lunes, 31 de diciembre de 2018

De traslado, por no poder mantener el local, por ahorrar???


(Había prometido no publicar este escrito hasta que fuera público el acuerdo entre la Casa Hogar y el Obispado, pero prefiero sacarlo anticipadamente, porque nos afecta demasiado, y por ver si se queda entre las osas negativas del años pasado 2018, y podemos comenzar el nuevo año descargados de algo malo.)

El primer traslado que me tocó hacer en este servicio fue por el mismo motivo que este último, y van seis, porque el alquiler es demasiado alto. De todos los locales por donde hemos pasado, este era el mejor, y mejor situado, de donde nunca pensábamos que nos tendríamos que ir. Habíamos logrado una estabilidad ‘confortable’, después de ocho años, lo cual es esencial en el desempeño de nuestra labor,   habiéndose convertido además en lugar de referencia para muchas personas que necesitan atención más o menos urgente.

Es en realidad un local pequeño, en la calle Isaac Peral de San Fernando, una voluntaria lo solía llamar, cariñosamente, el “chiringuito”… lo cual no era un obstáculo para cumplir con su función principal, como eficiente oficina del Programa Diocesano de atención a personas sin hogar, los cuales son atendidos por un trabajador social profesional, contando con el apoyo de un número de voluntarios. Pero un día, tras años de crisis económica y que aún no ha terminado sino que se agrava,  el descenso progresivo de los ingresos en base a los donativos y subvenciones, además del aumento de los gastos, tuvo que ser cerrado.

Gracias a Dios eso no significa que el servicio como tal se vaya a cerrar, sino que se nos propone un traslado a otro centro, precisamente la Casa Hogar Federico Ozanan, conservando la identidad propia de Cáritas. Así nos lo confirmó la misma Directora de Cáritas Diocesana, que tuvo a bien acercarse hasta nuestra oficina para informarnos y pedirnos nuestra opinión con el fin de adecuar lo más posible el espacio dedicado a nuestro servicio.

Fue una visita muy clarificadora respecto a la situación económica que vive la Diócesis, y al interés que la Dirección de Cáritas y del Señor Obispo muestran por conservar el mayor número de servicios, sobre todo el de personas sin hogar, ya que lo consideran un testimonio muy valioso de la actividad de la iglesia en el mundo frente a otros modos de actuar o intenciones de organizaciones que se dedican a la atención de los más necesitados de la sociedad.

Nos explicó también con gran sinceridad y hasta con emoción, de manera muy comedida, como hoy hay grupos de la sociedad que están en contra de esta actividad de la Iglesia que trata de aliviar el sufrimiento material y moral de las personas necesitadas, prefiriendo que crezca el malestar de la gente para obtener algún rédito político.

En cualquier caso este traslado es forzoso, inoportuno, y nos ha venido casi de sorpresa, poniendo de manifiesto lo que solemos decir en estos casos, ‘que siempre pagan los mismos, los que menos tienen, los pobres o los más débiles’. Por eso merece la pena hacer un breve comentario sobre lo que ha significado para nosotros y para las personas que han acudido con cualquier necesidad.

Por este local tan pequeño, a lo largo de ocho años,  ha pasado casi medio mundo. En los primeros años fue también la sede arciprestal y oficina de información jurídica. Como oficina de atención a personas sin hogar cumple las siguientes funciones: la primera y principal es acoger a las personas que demandan una plaza en el albergue Federico Ozanan; pero además es el lugar de referencia para otras muchas personas, con pequeñas o  grandes emergencias personales: para poder tomar un café (y si tenemos algo más que ofrecer con el café, mejor todavía, ya que algunas personas, por diferentes motivos, no pueden ir a desayunar al Pan Nuestro, por estar muy alejado del centro; otras vienen de viaje, en ayunas, o han pasado mala noche en cualquier cajero de la ciudad); es algo así como una especie de ‘estación de servicio’, material y moral, para muchos que llegan agotados, otros que andan resolviendo esforzadamente mil asuntos personales de oficina en oficina y necesitan un descanso; o vienen de lejos, o han estado caminando durante kilómetros; o los que acuden a otros centros, municipales o privados, y les dicen …’vete, o vaya usted a Cáritas’. Es también un lugar de tertulias espontáneas, de confidencias, de encuentros personales y alguna asociación de intereses.

Vaya si es necesario un lugar así, abierto permanentemente, donde encontrar a alguien dispuesto a escuchar;  alguien capaz incluso de permitir dar rienda suelta a desahogos inevitables o imprevisibles, y que recibe a cualquiera venga como venga y de donde venga, o con sus facultades mentales incontroladas; alguien dispuesto a echar una mano y aportar los recursos necesarios para solucionar ciertas emergencias.

Hasta aquí había escrito antes de hacer el traslado. Ahora que hemos hecho el traslado y hemos visto las dificultades que entraña la nueva situación y el espacio que se nos ha asignado, sin duda que no va a ser fácil seguir desempeñando el servicio de la misma manera, ni con la misma eficacia y alcance. Es triste ver como cada día la labor de la Iglesia se ve dificultada, reducida,  y en más de una ocasión subordinada a la economía.  

sábado, 29 de diciembre de 2018

¿Sabes cuántos años tienes?





¡Sabemos el tiempo que hemos vivido, pero ignoramos por completo cuántos años nos quedan por vivir!


La vida nos empuja siempre hacia adelante, fosilizando lo que se ha vivido e impidiéndonos dar la vuelta, aunque fuera por un segundo. El pasado es inmutable, aunque sea siempre una riqueza personal, cualquiera que sea la proporción de éxitos y fracasos, de errores y decisiones acertadas.

Podemos arrepentirnos, entregando nuestro futuro como garantía de la culpa pasada, alterando nuestras elecciones con el fin de superar la falta. Pero también podemos huir hacia el mañana, como si lo que fuimos no formase parte de nosotros.

