viernes, 30 de marzo de 2018

EL SILENCIO PURO DE LA ORACIÓN




José Luís Nunes Martins


Un hombre muere por nosotros, la pena que debía ser nuestra la asume Él. Nos ama de tal forma que ni nosotros conseguimos comprender bien por qué, pues no somos dignos de algo tan grande.

¿Qué oyes cuando hablas? Sólo lo que tú mismo dices.

¿Qué pretendes escuchar cuando rezas?¿Sólo lo que tú dices?

Para escuchar es necesario el silencio. La verdad susurra. Para oír, es necesario vaciarnos de todas las distracciones.

La verdad se dice en silencio. La presencia de alguien es su verdad más sólida. Amar es escoger estar y decidir estar allí, con aquella persona. Sin grandes palabras.

El silencio es un arma poderosa en relación con el prójimo. Es capaz de ser una espada afilada con la que defendemos el bien, pero también un instrumento eficaz para el mal. Es importante saber usar el silencio en la certeza de que nuestra vida es una misión que cumplir, con obras y no con palabras.

A veces, nos falta la fe y queremos, a toda costa, amar con palabras. Como si eso fuese importante, o siquiera posible. El amor que se puede dar mediante palabras no es auténtico. Las palabras son muy pequeñas y demasiado duras. El amor puro es grande y lleno de vida. Sólo el silencio lo dice. A la vez que es también en el silencio como se acostumbra a ocultar.

Ante el sufrimiento, ¿Qué podemos decir? Todo. Pero lo mejor es no decir nada y cuidar de que estuviera a nuestro alcance. Escuchar el dolor. Empeñándonos en estar abiertos a los significados profundos que el dolor pueda tener, aunque no lo podamos comprender. El que sufre no quiere discursos, quiere la verdad más clara: la paz que es amor. A veces, quiere compartir su dolor con nosotros… y eso, a pesar de ser duro, está a nuestro alcance.

Un hombre muere por nosotros, la pena que debía ser nuestra la asume Él. Nos ama de tal forma que ni nosotros conseguimos comprender bien por qué, pues no somos dignos de algo tan grande. Desconfiamos de la verdad, preferimos una historia cualquiera que no nos comprometa de manera tan absoluta. En los silencios ante todo esto… navegamos por nuestros dolores, sufriendo un poco, como si nuestros sufrimientos fuesen mayores que los que  entregó su vida por nosotros.

En algunos momentos, en los silencios puros en medio de todo el ruido de nuestros pensamientos, hay una oscuridad enorme de donde nace la luz… que no se ve, pero ilumina. Que no se escucha, pero es el camino.

Cuando rezamos, debemos entregarnos. Renunciando a todos los pequeños egoísmos en favor de quien está delante de nosotros, amándolo. Sin grandes palabras.

El silencio es más que un desierto. Es una montaña por donde se sube con paciencia y, en paz, si se escucha a Dios.



sábado, 24 de marzo de 2018

La vida es siempre subiendo




Opinión de JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS



La vida siempre se hace subiendo. Es duro que así sea, más aún cuando la caída en el abismo está casi siempre a solo un paso… para atrás.

No quiero ir hacia donde los vientos de las tempestades me quieren llevar. He de crear raíces cada vez más profundas… y esperar con paciencia la brisa que me ha de abrazar, sanándome las heridas y trayéndome la paz que busco.

Me voy a equivocar muchas veces, y después de cada una he de arrepentirme.

Voy a orientar mi camino por la fe, porque aún cuando fallo, su luz no deja de librarme de las tinieblas.

La vida es siempre hacia arriba. Es duro que así sea, más aún cuando la caída en el abismo está casi siempre a un paso… para atrás.

Pero lo que más me importa en la existencia es llegar más alto.

Comencé a escribir cuando era adolescente. Recuerdo aplicarme con ahínco en perfeccionar las técnicas de composición de cartas y cuentos… prosas poéticas que buscaban las profundidades del corazón, bajo la forma de pequeños textos.

