremos dejarle al individuo acostumbrado a estafar, lo estamos ayudando o fomentamos conductas poco éticas?
Fijaros en este detalle tan significativo,  cuando ayudas constantemente empiezan, ya no a pedirte un favor, a exigir su derecho a que le atiendas. Pasamos de la voluntad a la obligación.
El día que dices NO la indignación por parte del receptor es monumental; no importa cuántas veces lo hayas ayudado, no importa que lo que pide te perjudique, le diste el poder de decidir a él y se lo estas arrebatando con un simple no.
Cuando te alejas un tiempo, ambos, el que da  y el que recibe, saca su propia conclusión. El que da tiene perspectiva, la perspectiva de la lejanía y reconoces que no debiste dar tanto, aprendes del error y como mínimo, no cometerás el mismo error con la misma persona. El que recibe te esquiva y huye de ti, ya no tiene poder sobre ti, teme que alguien sepa que no es un tipo de fiar.


sábado, 17 de noviembre de 2018

2º Año de Adoración Eucarística Perpetua en San Fernando




Con la presencia del Señor Obispo, Don Rafael Zornoza Boy, celebramos en segundo año de Adoración Eucarística Perpetua, con la capilla llena de adoradores, en representación de los más de quinientos adoradores, que cubren fielmente, sin fallos dignos de consideración, sus turnos de adoración, cada semana.

Por eso quizá las primeras palabras de Don Rafael en su homilía fueron para agradecer y elogiar esta constancia, diciendo  que era en realidad un milagro, porque sin duda el Señor así lo quiere, y va actuando en los adoradores, que acuden agradecidos a conversar  con Él durante el turno asignado.

No pude seguir toda la homilía con precisión, por causa de mi  oído, pero  si capte otra idea importante: que todos los adoradores tienen, por tanto también nosotros, una conciencia de eternidad, lo adoramos en comunión con los santos y los ángeles, desde siempre.

Y para terminar sus palabras recalcó que la adoración forma parte sustancial de la  evangelización, Cristo es la fuente del amor, y a él acudimos para pedirle consejo y ánimo para amar nosotros también a nuestros semejantes, especialmente los más necesitados.

Finalizada la eucaristía  la adoración eucarística perpetua continuó con normalidad, hacia su tercer año. Que así sea, incluso mejore y aumente el número de adoradores, que nunca serán demasiados. OM

¿Quién puede darte la paz que crees merecer?




 José  luís Nunes Martins




Nuestra vida mejoraría mucho si en muchas horas de nuestra existencia estresada fuésemos capaces de tener algunos minutos de sosiego. Un silencio de todo, por algunos segundos, es suficiente para que una quietud pura inunde todas las urgencias aparentes e insufle en nosotros un soplo de vida.

Hoy se debate mucho sobre la importancia del equilibrio entre la vida profesional y la familiar, olvidando  que es esencial que cada uno de nosotros tenga tiempo para dedicarse a sí mismo. No por cualquier egoísmo, sino para recuperar y crecer, para prepararse y orientarse. Para detenerse y decidir por uno mismo. Con el fin de no ir nunca a donde no se quiere ir, solo porque todo nos parece que fluye y empuja hacia sí.

Hoy, los que no tienen prisa parece que no se adecuan a este mundo de eficacias y eficiencias, de presencias, objetivos y lucros. El que tiene más paz parece poco comprometido con los resultados comunes. Como si hacer más fuese hacer mejor. Como si trabajar más horas fuese más productivo.

Un día, a una hora concreta, llegará el momento de despedirnos de esta existencia. ¿Cuánto bueno habremos hecho en todas las horas que se nos han dado? ¿De cuántos sueños no realizados nos tendremos que olvidar, solo porque empleamos mal nuestros días y noches, yendo tras de rutinas e ideas sin mucho sentido?

¿Cuánto tiempo hace que no tienes una conversación honesta contigo mismo?

Habrá quien se vea forzado a ir abandonando sus aspiraciones porque nunca se detuvo en serio para encontrarse y dar sentido a su vida de acuerdo con su voluntad íntima, lejos de la presión de lo que interesa a los otros, a lo que muchas veces llamamos destino.


¿Cuántos sueños has dejado morir? ¿No eran importantes? ¿Eran simples fantasías sin sentido ni contribuyeron a tu felicidad?

Un paseo de una hora hacen muy diferentes al corazón, las ideas, la voluntad y los apetitos. Es descanso. Reposo que debíamos tener por obligación. No por el bien que hace al cuerpo, sino por la paz que da al espíritu.