La vida es un día, un instante pasajero, una hora que siempre se nos escapa. Es cierto que la vida se vive hacia adelante… pero para comprenderla es esencial aceptar, asumir y analizar con el máximo cuidado todo el trayecto a cada paso que demos.

Si el mañana no es cierto, debemos pensar bien lo que queremos y lo que no queremos hoy, evitando dejar que la casualidad guie la parte que nos cabe decidir.

Es importante abrir el corazón a lo que nos sobrepasa, porque la vida es un misterio profundo y un milagro gracioso.

Nuestra existencia es esencial a la vida, pero el mar es inmenso y nuestro barco es pequeño.

Que yo sea capaz de dejar mis miserias atrás y me aventure por los océanos desconocidos de la libertad.

Que sepa escuchar al Amor y aprenda, en el silencio de su presencia, a comprender el misterio de mi existencia.

lunes, 24 de diciembre de 2018

Del texto del Papa Francisco sobre la fiesta que celebramos:


Navidad. Árboles, decoraciones y luces por todas partes recuerdan que también este año será una fiesta. La máquina publicitaria invita a intercambiar siempre nuevos regalos para sorprenderse. Pero, me pregunto ¿es esta la fiesta que agrada a Dios? ¿Qué Navidad le gustaría, qué regalos y qué sorpresas?

Cuando llega la sorpresa más grande es en Nochebuena: el Altísimo es un niño pequeño. La Palabra divina es un infante, que significa literalmente “incapaz de hablar”. Y la palabra divina se volvió incapaz de hablar. Para recibir al Salvador no están las autoridades de la época, o del lugar, o los embajadores: no, son simples pastores que, sorprendidos por los ángeles mientras trabajaban de noche, acuden sin demora.

Celebrar la Navidad es hacer como Jesús, venido para nosotros, los necesitados,  y bajar hacia aquellos que nos necesitan. Es hacer como María: fiarse, dócil a Dios, incluso sin entender lo que Él hará. Celebrar la Navidad es hacer como José: levantarse para realizar lo que Dios quiere…

Navidad es preferir la voz silenciosa de Dios al estruendo del consumismo. Si sabemos estar en silencio frente al Belén, la Navidad será una sorpresa para nosotros, no algo que ya hayamos visto.

… Por favor, ¡no mundanicemos la Navidad! No dejemos de lado al Festejado, como entonces, cuando “vino entre los suyos, y los suyos no le recibieron” (Jn 1,11).

… Durante estos días se corre, tal vez como nunca durante el año. Pero así se hace lo contrario de lo que Jesús quiere. Culpamos a las muchas cosas que llenan los días, al mundo que va rápido. Y, sin embargo, Jesús no culpó al mundo, nos pidió que no nos dejásemos arrastrar, que velásemos en todo momento rezando (cfr. v. 36).

será Navidad si, como José, daremos espacio al silencio; si, como María, diremos “aquí estoy ” a Dios; si, como Jesús, estaremos cerca de los que están solos, si, como los pastores, dejaremos nuestros recintos para estar con Jesús. Será Navidad, si encontramos la luz en la pobre gruta de Belén. No será Navidad si buscamos el resplandor del mundo, … porque en Navidad Dios vino pobre.

Queridos hermanos y hermanas, ¡os deseo una Feliz Navidad, una Navidad rica en las sorpresas de Jesús! Pueden parecer sorpresas incómodas, pero son los gustos de Dios. Si los hacemos nuestros, nos daremos a nosotros mismos una sorpresa maravillosa. Cada uno de nosotros tiene escondida en el corazón la capacidad de sorprenderse. Dejémonos sorprender por Jesús en esta Navidad.

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sábado, 22 de diciembre de 2018

¿Por qué ser normal?




José Luís Nunes Martins



Cada vez nos parecemos más unos a otros y eso no es nada bueno. Los coches son casi todos grises, pero no reparamos en ello y eso es todavía más extraño. Nuestros sueños se parecen todos… porque las grandes empresas los distribuyen gratuitamente para después poder vender aquello que los hace realidad. Cada vez más soñamos sueños que no son los nuestros y eso es todavía mucho peor.

Cada vez hay menos bebés porque muchas personas no tienen tiempo para otra cosa que no sea su vida cotidiana y tienen mucho miedo a los grandes cambios.

Pero las personas están cada vez más tristes, se sienten alejadas de sí mismas y su paz se les escapa sin que consigan sujetarla.

Cada año, en Navidad, se intercambian regalos, un excelente pretexto para que pensemos en lo que le gusta al otro, más que en aquello que nos gusta a nosotros. ¿Pero es que al otro solo le gustan las cosas materiales? ¿Son regalos que nos hacen presente o meras justificaciones de nuestras ausencias? ¿Qué podríamos hacer para hacerlo feliz? Tal vez un regalo normal sea mucho más fácil y… barato.


Aparte de esto, ¿Qué nos haría felices? ¿Por qué no luchamos por eso con empeño, aunque buena parte de esa batalla sea con los que se escandalizarán con un empeño tal anormal?

La vida quiere vivir, por eso se multiplica. Nos desafía a ser más y más, a multiplicarnos, a no pararnos nunca.

El mal quiere estancarnos, reclutándonos para su ejército gris, donde todo lo que hacemos y nos llega es normal y lo normal parece ser lo mejor hay.

Mi existencia debe ser rica y productiva. Sería muy bueno que algunos más pintasen el mundo de colores, por medio de lo que dan a los corazones de los otros.

Es un error, una tristeza y una verdadera tragedia, la vida normal de la que muchos no huyen. No hay allí nada de extraordinario sino una ilusión de seguridad.

Incluso podemos acumular fracasos uno tras otro, pero nuestra vida, si fuera vivida con amor, habrá valido la pena,  cumpliendo la promesa de vida al mundo que fuimos nosotros, en el día de nuestro nacimiento.