Más tarde, fui estudiando el tema de la muerte y del sentido de la existencia, al mismo tiempo que cursaba los estudios de filosofía con investigaciones más o menos libres sobre las diferentes espiritualidades. Procuré también aprender lo posible sobre la fe cristiana. Pero quise siempre escribir, porque me gusta. Siendo que, tal vez, por razones no tan nobles, me gusta ser leído. Tal vez por creer que mis escritos pueden servir a alguien y, por eso, son una forma de ayuda que doy. No se trata nunca de una autoayuda, sino de un incentivo al amor, que es lo contrario de la autoayuda, pero que obtiene lo que ella solo promete.

El día 1 de abril de 2011 escribí mi primera crónica semanal en el periódico i. Desde esa semana hasta hoy, sin ninguna excepción, escribí y publiqué una crónica semanalmente. Se cumplen siete años.

No voy a dejar de escribir. No voy a dejar de publicar cada semana. Pero voy a cambiar. Creo que es el momento para hacerlo.

Dejaré de publicar en Renascença, con la esperanza de volver algún día.

Probaré en otros formatos, comentarios de actualidad, también con palabras dichas –que siempre son más informales… En mi página de facebook daré todas las novedades.

Agradezco a quien me lee, mucho. Si no me leyese, yo tal vez no escribiría y, si no escribiese yo no sería quien soy. Agradecido, pues a todos los que me permiten ser quien soy.

¡Una de las equivocaciones que más veces me suceden se desprende del hecho de que algunas personas creen que, por que escribo, debo sr alguien con más virtud de lo normal! Y no es falsa modestia. Es la realidad. Me gusta escribir y aprendí a seguir una línea que puede hacer que parezca que la sabiduría de lo que escribo viene de mí. No viene. Lo que bueno de lo que escribo, no son ideas mías, son registros de lo que me es dado saber y sentir.

Tengo la certeza, absoluta, de que cada una de las personas que lee mis textos tiene un don. Algo que le permite tener más paz y ser quien es, con autenticidad y de forma profunda. Puede ser cualquier cosa, es posible que sea algo como cortar madera o admirar el mar al mismo tiempo que pega botones. Andar por la ciudad o admirar toda la belleza que hay en un árbol.

No importa cuál sea su don, lo importante es que lo cumpla. El no hacer es pasar por la vida sin vivir. Es sobrevivir sin existir. Es perder la única posibilidad de ser quien es. Es tener una vida sin sentido. Sin vivir.

No deje de hacer. Por los que ama. Por el mundo.

La felicidad no es algo que se adquiera. Es lo que sucede, de forma natural, cuando desarrollamos nuestros dones. Pudiendo llegar a ser mejores. Supone trabajo, sacrificios y fracasos. Muchos, muchos. Sí, la vida es siempre subiendo. ¿Pero al final, qué importa eso cuando lo que queremos es el cielo?

El cielo es el lugar donde están nuestras semillas y raíces.


                                                                 Ilustração de Carlos Ribeiro

viernes, 23 de marzo de 2018

¡Ana, hasta siempre!




No voy a juzgarte yo, y menos ahora, que estás en las manos más acogedoras de todas. Tengo la sensación, y casi la seguridad,  de estar viéndote  embelesada contemplando, cara a cara, el núcleo del Misterio,   la Maravilla de las maravillas,  que contiene todo lo bueno que has podido imaginar durante toda tu vida.

Me encantaba escucharte, durante horas, sentados en torno a la mesa de la oficina, cuando Blanca te citaba a última hora, para que pudieras hablar con tranquilidad, y también con el fin de averiguar tu identidad, para poder ayudarte mejor.

La verdad es que conseguías atraer nuestra atención, cuando nos transportabas en tus innumerables viajes por el mundo, tratando de seguirte en cada una de tus  aventuras,  procurando no perderte de vista, sobre todo cuando  tenías que disfrazarte para no dejar pistas a tus perseguidores.  

