miércoles, 21 de noviembre de 2018

DÍA DE LAS PERSONAS SIN HOGAR 2018


MESA DE EXPERIENCIAS

“Y TÚ ¿QUÉ DICES?: DE LA EXCLUSIÓN A LA ESPERANZA

 Ayer, 20 de noviembre,  tuvo lugar esta mesa de experiencias, dentro de los actos que a lo largo de la semana se desarrollan en San Fernando. Estuvieron representados en ella las Cáritas Diocesanas de Cádiz y Ceuta y  la de Jerez, además del albergue Federico Ozanan, trabajadores sociales, voluntarios y dos personas en proceso de inserción.

La mesa estaba presidida por el P. Rafael Pinto, capellán del centro Madre Teresa de Calcuta, de Cáritas, y en sus palabras de bienvenida y presentación nos recordó que estábamos reunidos en la Iglesia, que es precisamente la casa de todos, donde todos tienen cabida sin distinción alguna.

La primera en hablar fue Blanca Esther, veterana trabajadora social de Cáritas, y lo hizo ofreciéndonos una descripción, precisa y visible, del lugar, del local donde Cáritas acoge a las personas que acuden en su ayuda. Han de ser unos lugares cómodos, para facilitar la acogida e inviten a la confianza necesaria para que la persona que llega se sienta a gusto y pueda expresarse sin dificultad.

Es esencial que el trabajador, el voluntario, sean capaces de ganar la confianza de la persona que llega a la oficina para poder comenzar el proceso de recuperación, en el que se tiene que implicar principalmente la misma persona que pide ayuda.

Esta tarea consiste en ayudar a la persona,  marginada socialmente, a que recupere sus derechos, como cualquier ciudadano. Para la consecución de estos derechos el trabajador social da la información necesaria y ayuda a gestionar los recursos necesarios,  los propios, y en colaboración con otras entidades públicas y privadas. Es un trabajo que requiere colaboración , aunque la primera puerta que se abre a esas personas sean las oficinas de Cáritas, para comenzar el proceso de recuperación con confianza y ánimo.

Terminó su exposición con un caso bastante complejo, difícil, largo, pero que ha tenido un final satisfactorio, gracias al empeño de todos en luchar por la inclusión, porque estaban convencidos de que esa persona tenía derecho a los recursos que la sociedad ofrece para vivir con dignidad. 
A continuación habló Francisco Holgado, representante del albergue, o mejor, según sus palabras “Casa hogar” Federico Ozanan. Pidió con insistencia voluntarios para atender el hogar ya que la salida de las hermanas de la caridad ha dejado un poco ‘huérfano’ el albergue.

Hizo una auténtica confesión pública al decirnos cómo albergaba muchas dudas y no le satisfacía mucho la idea de hacerse cargo del albergue. Tuvo una experiencia poco agradable al entrar, se encontró con una persona poco aseada y no la debió mirar muy bien. Se puso a hacer una pequeña tarea en el patio y al poco rato estaba lleno de acogidos, y que todos querían hablar con él. Esto le animó. Volvió a encontrarse con aquel a quien no miró con agrado y este le recordó el gesto poco amigable que tuvo con él al entrar. Entonces Francisco cae en la cuenta y piensa ‘¡cómo lo miraría yo para que se diera cuenta!…’  Se dieron un abrazo. Fue muy claro y se le notaba que la experiencia le había dejado tocado.

Entre las novedades que ofrece su gestión al frente de la Casa Hogar Federico Ozanan está la colaboración con el centro de día Madre Teresa de Calcuta, de Cáritas, para la promoción de las personas, y la apertura de un botiquín, atendido por un profesional.

Terminó invitando a todos a pasar por el albergue el sábado, pues tienen jornada de puertas abiertas. Insistió en que acudiéramos,  volvió a decir que el albergue es la “Casa Hogar”, la casa de todos los que allí viven y cada uno puede invitar  a quien desee. No cabe duda que es una iniciativa muy loable, abrir el centro al pueblo de San Fernando, una buena manera acercar a las personas sin hogar al resto de ciudadanos, ofreciendo su casa.

Carmen Torres, voluntaria del centro El Salvador, de jerez, habló de su experiencia como voluntaria de Cáritas, acompañando en distintos campos a personas sin hogar. Para ella un voluntario es alguien que ‘sueña con un mundo al revés’, pues ve de otra manera, mira más allá y al fondo. Según ella es como miraba  Jesús, el Gran Voluntario. Es un ejercicio costoso, difícil, pero gratificante, hay que vencer el miedo a personas diferentes.  Dice haber aprendido muchas cosas como voluntaria: a escuchar, a buscar soluciones, a no ser protagonista. Insistió en la necesidad de escuchar, de 'creer lo que me están diciendo'. Eso enriquece, hace que demos lo mejor de nosotros. Recurrió a las palabras del Papa Francisco para las II Jornadas del día mundial de los pobres, Los pobres no son la causa de los males del mundo, sino la consecuencia de una sociedad imperfecta e injusta.  
Cualquiera puede ser un día una persona sin hogar. Son hermanos nuestros. Hay que tener esperanza,  pueden salir del círculo en que se meten, con fe. ‘No son así’, dice… es solo que a veces les falta la fuerza necesaria para salir de ese círculo de desgracias. Y de nuevo recurrió a las palabras del Papa para las II Jornadas del Día Mundial de los Pobres, el ciego Bartimeo que grita para Jesús lo cure, Zaqueo que se sube a un árbol porque es pequeño y quiere ver a Jesús…

Llegó el turno de José Antonio, acogido del centro de Jerez El Salvador. Entre sollozos nos narró su historia, un largo recorrido en el que le van sucediendo calamidad tras calamidad, sin familia, solo, de ocupa, en la calle. Hoy se encuentra en proceso de inclusión, dispuesto a salir del círculo que antes decía Carmen. ‘Por ayudar a otros me veo yo así', dice repetidas veces. Le cuesta, parece, la convivencia con personas muy diferentes. Hasta padeció de tuberculosis. Lo echaron una vez del trabajo porque entonces vivía en la calle. Nadie está en la calle porque quiere. Que no piensen cuando vean a alguien en la calle que es un alcohólico, etc. Él era bueno trabajando. Terminó agradeciendo estar en el piso, recuperándose, y confía en llegar a trabajar, tener su casa. No se rinde.

Luis, de Luz y Sal, se presenta como un jubilado y además por enfermedad, pero que precisamente ahora, por eso, tiene tiempo de hacer lo que no pudo hacer antes. Cáritas le atraía y ahora le compensa, recibe más de lo que da. Acompaña a esas personas en sus actividades, y le agrada ver como en estos talleres mejoran la autoestima, lo que les prepara para algún día volver a tener  una ‘vida normal’, sin ningún matiz peyorativo, una vida como cualquiera, como la que tuvieron en su momento.

Por último habló Manuel Tapia, que precisamente ya disfruta de una vivienda, y se siente muy a gusto y agradecido a Cáritas.

Despidió el acto la Directora Diocesana, María del Mar, muy agradecida y satisfecha de todo lo expuesto, simplifico un sus palabras pero son más que suficientes para expresar un ideal de actuación en Cáritas: es algo noble, sencillo y bueno.

Me voy a permitir terminar esta crónica con unas palabras de San Pablo, a las que tengo que recurrir de vez en cuando… ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre e misericordia y Dios del consuelo! Él nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos de Dios. Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo.”



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