¡Nunca nadie es solo uno, porque podemos siempre volvernos contra la vulgaridad y vivir!
Que seamos capaces de llevar más vida a la vida de los que viven con nosotros. Que tengamos el coraje de producir en los otros algo anormal: la felicidad auténtica.





Fotografia: Ana Maria

martes, 18 de diciembre de 2018

Hasta siempre, Agustín



Perdona, Agustín, que no haya tenido tiempo de dedicarte unas palabras, en nombre de los que te hemos conocido y tratado desde este servicio,  tras habernos dejado hace ya algunos días y haber dado el paso definitivo a una vida mejor. Como tú sabes, las cosas por aquí abajo no andan muy bien, siempre tenemos algo que hacer, o nos sucede algo extraordinario, casi nunca bueno.

Ya no tienes que venir de vez en cuando a recoger tus cartas, no esperas nada de los hombres, ni de la administración, siempre remisa, lenta, a veces hasta la desesperación. Ahora tú gozas de la plenitud de la vida, en la casa del Padre, estando todas tus necesidades satisfechas, de una vez para siempre. No vives de la Caridad, sino que vives en la Caridad, pues como dice el Apóstol ‘la fe y la esperanza’ terminan, pero la Caridad no se acaba nunca. El Amor dura siempre, eternamente, y es el que nos mueve, en esta vida y en la otra; aquí de manera intermitente e imperfecta, en lucha constante con el mal, en la otra sin limitación alguna, colmándonos de bienes, materiales y espirituales.

Has abandonado la caravana, tu lugar de descanso en esta vida, para alojarte en la mansión de los bienaventurados, y como Dios siempre cumple su palabra, seguro que te dará uno de los primeros puestos; porque yo sí creo que cuanto más se padezca aquí más méritos se acumulan para merecerse de un descanso eterno y plenamente feliz.

Ten en cuenta nuestras palabras en tu favor, y pídele a Dios, que bien cerca lo tienes ahora, que nos mantenga en el buen camino a pesar de las dificultades y peligros que tengamos que afrontar, que no nos falte el valor para esperar sin desesperar nunca.

Hasta siempre, Agustín.



domingo, 16 de diciembre de 2018

Del Comentario a las lecturas del 3 DOMINGO DE ADVIENTO


(Sofonías 3,14-18 / Salmo 12/ Filipenses 4,4-7/Lucas 3,10-18)

por Pablo Garrido Sánchez

 Urge rescatar el verdadero rostro de DIOS.

el objetivo del Adviento es…levantar la mirada hacia lo alto donde está DIOS, y mantener con energía una alegre esperanza, aguardando cálidamente al DIOS prometido, tanto como acontecimiento personal, o como recuerdo histórico del Niño-DIOS.

… estar atentos a los que buscan hacer desaparecer la alegría de los corazones de las personas… Nos protegeremos de los agentes invasores de nuestra interioridad, si acertamos, de verdad, a situar la fuente de la alegría.

Es posible que podamos acortar distancias hacia la identidad de un DIOS esencialmente alegre, si recordamos que DIOS es la fuente de la BIENAVENTURANZA.

Por el atributo de la bienaventuranza resulta más fácil aceptar que DIOS es eterna alegría y fuente original de la misma para cualquiera de sus hijos, que somos todos nosotros.

“El SEÑOR pelea por ti, porque es un guerrero que salva” (Cf. Sf 3,17). El camino de la restauración está precedido de una lucha, en la que el hombre ha mostrado grandes carencias y dificultades, hasta el punto de verse DIOS mismo obligado a tomar las riendas de esa pelea contra el mal para restaurar al hombre.

Los términos en los que el profeta describe la alegría de DIOS: Gozo, júbilo, exaltación, bienaventuranza en grado sumo son aproximaciones que hacemos con la Escritura para percibir algo del calor de la VIDA y AMOR de DIOS.

“DIOS está en medio de ti, DIOS danza por ti”. … El pueblo redimido en JESUCRISTO tendría que reconocer todo esto a cada instante, y manifestarlo de manera pública: “Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel” (Sf 3,14)

Tenemos unas Escrituras que contienen la Revelación suficiente para que tomemos de ella los criterios oportunos.  La tarea de escudriñar la Escritura no es delegable y en ella aparece con meridiana claridad la necesidad personal y comunitaria de la oración de alabanza como expresión diáfana de la presencia de DIOS en medio de su Pueblo.

Al “estar con CRISTO” o estrechamente vinculados a CRISTO, la misma vida de CRISTO corre por nuestras venas y su presencia nos llena: “os he hablado de estas cosas, para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud” (Cf. Jn 15, 11)

Cuando “estamos en CRISTO”, también las cosas buenas de la vida nos reportan alegría y es tan espiritual como aquella que pudiera provenir de un tiempo de oración personal. Podemos cifrar la base de la alegría cristiana en la paz interior, que ha de permanecer incluso en las situaciones de mayor sufrimiento… :“estad siempre alegres” (Cf. Fip 3,4); porque la vida que nos toca ahora en este mundo no es un crecimiento de bienaventuranza permanente o de felicidad continua y ascendente; sino una trayectoria sinuosa y surcada  de desniveles que hacen tortuoso  el camino en más de una ocasión.

“Que vuestra mesura la conozca todo el mundo” (Cf. Flp 3,5);… Si las preocupaciones de esta vida eclipsan la conciencia de la presencia de DIOS, dichas circunstancias pueden con nosotros y nos engullen como tierras movedizas; pero si mantenemos la mirada en el SEÑOR atravesaremos los parajes inhóspitos con cierto sosiego. Además, el apóstol reitera la “cercanía del SEÑOR”.