Ya no tienes necesidad de ocultarte, todo está claro para ti, que es lo que importa. Estás en la mejor compañía. Viviste ‘de aquella manera’, sin techo gran parte de tu vida. Te fuiste sola, pero, como premio,  te ha recibido una multitud gloriosa. Ahora nos ves a nosotros y la vida que pasaste aquí, sin rencor, como lo hacías ya en vida, siempre esbozando una sonrisa, y con tu  tono de tu voz cálida y amigable.

No puedo dejar de oírte decir mi nombre en la oficina hace  pocos días, la última vez que viniste a hablar con Miguel. Lo considero tu despedida personal anticipada y espero no dejar de escucharlo nunca. También en el albergue Federico Ozanan pueden sentirse satisfechos de haberte cobijado los últimos días de tu vida, y aquellas personas, que con sus escasos medios, te atendieron antes, por amistad, por humanidad.

Ana, hasta siempre, en la eternidad, ya sabes que no olvidaré jamás aquellas largas conversaciones, ni la última vez que pronunciaste mi nombre, con tanta claridad y afecto. Descansa en paz.

sábado, 17 de marzo de 2018

¡No somos iguales… y eso es bueno!




Opinión de JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS



Diferenciarme de los demás forma parte de mi esencia. Unas veces seré mejor, otras, peor.

Cada persona es única. Puede haber semejanza en  apariencia, pero en  esencia  cada uno de nosotros es singular.

Somos únicos, más aún cuando creamos y damos al mundo nuevos mundos. Cuando nos arriesgamos a ser quien podemos ser, a la luz de nuestros talentos, despreciando las modas y la influencia de los que se esfuerzan por ser cada vez más iguales unos a otros.

Ser único no significa estar fuera del mundo y alejado de los demás. Implica enriquecer a otros, tomando parte en  obras mayores que nosotros, donde encajamos muchos, valorándose unos a otros por medio de la construcción conjunta de armonías mayores.

Una familia no es una estructura donde la repetición de íntimos sea deseable. Ser familia es fomentar la realización plena de cada uno, de acuerdo consigo mismo, y no con cualquier proyecto exterior, por más noble que pueda ser. Lo importante es elegir bien un camino, construirlo y recorrerlo. Con la ayuda de otros y ayudando a otros. Pero un camino nuevo. Sin igual.

En la salida no somos muy diferentes. Y la diferencia no deriva de aquello que se nos ha dado… sino más bien de lo que decidimos y hacemos con aquello que somos y tenemos. Con lo que hemos recibido, con aquello que creemos y con lo que conquistemos.

La verdad es que es importante saber estar solo en medio de la multitud, no dejando de pensar nunca en uno mismo. Aunque sea contra todos.

Ser diferente no es ser mejor, es ser diferente. No es tener más valor, es ser digno de su valor. No es ser un fragmento ajeno, es ser, por sí mismo, una obra completa. Todo esto, además, sin orgullo, sino con la humildad propia de quien sabe que su valor depende más de sí mismo que de cualquier otra cosa.

Ser diferente es una cualidad, un talento, un don. Al mundo de hoy no le gusta aquel que huye de las normas, de la dictadura del ‘buenismo’ que nos condena sin perdón, porque nos atrevemos así a ser mejor de lo que somos.

En este mundo en que vivimos, las originalidades tienden a ser abolidas. Porque la originalidad nos exige pensar sin referencias o comparaciones, y eso obliga a un trabajo mayor que,  además, pone en evidencia la flaqueza propia de los que desistieron de sí y apostaron por ser solo uno más del ejército de mediocres.

¿Qué libertad es esa que quiere que seamos todos iguales?

Distinguirme de los otros forma parte de mi esencia. Unas veces seré mejor, otras peor. Los éxitos y fracasos de mi vida son solo míos, no son de nadie más. Son parte de mi historia. Razón para que yo sea… yo.