Quien no quiere perder tiempo puede, con facilidad, perder la vida en esa carrera incesante. ¿De qué nos sirve hacer todo lo que es urgente si fallamos en el cumplimiento de lo esencial?


Estás haciendo cualquier cosa, detente por un minuto, ponte en camino, sepárate de ti… a lo  lejos vas a verte mucho mejor. Demórate ahí. Retorna después a tu vida, que tal vez no esté adonde estabas antes.


sábado, 10 de noviembre de 2018

¿Ni yo sé quién soy!


José Luís Nunes Martins


Hay quien cree que sabe quien somos solo al vernos pasar por la calle.

Hay quien, por haber convivido con nosotros,  está seguro de lo que somos, fuimos y seremos.

Nosotros mismos, en la mayor parte de las ocasiones, estamos convencidos de nuestra identidad.

¿Pero sabemos exactamente quien somos? Tal vez no… No.

Lo que fuimos termina por irse difuminando, una vez que, por un lado, se va apartando y perdiendo nitidez, y por otro, podemos continuar desconociendo los porqués de cada día.

Lo que soy está en constante construcción, cambio, evolución. Desde el momento en que fuimos concebidos hasta la hora de la muerte, hay un largo camino en que se suceden muchas recorridos y saltos, vueltas y revueltas, encuentros y desencuentros, partidas y regresos.

Soy libre y mi libertad es tan rica que consigo escapar a la comprensión de mi propia inteligencia.

Con humildad, tal vez sea capaz de atisbarme  entre las señales que dejo por el camino en cada decisión. Tal vez el otro pueda ayudarme a conocerme. Tal vez algún día alguien, en el otro mundo del que este forma parte, me revele las respuestas a todas mis preguntas sobre lo que soy.

¿Pero si ni yo mismo me conozco, cómo puedo pensar que soy capaz de tener la certeza  respecto de otros al punto de pasar el tiempo dictando sentencias sobre ellos?

Es errado juzgar a los otros. Ante todo porque no los conozco.

Puedo ayudarlos, compartiendo con ellos alguna pista que me parezca auténtica. Pero de que eso es algo perjudicial para ellos y  aún más para mí.

Hay una paz sublime en vivir sin pensar que se sabe todo, sin juzgar a los otros, sin perder la humildad de que los porqués y paraqués del mundo pueden estar mucho más allá de aquello que soy capaz de entender.



miércoles, 7 de noviembre de 2018

UNA BATALLA PERDIDA


Daniel Medina Sierra


Desde hace ya un tiempo llevo intentando encontrar una solución al problema de la vivienda.
Verán, mi vivienda estaba hipotecada, debido a la situación de paro me fue imposible continuar pagándola, ni tan siquiera podía pagar un recibo de la luz o agua; tampoco disponía de dinero para alimentarme. Después de un divorcio traumático y la falta de trabajo indudablemente quedé en estado de shock.

Pasado los años y recuperándome poco a poco del duelo sentimental, aún me quedaba otro caballo de batalla que vencer, uno más persistente y cruel que el primero, la extrema pobreza, me había convertido en un parado de larga duración, con recursos muy limitados.
Existe, para el que no lo conozca, un salario social, que consiste en una pensión mínima de 400 euros al mes, durante seis meses,  y puedes volver a solicitarla seis meses después, teniendo que esperar hasta unl año y medio. De este modo difícilmente puedes solventar los gastos que conlleva una casa, luz, agua, alimentos....

Aún así, intenté negociar con el banco alguna solución temporal, un alquiler social hasta que pudiera recuperarme un poco, no tener que estar asustado temiendo que en cualquier momento me sacaran a rastras de la vivienda.
Finalmente , después de mover cielo y tierra,  de intentar llegar a algún acuerdo, el banco cedió la propiedad a estos famosos fondos buitres, nombre muy apropiado para denominarlos. Con engaños y fingiendo estar interesados en dialogar  sacaron de mi toda la información que necesitaban para echarme sin escándalos ni posibles demandas judiciales. Solo, en paro, sin recursos ni familiares, sin instituciones ni asociaciones que me respaldasen tenían el camino despejado para desalojarme con total impunidad.

Mañana, día seis de noviembre tapiaran la casa, policías, cerrajero y empleado del fondo buitre la cerrarán a cal y canto.
Después de quince años la sellan con todo lo que haya dentro, recuerdos, fotos, muebles... y para más inri, sabiendo, como saben, que no la podrán vender. Como un entierro de algo inerte cargado de recuerdos y sueños incumplidos.