En toda ocasión, las oraciones y súplicas con acción de gracias sean presentadas a DIOS. Y la paz de DIOS, que sobrepasa todo juicio custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en CRISTO JESÚS” (Cf. Flp 3,6-7 ) … Ahora, en esta fase de la vida nos corresponde mantener en todo momento la llama del deseo espiritual por estar en la presencia del SEÑOR. No sólo el corazón debe permanecer en el SEÑOR, sino también los pensamientos deben conformar los modos de ver las cosas acorde con el pensamiento del SEÑOR, y mantendremos la unión con la VID, que es JESÚS.

Era cabal que se preguntaran si Juan no sería el Mesías, porque su persona y actuación rompían las pautas convencionales; y ante la cuestión, Juan contestaba sin reservas: “No soy yo el Mesías. Detrás de mí viene uno que es mucho más fuerte que yo, al que no soy digno de desatar la correa de su sandalia. Ese os bautizará con ESPÍRITU SANTO y fuego” (Cf. Lc 3,16).

Pero Juan como persona de su tiempo, en el que discurrían las más variadas versiones apocalípticas sobre el Mesías y el liderazgo de éste a ejercer en el Pueblo de Israel, entiende que habrá una gran purificación y aquellos que estén bien dispuestos formarán parte del nuevo Israel y los demás serán trágicamente excluidos.  

Ahora en tiempo de Adviento, las palabras de Juan nos devuelven a la realidad de nuestras vidas que precisan ajustarse desde el punto de vista ético para presentar un corazón bien dispuesto al “SEÑOR que está a la puerta y llama” (Cf. Ap 3,20).

Ajustar la conducta es una consecuencia inmediata del reconocimiento de las propias faltas, y san Lucas recoge algunos aspectos de la predicación de Juan. Es necesario compartir lo que tenemos, pues los bienes que DIOS nos ofrece no son de propiedad absoluta: “el que tenga dos túnicas que de una, y el que tenga comida reparta con el que no tiene” (Cf. Lc 3,11). Las dos necesidades básicas, la comida y el vestido, representan al mismo tiempo otras necesidades que afectan al conjunto de las personas… Hay que pagar impuestos, y en las sociedades modernas no ofrece discusión, pero tanto antes como ahora se pide que los recaudadores sean equilibrados en sus cargas impositivas.

Juan el Bautista advierte de los abusos, que originaban verdaderas ruinas para muchas personas, convirtiéndolas de propietarios de tierras en esclavos de otros a causa de la pérdida de las mismas por la eventualidad de sequías y malas cosechas. Juan llama a la conciencia de los recaudadores, para que no perviertan su oficio.

Juan Bautista amonesta a los soldados para que se ajusten a la paga por el ejercicio de sus funciones. Esta breve casuística es aplicable a cualquier época y situación…. “El SEÑOR ya llega, le acompaña su salario y su recompensa lo precede” (Cf. Is 40,10)

https://proyectocristiano.wordpress.com/2018/12/13/3-domingo-de-adviento/

sábado, 15 de diciembre de 2018

Amar solo tiene un porqué




El amor no es una respuesta. No resulta de una necesidad del otro. No es segunda parte de cualquier tipo de historia.

El amor es el primer paso, una creación interior, el nacimiento de una relación, una obligación tan íntima que es más fuerte que la voluntad más profunda.

Podemos tropezar siete veces en la misma piedra sin llegar nunca a aprender donde está ella. Aún así, jamás podemos dejar de buscar a alguien que amamos o que queremos amar, so pena de morir por olvidarnos de vivir.

Ser rico no es acumular bienes, es dejar fuera lo que no es valioso y dar lo que no es esencial, es ser libre por haberse desprendido del peso que impide volar y amar.

Todos tenemos una razón por la cual debemos vivir, luchar y morir. Ese es nuestro porqué. El significado de nuestra existencia, el porqué de nuestra llegada a este mundo y el paraqué de nuestro futuro.

¿Amar entristece porque implica sufrir? No. Quien acepta amar sabe, desde el inicio, que eso supone el mayor de todos los sacrificios: dar la vida.

Amar es entregarse al otro, suceda lo que suceda, durante todo el tiempo, sin término.

Amar solo tiene un porqué: amo porque quiero ser yo.


domingo, 9 de diciembre de 2018

Lo que no contamos a nadie


 José Luís Nunes Martins

Hay un conjunto de historias que van a desaparecer cuando muramos, porque nunca las contamos a nadie. Unas serán buenas, otras y, yal vez la mayor parte, ni una cosa ni la otra.

Aquello que hacemos de buena gana tendrá aún más valor si no lo divulgamos. Es posible que lleguemos a ocultar la autoría del bien que hagamos hasta para las personas con quienes hemos sido buenos.

¿Que se gana guardando sigilo sobre las buenas acciones que se llevan a la práctica? Desde luego, este recato impide que caiga en cualquier tipo de orgullo, ese vicio que está en la raíz de la mayor parte de los males. ¿Pero es que no podría inspirar a otros? No. Las personas que eligen ser buenas lo hacen con la profunda convicción de que ese camino que quieren hacer, no es para imitar a alguien o por moda.

El testimonio esencial y más importante no es el de quien hace el bien, sino el de quien lo recibió.

El que da importancia a la opinión de los otros no considera sus propias ideas de forma adecuada. La persona se menosprecia a sí misma para después procurar su valor en las opiniones y miradas ajenas, amoldándose no al bien, sino al parecer de los demás.

Aquello que hacemos de buena gana tendrá aún más valor si no lo divulgamos. Es posible que lleguemos a ocultar la autoría del bien que hagamos hasta para las personas con quienes hemos sido buenos.

En cuanto a las historias malas, esas si deben ser compartidas. Para hacer penitencia por aquellas de las que hemos autores, demostrando nuestro arrepentimiento, o para librarnos de las que fuimos víctimas a través de una apertura al amor de los otros, para sanar esas heridas profundas.

Hay aún un grupo de cosas que no son buenas ni malas. No debemos darles importancia. Hay quien cree que debe contarlo todo, incluso lo que no importa, y acaba por aborrecer más de lo que comparte.