¡La diferencia puede ser asombrosa. Pero somos diferentes. En todo. Y eso es bueno! ¡Tan bueno!
(ilustração: Carlos Ribeiro)

viernes, 16 de marzo de 2018

Hijos de padres separados




Recogí hace tiempo esta cita sobre los hijos de padres divorciados, pero siento no poder dar más detalles sobre la fuente y la autora, que creo era una psicóloga americana:
"Muchos, cada vez más y más niños viven con esos sentimientos…. Un dolor que no lo expresan con palabras sino que se va traduciendo en conductas que dificultan su sano crecimiento. Tantos y tantos problemas que heredamos a los hijos ¿Qué pasará en sus vidas? ¿Cómo percibirán la vida matrimonial? ¿Qué clase de familia formarán ellos?

He visto “muchas” películas gringas en que se maneja el problema de los hijos de papás divorciados…. Y es traumático ver como recae siempre sobre los hijos la responsabilidad de “comprender” lo que les pasa a los papás… los niños con toda su inmadurez tienen que “comprender” que los papás ya no se aman… y no al revés, que los papás entiendan que los hijos sufren irreversiblemente la ruptura de sus padres. Esas películas extienden un velo de conformidad y aceptación del divorcio absolutamente".
Como yo soy divorciado, aunque mi hijo ya fuera mayor de edad cuando se produjo la separación, pues es un tema que me afecta profundamente. Me afecta personalmente, y sufro cuando veo a otros niños, hijos de padres separados, y más aún cuando son protagonistas de noticias, algunas demasiado trágicas, sin que por ello no se nos  caiga el alma al suelo, sin que  no se produzca un ‘mea culpa colectivo’, alto y claro, capaz de hacer variar el derrotero que lleva esta sociedad que la conduce, mediante el egoísmo más despiadado, a alterar profundamente el orden natural que la ha protegido y protege,  le permite avanzar en su propio bienestar mediante el conocimiento, el esfuerzo y la colaboración de todos. Ha escogido un derrotero destructivo, sustituyendo los principios y valores que la hicieron tan próspera y pacífica por otros contrarios a ellos. Renunciando a una rica y sólida herencia, voluntariamente o inducida por el espejismo de poder disfrutar de la felicidad individual sin grandes esfuerzos, ni hacer méritos para alcanzarla.

Hoy son muchos los que prefieren seguir este señuelo que se esparce por redes sociales, tertulias, etc. sembrado por entusiastas servidores de modernas ideologías ansiosos de poder, del dominio de las conciencias, combatiendo la libertad de expresión, condenando y despreciando a quien no piensa en ‘plan progre’. De este modo fomentan la división y el enfrentamiento, atacando, gritando, insultando a los que aún se atreven a llevarles la contraria, con toda la razón, y por querer servir siempre a la verdad. Como hizo el gran Maestro Jesucristo, que nos dejó dicho: ‘la verdad os hará libres’, y sabía muy bien lo que decía ya que pagó con su vida  las consecuencias de ser libre, llegando a dejarse matar por los  hijos de las tinieblas, incapaces de soportar la luz de la verdad. Algunos parece que quieren `matar’ la verdad, para así justificar sus  ocurrencias, sus cambios de opinión a conveniencia, sus fechorías, y hasta sus crímenes.
No les ha resultado difícil así a los políticos gobernantes, de cualquier tendencia política o ideología,  aprobar e imponernos leyes que derivan de ideologías antinaturales, pues la sociedad en general consiente o apoya semejantes engendros dominadores de haciendas, vidas y conciencias. En medio de un caos ‘aparente’, quien sabe si no está propiciado por el ansia de poder de algunas mentes en extremo retorcidas, enemigas de la bondad natural y mucho más la que alienta una fe como la cristiana. Han eliminado la educación clásica, que preparaba para la vida, para la búsqueda de la verdad y el bien, del bienestar individual y el bien común. Han impuesto una ley de género para combatir nada menos que a la naturaleza humana; ahora quieren imponer una ley histórica que pretende vencer a enemigos ya muertos en los supuestos descendientes de aquellos, insultándolos y despreciándolos, e  impidiendo que hablen y den su versión documentada y objetiva de la historia real.
…es traumático ver como recae siempre sobre los hijos la responsabilidad… y no al revés, que los papás entiendan que los hijos sufren irreversiblemente la ruptura de sus padres. Estas  palabras son dignas de ser conocidas y asumidas por todos, ya que las leyes de género, las “leyes protectoras de la infancia” son meros parches, cuando no eufemismos siniestros para tratar de ocultar la tragedia que supone  para los niños  la pérdida del cariño y la armonía familiar, del cuidado más esencial que solo puede garantizar  la fidelidad, la entrega e incluso la renuncia a  ciertos derechos, que no son sino expresión del egoísmo impropio de unos padres, y de una inmadurez enfermiza y peligrosa para la propia supervivencia, tanto de la propia familia como de la especie humana en general.