Y respecto a mí, tratado como un trozo de carne, que no es que me sorprenda, después de casi diez años viviendo en la pobreza poco me puede sorprender ya. En estos diez años he aprendido que el ser humano puede ser tratado como un semidiós o como una basura con piernas, no tenemos término medio.
Todos se lavan las manos, todos delegan su responsabilidad, aunque la tengan por el  puesto que ocupan.. Los servicios sociales son meros testigos inmóviles que siguen cobrando un sueldo por no hacer nada, no denunciar y ni siquiera apoyar a los que no tenemos defensa, la política es un empleo público  más , que no hace absolutamente nada por los jefes ( nosotros, que pagamos impuestos), más que ofrecer distracciones que  crean más  problemas, para justificar su presencia, son actores de medio pelo, sin credibilidad alguna. La Constitución  se ha convertido en herramienta de palo y zanahoria; bancos usureros, implacables con los más débiles e impunes ante la ley, ¡ já! Ley que solo se aplica a los ciudadanos de a pie. Rescatados con nuestros impuestos, cada vez más avariciosos, sin que tengamos la más mínima arma constitucional, legal, para combatirlos.

Lo reconozco, he perdido la batalla, otra más, sin más consuelo que alguna palmadita en la espalda y resignación. ¿Saben a cuantos entierros de personas sin hogar he tenido que ir, a cuantos amigos y conocidos he tenido que despedir?
Ni siquiera un entierro digno, donde no haya algún miserable tratando de hacerse protagonista de una falsa despedida, fotos incluidas para la redes sociales, aprovechando la desorientación de familiares y amigos.

Pero sin que ninguno de los que se ponen en primera fila han luchado para que, al menos, se pueda enterrar cristianamente.
Allá, en la otra vida, en la que nadie piensa, porque creen que aun les falta mucho para que llegue, estaremos todos, llegaremos todos. Allá no valdrán justificaciones, no podrán ocultar el corazón vacio, ni su falta de empatía e inacción. Aquí no existe justicia, es una utopía, una farsa. Vuelvo a perder como otros tantos la batalla, pero sigo luchando, aunque sea  por inercia,  luchando sin saber siquiera por qué ideal, por qué  futuro; ya, ni sé contra quién, o siquiera que estoy luchando.

sábado, 3 de noviembre de 2018

¿Qué sabes de tu final?




Casi todos estamos seguros de que nuestra vida terminará en un momento futuro. ¿Pero cómo será ese final? ¿Qué lo causará? ¿Qué implica?

En verdad, todos los días morimos un poco. Cada momento la vida nos empuja hacia adelante. Ya no somos lo que fuimos y aún no somos lo que seremos. Si a caso lo llegamos a ser. Nuestra existencia está inscrita en un tiempo rápido y fugaz. Todo pasa y no deja nunca de pasar. Esa es la mayor evidencia.

¿Es que tenemos conciencia de la muerte del pasado? ¿Somos capaces de darnos cuenta de las horas que pasamos sin arriesgarnos a ser quien somos o debemos ser? Ser señor de sí es ser señor del tiempo. Son muchos los que tienen una especie de vida a la que podíamos dar el nombre de pasatiempo.

Nuestra existencia es resultado de lo que elegimos de forma libreen la vida que un día nos fue entregada y en una noche nos será quitada.

¿Tiene importancia el final? ¿Qué relevancia tendrá el último capítulo si él fuese solamente eso: solo un episodio más de una larga serie? ¿Es que buscamos una vida teatral, donde todo esté permitido y donde  el final redime todo el mal?

No puedes esperar tener una vida plena si el final no estuviera presente en cada uno de tus días.

Qué bueno sería si fuésemos capaces de vivir como si el final de esta nuestra vida estuviese tan lejos como cerca. Tomando decisiones tan acertadas para lo inmediato como a largo plazo.

¿Y después del final de esta vida? ¿A qué vida voy? ¿Quién me espera? ¿Qué puedo esperar? ¿Cuáles son las razones de mi esperanza?

¿Puede la muerte anular la vida? No. Si escogemos nacer todos los días, ella podrá tal vez imponer una interrupción, un pasaje, pero no más que eso.

La muerte es solo una coma. No un punto y final. Un salto por encima de un vacío de  vida.

¿No sientes dentro de ti la vida más fuerte que la muerte? ¿Qué sientes en el fondo de ti? ¿Una oscuridad inmensa e inmortal o una luz sublime y eterna?

Así como a luz ilumina la oscuridad,  las tinieblas en cambio no oscurecen la luz. Tampoco la vida es presencia frente a la muerte,  y la muerte  en cambio  ausencia frente a la vida.

 Así como la luz no es la ausencia de oscuridad, la oscuridad en cambio es ausencia de luz. Tampoco la vida es la ausencia de la muerte, y la muerte sin embargo es solo la ausencia de vida.