La verdad es que nuestro valor está en proporción directa con el bien que hacemos sin que nadie lo sepa. Contarlo es una quiebra de fe, una cesión al orgullo, una flaqueza hecha a la tentación de la vanidad, a pesar de que parezcan siempre buenas las disculpas para hacerlo.


Por eso, debemos exponer nuestros errores sin ocultar nada. Después, no cansar a otros con lo que no tiene importancia, ni bueno ni malo. Por fin, guardar solo para nosotros todo el bien del que seamos capaces.

Nuestros mayores hechos deberán ser conocidos solo por nosotros y por Dios. ¡Si conseguimos olvidarlos, entonces será perfecto!


sábado, 1 de diciembre de 2018

¿Amor, o consumismo?


 José Luís Nunes Martins



Amar es darse al otro, sin esperar nada. Dedicarle tiempo y atención, dar lo mejor de nosotros, porque sí. Porque el sentido de la vida es ese, de dentro para fuera, del interior para el exterior, creando y construyendo.

Consumir es conquistar para sí, ceder a los apetitos más feroces. Querer tapar los vacíos de la existencia con cosas materiales. Cosas que en poco tiempo se degradan y destruyen, creando más y más deseos.  Casi como un coche que, en  cada estación de servicio, exige siempre más combustible que antes

La lógica del amor es cuidar del otro, sin ningún objetivo subyacente que no sea el de ser lo mejor que podamos ser, para otros y para nosotros mismos. Dar, porque es mejor que recibir. La generosidad es siempre mejor que el egoísmo necesitado.

La mayor parte de nuestra sociedad prefiere recibir. Crea en sí vacíos que se hacen mayores cada vez que los intentan llenar, porque creen que la felicidad es la satisfacción de deseos. Pero estos apetitos, cada vez que son satisfechos, solo se atenúan por un tiempo antes manifestarse más potentes que antes. Esclavizándonos.

El amor no se negocia. No se compra, no se vende, ni se cambia. Es gratuito. Si no fuera así, sería otra cosa diferente al amor, a pesar de que haya quien le de ese nombre.


¡Los egoístas se consumen y explotan el mundo de los otros! ¡No aman, a pesar de que digan que la instrumentalización de los otros es una forma de amar!

Somos tan grandes y nobles cuanto más  puro sea el amor de que seamos capaces.
 
Las relaciones humanas se están volviendo consumistas. Se piensa más en aquello que se puede ganar con el otro que en lo que se puede dar. Algunos llegan a hacer análisis como si se tratase de un negocio, o sea, hacen perspectivas a medio y largo plazo si ese negocio concreto les puede, o no, ser lucrativo. Si las perspectivas fueran prometedoras, si se prevén ganancias, entonces se invierte.

¡Ahora bien, basta considerar que una madre  siguiese esta línea de pensamiento y emoción con sus hijos, y la tendríamos por un verdadero monstruo!


miércoles, 28 de noviembre de 2018

REFLEXIÓN SOBRE LA JORNADA DE PUERTAS ABIERTAS En el centro de día ”Madre Teresa de Calcuta” de LUZ y Sal, en San Fernando


(Programa de Cáritas Diocesana de Cádiz y Ceuta para las personas sin hogar)


Daniel Medina Sierra

Hoy hemos sido invitados a la jornada de puertas abiertas de luz y Sal en San Fernando, una ocasión extraordinaria para compartir experiencias y para que nos explicasen los usuarios de la misma que actividades hacen y a que dedican ese espacio.

Fue, como esperaba, muy interesante y muy grato el recibimiento de todos los componentes de esta asociación.

Sería muy larga la exposición y ya mi compañero en este post supongo que se extenderá con más detalle de los procesos y de las actividades en cuestión, así que me centraré en otras cuestiones también dignas de mención.

Siempre he dicho que yo tengo la “ suerte” de pertenecer a los dos mundos, por un lado llevo una vida digna con techo y comida, luz, agua y todos los recursos que una persona pueda desear, no tengo un céntimo pero no carezco de ropa nueva, móvil, televisión, ducha caliente, internet... y además tengo un padre adoptivo que me quiere como propio, qué más puedo pedir.

Pero también pertenezco al mundo de los pobres ya que todo esto se debe a la caridad de este padre adoptivo, por lo tanto mi autonomía es escasa; si algo le pasase a él o simplemente no quisiera que estuviera en su casa, se acabó.

He tenido que pasar muchas penurias hasta llegar a donde estoy, he vivido como un animal abandonado, sin luz, sin agua ni comida, sin nadie a mi lado... procuro no pensar en ello mucho aunque lo tengo presente todos los días y todos y cada uno de ellos lo vivo como el último día. Sé que esto no va a durar eternamente y que no puedo relajarme ni confiarme porque toda esta experiencia me enseñó que la vida es muy frágil y que lo puedes perder todo en un solo día.

Ahora estoy estudiando y me vuelvo a mezclar con personas que no tienen ese problema y les decía que mantengo esa privacidad solo a los voluntarios o a los usuarios, no por vergüenza ni por el qué dirán, ni siquiera porque piense que me van a excluir, es precaución. Si mi propia familia, mis propios amigos de toda la vida me volvieron la espalda, ¿es conveniente exponer tu situación a compañeros a los que apenas conoces y que compartirán espacio y tiempo durante un curso entero? Mejor no probar suerte.