Digo todo esto porque me duele la muerte del último niño asesinado tan vilmente, “El Pescaito”, supongo que lo llaman así, tan cariñosamente, porque era un niño bueno,  pero necesitado de afecto, y era capaz de transmitir ternura y simpatía a todo el mundo. No entiendo, y lo digo sin ánimo de culpabilizar a nadie, cómo unos padres, uno de los cuales tiene una pareja fuera de la familia, puede darle a ese hijo cuanto amor y cariño necesita. Es que ese padre no había tenido alguna prueba del egoísmo de su pareja, la cual termina tan atrozmente con la vida del niño. Un niño no puede tener dos madres y un padre. “Madre no hay más que una”, eso es lo más grande que se pueda decir de una mujer.
No puedo callarme, no encuentro desde entonces paz en todo el día, ni de noche. Tengo que decir lo que pienso, por los niños que sufren la separación de sus padres. Debemos recuperar el amor a la verdad, a la libertad de pensamiento, el respeto sagrado a las personas y el sentido de la Justicia, de la paz social. Debemos exigir al gobierno la protección de la familia, que es quien mejor protege a sus hijos y los puede preparar para que sean buenas personas, buenos estudiantes y buenos ciudadanos.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Providencia




Uno de estos días de fuertes tormentas, no recuerdo ahora cual era su nombre…, mientras salíamos un momento a la calle para tomar un poco  el aire, se acerca un palomo a comer algún resto de galleta que hubiera por allí. Le echamos una galleta entera, y entonces apareció otra paloma. Pero no la dejaba comer, seguramente estaba hambriento y no quería compartir la comida con su semejante.

Pero en esto que le sale otro competidor, un gorrión, un poco despeluchado o desplumado, empapado y con cara de frío y hambre. No se detuvo ante el tamaño del palomo y sus amenazas, incluso fue capaz de llevarse los trozos más grandes. Bravo por el gorrión.

No termina aquí la pequeña historia, las palomas no han vuelto a nuestra puerta, seguramente han encontrado otra fuente de alimentación. El que sigue viniendo, fielmente y con toda naturalidad, a pedirnos un poco de galleta, es el gorrión. Hoy tenía mejor aspecto, el tiempo estaba hoy menos desapacible.

Parece algo viejo, dijo un compañero. Sí lo parece, quizá por eso le cuesta más encontrar comida, y como se fía de nosotros, pues viene a nuestra puerta, ha visto que aquí entra mucha gente todos los días, incluso hay un ‘pobre extranjero’ que viene, casi a diario, a pedirnos un café, sin siquiera atreverse a entrar en la oficina, para no molestar con su olor, a veces insoportable, a los que esperan allí ser atendidos en sus necesidades.

Pequeñas historias de seres vivos, que se asocian con los humanos para que estos puedan compartir algo tan elemental como la comida que les sobra. No son solo historias de palomos y gorriones, ahora mismo hay que sumar, por suerte, otras tres asociaciones de personas necesitadas que se apoyan entre sí.

