MESA DE EXPERIENCIAS
“Y TÚ ¿QUÉ DICES?: DE LA EXCLUSIÓN A LA ESPERANZA
Ayer, 20 de noviembre, tuvo
lugar esta mesa de experiencias, dentro de los actos que a lo largo de la
semana se desarrollan en San Fernando. Estuvieron representados en ella las
Cáritas Diocesanas de Cádiz y Ceuta y la
de Jerez, además del albergue Federico Ozanan, trabajadores sociales,
voluntarios y dos personas en proceso de inserción.
La mesa estaba presidida por el P. Rafael Pinto, capellán del
centro Madre Teresa de Calcuta, de
Cáritas, y en sus palabras de bienvenida y presentación nos recordó que
estábamos reunidos en la Iglesia, que es precisamente la casa de todos, donde
todos tienen cabida sin distinción alguna.
La primera en hablar fue Blanca Esther, veterana trabajadora
social de Cáritas, y lo hizo ofreciéndonos una descripción, precisa y visible,
del lugar, del local donde Cáritas acoge a las personas que acuden en su ayuda.
Han de ser unos lugares cómodos, para facilitar la acogida e inviten a la
confianza necesaria para que la persona que llega se sienta a gusto y pueda
expresarse sin dificultad.
Es esencial que el trabajador, el voluntario, sean capaces de
ganar la confianza de la persona que llega a la oficina para poder comenzar el
proceso de recuperación, en el que se tiene que implicar principalmente la
misma persona que pide ayuda.
Esta tarea consiste en ayudar a la persona, marginada socialmente, a que recupere sus
derechos, como cualquier ciudadano. Para la consecución de estos derechos el
trabajador social da la información necesaria y ayuda a gestionar los recursos
necesarios, los propios, y en colaboración con otras entidades públicas y privadas. Es
un trabajo que requiere colaboración , aunque la primera
puerta que se abre a esas personas sean las oficinas de Cáritas, para comenzar
el proceso de recuperación con confianza y ánimo.
Terminó su exposición con un caso bastante complejo, difícil,
largo, pero que ha tenido un final satisfactorio, gracias al empeño de todos en
luchar por la inclusión, porque estaban convencidos de que esa persona tenía
derecho a los recursos que la sociedad ofrece para vivir con dignidad.
A continuación habló Francisco Holgado, representante del
albergue, o mejor, según sus palabras “Casa hogar” Federico Ozanan. Pidió con
insistencia voluntarios para atender el hogar ya que la salida de las hermanas
de la caridad ha dejado un poco ‘huérfano’ el albergue.
Hizo una auténtica confesión pública al decirnos cómo
albergaba muchas dudas y no le satisfacía mucho la idea de hacerse cargo del
albergue. Tuvo una experiencia poco agradable al entrar, se encontró con una
persona poco aseada y no la debió mirar muy bien. Se puso a hacer una pequeña
tarea en el patio y al poco rato estaba lleno de acogidos, y que todos querían
hablar con él. Esto le animó. Volvió a encontrarse con aquel a quien no miró
con agrado y este le recordó el gesto poco amigable que tuvo con él al entrar.
Entonces Francisco cae en la cuenta y piensa ‘¡cómo lo miraría yo para que se
diera cuenta!…’ Se dieron un abrazo. Fue
muy claro y se le notaba que la experiencia le había dejado tocado.
Entre las novedades que ofrece su gestión al frente de la
Casa Hogar Federico Ozanan está la colaboración con el centro de día Madre
Teresa de Calcuta, de Cáritas, para la promoción de las personas, y la apertura
de un botiquín, atendido por un profesional.
Terminó invitando a todos a pasar por el albergue el sábado,
pues tienen jornada de puertas abiertas. Insistió en que acudiéramos, volvió a decir que el albergue es la “Casa Hogar”, la casa de todos los que
allí viven y cada uno puede invitar a quien desee. No cabe duda que es una iniciativa muy loable, abrir el
centro al pueblo de San Fernando, una buena manera acercar a las personas sin
hogar al resto de ciudadanos, ofreciendo su casa.
Carmen Torres, voluntaria del centro El Salvador, de jerez,
habló de su experiencia como voluntaria de Cáritas, acompañando en distintos
campos a personas sin hogar. Para ella un voluntario es alguien que ‘sueña con
un mundo al revés’, pues ve de otra manera, mira más allá y al fondo. Según
ella es como miraba Jesús, el Gran Voluntario. Es un ejercicio costoso,
difícil, pero gratificante, hay que vencer el miedo a personas diferentes. Dice haber aprendido muchas cosas como
voluntaria: a escuchar, a buscar soluciones, a no ser protagonista. Insistió en
la necesidad de escuchar, de 'creer lo que me están diciendo'. Eso enriquece,
hace que demos lo mejor de nosotros. Recurrió a las palabras del Papa Francisco
para las II Jornadas del día mundial de los pobres, Los pobres no son la causa
de los males del mundo, sino la consecuencia de una sociedad imperfecta e injusta.
Cualquiera puede ser un día una persona sin hogar. Son
hermanos nuestros. Hay que tener esperanza, pueden salir del círculo en que
se meten, con fe. ‘No son así’, dice… es solo que a veces les falta la fuerza
necesaria para salir de ese círculo de desgracias. Y de nuevo recurrió a las
palabras del Papa para las II Jornadas del Día Mundial de los Pobres, el ciego
Bartimeo que grita para Jesús lo cure, Zaqueo que se sube a un árbol porque es
pequeño y quiere ver a Jesús…
Llegó el turno de José Antonio, acogido del centro de Jerez
El Salvador. Entre sollozos nos narró su historia, un largo recorrido
en el que le van sucediendo calamidad tras calamidad, sin familia, solo, de
ocupa, en la calle. Hoy se encuentra en proceso de inclusión, dispuesto a salir
del círculo que antes decía Carmen. ‘Por ayudar a otros me veo yo así', dice
repetidas veces. Le cuesta, parece, la convivencia con personas muy diferentes.
Hasta padeció de tuberculosis. Lo echaron una vez del trabajo porque entonces
vivía en la calle. Nadie está en la calle porque quiere. Que no piensen cuando
vean a alguien en la calle que es un alcohólico, etc. Él era bueno trabajando.
Terminó agradeciendo estar en el piso, recuperándose, y confía en llegar a
trabajar, tener su casa. No se rinde.
Luis, de Luz y Sal, se presenta como un jubilado y además por
enfermedad, pero que precisamente ahora, por eso, tiene tiempo de hacer lo que no pudo
hacer antes. Cáritas le atraía y ahora le compensa, recibe más de lo que da. Acompaña a esas personas en sus actividades, y le agrada ver como en estos
talleres mejoran la autoestima, lo que les prepara para algún
día volver a tener una ‘vida normal’,
sin ningún matiz peyorativo, una vida como cualquiera, como la que tuvieron en
su momento.
Por último habló Manuel Tapia, que precisamente ya disfruta
de una vivienda, y se siente muy a gusto y agradecido a Cáritas.
Despidió el acto la Directora Diocesana, María del Mar, muy
agradecida y satisfecha de todo lo expuesto, simplifico un sus palabras pero
son más que suficientes para expresar un ideal de actuación en Cáritas: es algo
noble, sencillo y bueno.
Me voy a permitir terminar esta crónica con
unas palabras de San Pablo, a las que tengo que recurrir de vez en cuando… “¡Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre e misericordia y Dios del consuelo! Él
nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los
demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos
de Dios. Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo
rebosa en proporción nuestro ánimo.”
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