Un señor me decía que no sabía dónde estaba su dignidad, si alguna vez la tuvo, y por qué la perdió, solo quería trabajar, mezclase con la gente sin agachar la cabeza, recuperar su antiguo estatus de ser humano. Ellos, todos, me confesaban sus preocupaciones, esas que callan por no molestar o no ser pesados con lo mismo, están hartos de esperar una subvención, hartos de aparentar normalidad cuando es un drama interno, un corazón roto esperando otra oportunidad. ¿qué nos hace distinto a los demás, somos solo “ personas sin hogar, excluidos sociales” o somos personas como todos sin excepción? 
Yo estoy viviendo una pequeña fantasía, creo que soy hijo de un profesor, estudio pensando que el mañana será mejor y que pronto volveré a ser el hombre que fui, pero estos golpes de realidad te devuelve al mundo real. Vuelves a recordar que tu vida no te pertenece y que en cualquier momento recaerás. No hay trabajo ni forma digna de ganarte un jornal dignamente, dependes de ayudas puntuales, que tardan siglos en llegar y otros tantos en volver a solicitarlas, y entre tiempo y tiempo nada, no existe programas de formación subvencionados como hace veinte años, aprendías un oficio y cobrabas el 70% del sueldo de un trabajador, cotizabas, te sentías útil. 
Si seguimos con esta política de subvenciones, la cultura de la miseria y la dependencia será una pobreza crónica. Así, con esta situación cada vez más asentada, me es imposible dar ánimos a estos hombres y mujeres con ganas de vivir pero sin posibilidad real de hacerlo. Cómo puedo yo si dudo de mi propia suerte.

domingo, 25 de noviembre de 2018

DEL MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO


II   JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario 18 de noviembre de 2018

… el Señor escucha a los pobres que claman a Él y (que) es bueno con aquellos que buscan refugio en Él con el corazón destrozado por la tristeza, la soledad y la exclusión. …. En la misma onda de estas palabras que Jesús proclamó con las bienaventuranzas: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» ( Mt 5, 3).

Ante todo, “ gritar ”. La condición de pobreza no se agota en una palabra, sino que se transforma en un grito que atraviesa los cielos y llega hasta Dios.

¿Qué expresa el grito del pobre si no es su sufrimiento y soledad, su desilusión y esperanza?

¿cómo es que este grito, que sube hasta la presencia de Dios, no alcanza a llegar a nuestros oídos, dejándonos indiferentes e impasibles?

El silencio de la escucha es lo que necesitamos para poder reconocer su voz. Si somos nosotros los que hablamos mucho, no lograremos escucharlos. A menudo me temo que tantas iniciativas, aunque de suyo meritorias y necesarias, estén dirigidas más a complacernos a nosotros mismos que a acoger el clamor del pobre.

El segundo verbo es “ responder ”. El Señor, dice el salmista, no sólo escucha el grito del pobre, sino que responde.

…Y esta respuesta se confirmó a lo largo de todo el camino del pueblo por el desierto: cuando el hambre y la sed asaltaban (cf. Éx 16, 1-16; 17, 1-7), y cuando se caía en la peor miseria, la de la infidelidad a la alianza y de la idolatría (cf. Éx 32, 1-14).

La respuesta de Dios al pobre es siempre una intervención de salvación para curar las heridas del alma y del cuerpo, para restituir justicia y para ayudar a retomar la vida con dignidad.

Los pobres no necesitan un acto de delegación, sino del compromiso personal de
aquellos que escuchan su clamor.

El tercer verbo es “ liberar ”. El pobre de la Biblia vive con la certeza de que Dios interviene en su favor para restituirle dignidad. La pobreza no es buscada, sino creada por el egoísmo, el orgullo, la avaricia y la injusticia. Males tan antiguos como el hombre, pero que son siempre pecados, que involucran a tantos inocentes, produciendo consecuencias sociales dramáticas.

Bartimeo es un pobre que se encuentra privado de capacidades básicas, como son la de ver y trabajar. ¡Cuántas sendas conducen también hoy a formas de precariedad! La falta de medios básicos de subsistencia, la marginación … ¡cuántos pobres están hoy al borde del camino en busca de un sentido para su condición! ¡Cuántos se cuestionan sobre el porqué tuvieron que tocar el fondo de este abismo y sobre el modo de salir de él! Esperan que alguien se les acerque y les diga: «Ánimo. Levántate, que te llama» (v. 49).

Con mucha pertinencia resuenan en este caso las palabras del profeta sobre el estilo de vida del creyente: «soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; […] compartir tu pan con el hambriento, […] albergar a los pobres sin techo, […] cubrir al que veas desnudo» ( Is 58, 6-7). Este modo de obrar permite que el pecado sea perdonado (cf. 1Pe 4, 8).

Sin embargo, para superar la opresiva condición de pobreza es necesario que ellos perciban la presencia de los hermanos y hermanas que se preocupan por ellos y que, abriendo la puerta del corazón y de la vida, los hacen sentir amigos y familiares. Sólo de esta manera podremos «reconocer la fuerza salvífica de sus vidas» y «ponerlos en el centro del camino de la Iglesia» (Exhort. apost. Evangelii gaudium)

«los pobres comerán hasta saciarse» ( Sal 22, 27). Sabemos que en el templo de Jerusalén, después del rito del sacrificio, tenía lugar el banquete. En muchas Diócesis, esta fue una experiencia que, el año pasado, enriqueció la celebración de la primera Jornada Mundial de los Pobres…. Quisiera que también este año y en el futuro esta Jornada fuera celebrada bajo el signo de la alegría por redescubrir el valor de estar juntos.

A menudo la colaboración con otras realidades, que no están motivadas por la fe sino por la solidaridad humana, hace posible brindar una ayuda que solos no podríamos realizar.

Reconocer que, en el inmenso mundo de la pobreza, nuestra intervención es también limitada, débil e insuficiente hace que tendamos la mano a los demás, de modo que la colaboración mutua pueda alcanzar el objetivo de manera más eficaz. … El diálogo entre las diversas experiencias y la humildad en el prestar nuestra colaboración, sin ningún tipo de protagonismo, es una respuesta adecuada y plenamente evangélica que podemos realizar.