A menudo, las personas que vienen por aquí, ‘hacen gala de su soledad’, no se fían de los demás, aunque son compañeros de fatigas, y prefieren andar solos. Pudiera decirse que actúan como el palomo hambriento. Pero no es  del todo infrecuente encontrar humanos como los gorriones, son capaces de sacar lo bueno de los demás, incluso aunque esté como él ‘a dos velas’, y hasta son capaces de asociarse en amistad sincera, perdonándose hasta los ronquidos (quizá porque hasta dormidos necesitan saber que uno vigila, y cuida del otro.)

Nadie mejor sabe ayudar en lo que verdaderamente necesita  una persona marginada o necesitada que otra persona marginada o necesitada, basta que no haya perdido su sentido de la humanidad, porque en su caso se acrecienta, al ser su persona la que se pone en juego y comparte de igual manera la situación concreta que viva.

A veces la Providencia divina, ‘el cuidado amoroso que Dios dispensa a sus criaturas’,  nos sorprende. Sin duda es un misterio. Pero un misterio en el que estamos comprendidos e implicados todos los seres humanos. Por eso, hemos de estar muy atentos para no romper esa cadena misteriosa que nos sujeta a la vida, y nos responsabiliza de otras vidas ajenas. Esta no es una cadena que esclaviza sino una cadena (unas andaderas) que nos guía por el buen camino y al final nos salva.

viernes, 9 de marzo de 2018

¿Quién manda en tu corazón?




Opinión de JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS


Hay un viento que sopla dentro de cada uno de nosotros, al cual deberíamos dedicarle más tiempo y espacio. No se ve, pero se siente por lo que hace y por lo que puede hacer.

Nuestro corazón no está a las órdenes de la voluntad, pero es posible encontrar formas para que él no nos domine ni esclavice.

¿Quién habita tu corazón?

Hay un espacio enorme en el interior de cada uno de nosotros. Sin embargo, habrá quien decida cerrar todas las puertas y mantener a los otros en el lado de afuera. Otros permiten visitas, más o menos largas,  pero que no dejan de ser eso mismo: visitas que comienzan y que deben acabar un tiempo después.

Tal vez lo más corriente sea que tengamos un corazón donde hay espacio para muchos, pero que  tratamos de controlar solos, como si fuésemos capaces de comprender nuestra vida hasta el punto de determinar lo que es mejor para nosotros mismos.

Lo más grande en mí no soy yo. No puedo serlo, ni siquiera debo perder el tiempo tratando de serlo.

No siempre el exterior refleja el interior. Hay gente que parece perfecta, pero su corazón está degradado, gastado y oscuro. Otros hay que, pareciendo tristes y sucios por fuera, viven con una luz enorme, tierna, suave, dentro de sí.

Hay un mar dentro de cada corazón. ¿Quién se preocupa de conocer el suyo? ¿Quién navega en él, respetándolo, sin naufragar nunca?

¿Serás capaz de admirar el mar que hay en tu corazón?

Si quisiéramos lo mejor para nosotros, entonces debemos hacernos más pequeños, en la sabia humildad de reconocer la verdad absoluta de que no somos el creador del mundo, ni de nosotros mismos y, así, alcanzaremos la verdad de nuestra real posición en el mundo y, también, de la importancia de nuestra existencia.

Quien quiera someter todo y a todos, dentro y fuera de sí, solo con seguirá destruirse. Arrastrando consigo a más de uno a la oscuridad.

Hay un viento que sopla dentro de cada uno de nosotros, al cual deberíamos dedicarle más tiempo y espacio. No se ve, pero se siente por lo que hace y por lo que puede hacer.

Quien quiera tener paz tiene que saber quién es, quien puede ser y quien debe ser.

¡Tengo que abrirme a los otros, arriesgándome a navegar otros mares, salir de mí y verme ahí, ante mis propios ojos!