Cuando encontramos el modo para acercarnos a los pobres, sabemos que el primado le corresponde a Él, que ha abierto nuestros ojos y nuestro corazón a la conversión. No es protagonismo lo que necesitan los pobres, sino ese amor que sabe esconderse y olvidar el bien realizado. Los verdaderos protagonistas son el Señor y los pobres.

Las palabras del Apóstol son una invitación a darle plenitud evangélica a la solidaridad con los miembros más débiles y menos capaces del cuerpo de Cristo: «¿Un miembro sufre? Todos los demás sufren con él. ¿Un miembro es enaltecido? Todos los demás participan de su alegría» ( 1Cor 12, 26).

El grito del pobre es también un grito de esperanza con el que manifiesta la certeza de ser liberado. La esperanza fundada sobre el amor de Dios que no abandona a quien en Él confía (cf. Rom 8, 31-39). Santa Teresa de Ávila en su Camino de perfección escribía: «La pobreza es un bien que encierra todos los bienes del mundo. Es un señorío grande. Es señorear todos los bienes del mundo a quien no le importan nada» (2, 5). 

Vaticano, 13 de junio de 2018 Memoria litúrgica de San Antonio de Padua

viernes, 23 de noviembre de 2018

Día de las personas sin hogar


Hace unos días, después de estar viendo a L. casi a diario,  siempre con su sonrisa en la boca, hablando lo mismo de toros que de futbol, por fin estalla: ‘No aguanto más. Estoy desesperado. Tengo que trabajar, hacer algo. Estoy desesperado…’ No pongo más porque entonces no le entendí bien, y  no quise hacerle repetir aquellas palabras que me hicieron sospechar algo mucho peor, y que cualquiera puede imaginar.

¡Ya está bien! Esta sociedad está cada día más ciega y sorda. Sí, hay personas de buena voluntad que ayudan, pero son ayudas puntuales, para ayudar a alguien en algún apuro (un bocadillo, un pantalón, una linterna…), no para propiciar la salida del círculo infernal del paro de larga duración. Sí, hay Instituciones que ayudan a las personas a salir de determinadas adicciones,  procurándoles  la autoestima y la autonomía, la recuperación de hábitos y la voluntad suficiente para asumir cualquier responsabilidad. Pero cuando estas personas alcanzan un grado satisfactorio de autonomía no pueden ponerla a prueba mediante un trabajo y un servicio  a la sociedad.

Es, como digo, el día de las personas sin hogar. Pero decimos mal. Muy mal, porque estamos definiendo a un colectivo de personas muy diverso, y generalmente les achacamos enseguida cualquier defecto o vicio, las miramos con recelo antes de dirigirles la palabra,  evitamos su mirada y hasta cruzarnos con ellas.

Las definimos a base de prejuicios, y de ese modo muchas veces nos equivocamos. No son ‘personas sin hogar’, como una cualidad  adquirida, y menos aún merecida. Están sin hogar, por mil causas, unas buscadas, otras sobrevenidas. Hoy día, muchas causas son porque esta sociedad está muy mal gobernada, ya que aprueba leyes injustas, (hasta discriminatorias entre hombre y mujeres, por ejemplo, o entre los habitantes de las distintas regiones de España), permite ciertas conductas  y el acceso a consumos peligrosos y nocivos para la salud física y mental de los ciudadanos, de manera que alienta conductas contrarias al sentido común, al respeto sagrado que nos debemos las personas. La crisis que comenzó hace ya  más de diez años,  ha superado las previsiones en el aumento de las causas que llevan a numeras personas a la ruina, a la indigencia, a la desesperación.

Es vergonzoso que un país como España, colectivamente, todos los ciudadanos, especialmente los políticos, los sindicatos, los empresarios, no sintamos vergüenza de no ser capaces de dar lo mejor de cada uno para favorecer el bien común, y no descansar hasta que el bien común sea universal de verdad y llegue a todos los ciudadanos  según sus necesidades. ¡Ya está bien, por Dios, hagan lo posible porque no le falte trabajo a  nadie que está en edad de trabajar, sobre todo si tiene personas a su cargo!

Nada nos pertenece, todo nos es dado. Qué miserables son los que teniendo responsabilidades públicas, no hacen cuanto esté en su mano para procurar el bien de todos, o peor aún, se apropian de los bienes que son de todos,  los roban descaradamente o los  dilapidan, sin freno y sin ley que los castigue;  los ciudadanos normales también pueden hacer mucho más,  viendo el mal a la puerta,  podrían ocuparse  del otro que lo padece, pariente, vecino, conciudadano , ofreciéndole una mano fraterna y creando una cadena de solidaridad y afecto que nos haga un país mejor, solidario, unido.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

DÍA DE LAS PERSONAS SIN HOGAR 2018


MESA DE EXPERIENCIAS

“Y TÚ ¿QUÉ DICES?: DE LA EXCLUSIÓN A LA ESPERANZA

 Ayer, 20 de noviembre,  tuvo lugar esta mesa de experiencias, dentro de los actos que a lo largo de la semana se desarrollan en San Fernando. Estuvieron representados en ella las Cáritas Diocesanas de Cádiz y Ceuta y  la de Jerez, además del albergue Federico Ozanan, trabajadores sociales, voluntarios y dos personas en proceso de inserción.

La mesa estaba presidida por el P. Rafael Pinto, capellán del centro Madre Teresa de Calcuta, de Cáritas, y en sus palabras de bienvenida y presentación nos recordó que estábamos reunidos en la Iglesia, que es precisamente la casa de todos, donde todos tienen cabida sin distinción alguna.

La primera en hablar fue Blanca Esther, veterana trabajadora social de Cáritas, y lo hizo ofreciéndonos una descripción, precisa y visible, del lugar, del local donde Cáritas acoge a las personas que acuden en su ayuda. Han de ser unos lugares cómodos, para facilitar la acogida e inviten a la confianza necesaria para que la persona que llega se sienta a gusto y pueda expresarse sin dificultad.