¡Admirando el mar que llena mi corazón y el viento que escucho y me susurra… que da sentido a cada instante de mi vida!



                                                                    ilustração: Carlos Ribeiro

miércoles, 7 de marzo de 2018

¡Gracias, Juanjo!


Cuando tomé conciencia de hacerme voluntario, acudí al párroco para ponerme a su disposición en la tarea que creyera más conveniente en la parroquia. No esperaba en ese momento que me aconsejara que colaborara en Cáritas, pues andaba  un poco despistado fuera del ambiente de la enseñanza. Cuando me pidió que me incorporara a Cáritas  sentí una gran satisfacción, porque siempre había admirado a esta institución de la Iglesia y a los voluntarios que dan gran parte de su tiempo al servicio de la Caridad.

Pronto me llamó la atención la cantidad de voluntarios que eran o habían sido militares, especialmente marinos, claro que estando en San Fernando, esto no debía haberme extrañado. Un poco más adelanté comprendí  por qué había tantos; sin duda tienen un elevado sentido del servicio, de la entrega, siempre dispuestos a socorrer a cualquier persona que se halle en peligro o cualquier necesidad.

Cáritas es fundamentalmente eso: servicio, providencia; y como su Fuente, debe ser incansable, inagotable, esperando siempre que Su intervención, siempre sabia y oportuna, nos libere del peligro del egoísmo y la indiferencia,  y satisfaga a los  que pasan necesidad.

Un ejemplo de voluntario, que merece nuestro reconocimiento, es nuestro Director de Cáritas Arciprestal, Juanjo, que se ha mantenido en el puesto, muy dignamente, antes y durante su enfermedad. Por esto pido a todos los directores de las  Cáritas parroquiales  que tengan a bien hacerle una despedida como se merece.

Su labor ha sido constante, con un gran sentido, como he dicho antes,  de servicio, fiel a las personas, a su tarea de coordinación entre los equipos y Cáritas Diocesana; atendiendo a las necesidades de cada equipo,  aportando fondos para atender necesidades puntuales de los acogidos, que les ayudaran a solucionar algún problema de salud, o para salir de la marginación y la necesidad… También era amigo de la verdad y denunciaba, aunque ‘paternalmente’, los fallos y actitudes que no ayudan al buen servicio de los acogidos. Pero siempre mantuvo una actitud respetuosa con todos y optimista frente a las dificultades.

Por todo esto, considero que debiéramos hacerle una  despedida como se merece, y si además con él termina la función de Director Arciprestal, con mayor motivo, pues haremos una despedida doble, a una buena persona y a un buen Director, que si Dios no lo remedia, será el último.

viernes, 2 de marzo de 2018

¿A la espera de la muerte o luchando por la vida eterna?




Opinión de JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS




La existencia se hace paso a paso, peldaño a peldaño. A veces, llegamos a puntos donde no hay más camino. Ahí, o volvemos atrás o saltamos hacia adelante. Sin certezas, pues unas veces lo acertado es recular y otras es arriesgar!



La existencia es mucho mayor y más rica de lo que creemos. No obstante, hay quien considera que no hay más mundo más allá del que conoce. ¡Como si todo aquello que no entendemos no pudiese existir!

Las razones de la vida no tienen que ser comprendidas dentro de los límites de nuestra inteligencia.

¿Qué son nuestras certezas absolutas sino dudas disfrazadas de orgullo?

¿Qué son nuestras dudas sino señales de certezas mayores que no conseguimos comprender?

Mientras unos prefieren admirar el cielo, otros miran al suelo. Los primeros vuelan, los segundos caerán.

En esta tempestad que es la vida, muchos son los que prefieren quedar al margen en vez de ir al frente de la batalla y asumir un papel activo. Los pocos que lo hacen, viven. Cualquiera que sea el desenlace de su lucha, vencen.

¿Ante las adversidades de la vida qué lugar ocupas? ¿Al margen o al frente de batalla?

Una vida con sentido es la prueba de que, a pesar de todo, el infinito se abre a lo finito cuando lo divino se hace humano.

En medio del desorden y de la injusticia de este mundo, el cielo se abre para acoger y hacer justicia a cada uno de los que rehusaron creer en las certezas que no van más allá de esta vida.

Son muchos los momentos en los que debemos hacer lo que no comprendemos, pero que sentimos, sin saber cómo, qué es lo cierto.

Cada uno de nosotros decide quién es.  Nuestras decisiones de cada día esculpen y definen nuestra alma.

La existencia se hace paso a paso, peldaño a peldaño. A veces, llegamos a puntos donde no hay más camino. Ahí, o volvemos atrás o saltamos hacia adelante. Sin certezas, pues unas veces lo acertado es recular y otras es arriesgar!

La vida no se acaba aquí.

En este mundo, solo lo que decidimos para nosotros es definitivo, todo lo demás… pasa.




                                                           ilustração de Carlos Ribeiro

http://rr.sapo.pt/artigo/107108/a-espera-da-morte-ou-a-lutar-pela-vida-eterna

El arte de la comunicación rococó... manierista



Daniel Medina Sierra



Hoy día tenemos a nuestro alcance numerosas herramientas para poder expresar públicamente nuestras impresiones, opiniones...

Es por muchos comentado que aunque tengamos tantas formas de comunicarnos, incluso fuera de nuestras fronteras, nos distanciamos cada vez más de quién tenemos más cerca.

No es ni mucho menos cosecha mía, aunque esté completamente de acuerdo con esa afirmación. Me atrevería a decir que es un hecho.

Pero el problema, porque lo es, no acaba aquí; no, cada vez necesitamos más, necesitamos expresar hasta lo que nos ocurre en la intimidad, y así nos desprotegemos.

Toda esta demanda de atención virtual esconde mucho más de lo que aparenta, carencia de afecto, distanciamiento de la vida real, empobrecimiento intelectual y desinterés absoluto sobre lo que ocurre fuera de su pantalla.

Cuando visualizábamos mis compañeros y yo unos cortos sobre la exclusión social, supuse que comentaríamos lo que nos parecían los cortos, para sacar alguna conclusión... En fin, se habló de las pensiones, se habló de los recursos y nuevas iniciativas, proyectos enfocados a la inclusión de las personas sin hogar. Se habló de más temas pero, a groso modo, esas fueron las conclusiones a las que llegamos.

Mi contribución al debate siempre sigue un patrón, la sociedad no ayuda, la sociedad no denuncia, la sociedad no se mueve de su supuesta zona de confort. Podríamos debatir qué porcentaje de voluntarios de todas las ONGS participan activamente para luchar contra esta lacra, la cantidad de personas que hacen donaciones, e incluso, por qué no, todas esas personas anónimas que están concienciadas y hacen lo que pueden. Nadie en su sano juicio no lo reconocería y nadie en su sano juicio reconocería que no es, ni mucho menos, la mayoría.

Facebook, twitter, wapsap... Ese es el futuro de niños, adultos, anestesiados con falsas promesas, con familias más distantes, con sociedad carente de empatía, de obligaciones o de maniobra.

No, no es culpa de las redes sociales, no es culpa de los móviles ni ordenadores; es más simple que todo esto, ayudar, luchar, empatizar, sufrir, levantarse después de una caída... Todo eso requiere algo que no puede darnos matrix, salir al exterior y ser el verdadero protagonista de tu vida, experiencia, desilusiones, fracaso, esfuerzo, tesón.

Todo esto y mucho más, bueno y malo, dulce y amargo es la vida.

Cuántas veces hemos escuchado que cuando hablas con alguien ya ni siquiera te mira a los ojos, cuántas veces en medio de una conversación se retira para contestar un mensaje una y otra vez, ¡si se olvidan con tanta facilidad los más elementales comportamientos de educación, qué no acabaremos olvidando!