Es esencial que el trabajador, el voluntario, sean capaces de ganar la confianza de la persona que llega a la oficina para poder comenzar el proceso de recuperación, en el que se tiene que implicar principalmente la misma persona que pide ayuda.

Esta tarea consiste en ayudar a la persona,  marginada socialmente, a que recupere sus derechos, como cualquier ciudadano. Para la consecución de estos derechos el trabajador social da la información necesaria y ayuda a gestionar los recursos necesarios,  los propios, y en colaboración con otras entidades públicas y privadas. Es un trabajo que requiere colaboración , aunque la primera puerta que se abre a esas personas sean las oficinas de Cáritas, para comenzar el proceso de recuperación con confianza y ánimo.

Terminó su exposición con un caso bastante complejo, difícil, largo, pero que ha tenido un final satisfactorio, gracias al empeño de todos en luchar por la inclusión, porque estaban convencidos de que esa persona tenía derecho a los recursos que la sociedad ofrece para vivir con dignidad. 
A continuación habló Francisco Holgado, representante del albergue, o mejor, según sus palabras “Casa hogar” Federico Ozanan. Pidió con insistencia voluntarios para atender el hogar ya que la salida de las hermanas de la caridad ha dejado un poco ‘huérfano’ el albergue.

Hizo una auténtica confesión pública al decirnos cómo albergaba muchas dudas y no le satisfacía mucho la idea de hacerse cargo del albergue. Tuvo una experiencia poco agradable al entrar, se encontró con una persona poco aseada y no la debió mirar muy bien. Se puso a hacer una pequeña tarea en el patio y al poco rato estaba lleno de acogidos, y que todos querían hablar con él. Esto le animó. Volvió a encontrarse con aquel a quien no miró con agrado y este le recordó el gesto poco amigable que tuvo con él al entrar. Entonces Francisco cae en la cuenta y piensa ‘¡cómo lo miraría yo para que se diera cuenta!…’  Se dieron un abrazo. Fue muy claro y se le notaba que la experiencia le había dejado tocado.

Entre las novedades que ofrece su gestión al frente de la Casa Hogar Federico Ozanan está la colaboración con el centro de día Madre Teresa de Calcuta, de Cáritas, para la promoción de las personas, y la apertura de un botiquín, atendido por un profesional.

Terminó invitando a todos a pasar por el albergue el sábado, pues tienen jornada de puertas abiertas. Insistió en que acudiéramos,  volvió a decir que el albergue es la “Casa Hogar”, la casa de todos los que allí viven y cada uno puede invitar  a quien desee. No cabe duda que es una iniciativa muy loable, abrir el centro al pueblo de San Fernando, una buena manera acercar a las personas sin hogar al resto de ciudadanos, ofreciendo su casa.

Carmen Torres, voluntaria del centro El Salvador, de jerez, habló de su experiencia como voluntaria de Cáritas, acompañando en distintos campos a personas sin hogar. Para ella un voluntario es alguien que ‘sueña con un mundo al revés’, pues ve de otra manera, mira más allá y al fondo. Según ella es como miraba  Jesús, el Gran Voluntario. Es un ejercicio costoso, difícil, pero gratificante, hay que vencer el miedo a personas diferentes.  Dice haber aprendido muchas cosas como voluntaria: a escuchar, a buscar soluciones, a no ser protagonista. Insistió en la necesidad de escuchar, de 'creer lo que me están diciendo'. Eso enriquece, hace que demos lo mejor de nosotros. Recurrió a las palabras del Papa Francisco para las II Jornadas del día mundial de los pobres, Los pobres no son la causa de los males del mundo, sino la consecuencia de una sociedad imperfecta e injusta.  
Cualquiera puede ser un día una persona sin hogar. Son hermanos nuestros. Hay que tener esperanza,  pueden salir del círculo en que se meten, con fe. ‘No son así’, dice… es solo que a veces les falta la fuerza necesaria para salir de ese círculo de desgracias. Y de nuevo recurrió a las palabras del Papa para las II Jornadas del Día Mundial de los Pobres, el ciego Bartimeo que grita para Jesús lo cure, Zaqueo que se sube a un árbol porque es pequeño y quiere ver a Jesús…

Llegó el turno de José Antonio, acogido del centro de Jerez El Salvador. Entre sollozos nos narró su historia, un largo recorrido en el que le van sucediendo calamidad tras calamidad, sin familia, solo, de ocupa, en la calle. Hoy se encuentra en proceso de inclusión, dispuesto a salir del círculo que antes decía Carmen. ‘Por ayudar a otros me veo yo así', dice repetidas veces. Le cuesta, parece, la convivencia con personas muy diferentes. Hasta padeció de tuberculosis. Lo echaron una vez del trabajo porque entonces vivía en la calle. Nadie está en la calle porque quiere. Que no piensen cuando vean a alguien en la calle que es un alcohólico, etc. Él era bueno trabajando. Terminó agradeciendo estar en el piso, recuperándose, y confía en llegar a trabajar, tener su casa. No se rinde.

Luis, de Luz y Sal, se presenta como un jubilado y además por enfermedad, pero que precisamente ahora, por eso, tiene tiempo de hacer lo que no pudo hacer antes. Cáritas le atraía y ahora le compensa, recibe más de lo que da. Acompaña a esas personas en sus actividades, y le agrada ver como en estos talleres mejoran la autoestima, lo que les prepara para algún día volver a tener  una ‘vida normal’, sin ningún matiz peyorativo, una vida como cualquiera, como la que tuvieron en su momento.

Por último habló Manuel Tapia, que precisamente ya disfruta de una vivienda, y se siente muy a gusto y agradecido a Cáritas.

Despidió el acto la Directora Diocesana, María del Mar, muy agradecida y satisfecha de todo lo expuesto, simplifico un sus palabras pero son más que suficientes para expresar un ideal de actuación en Cáritas: es algo noble, sencillo y bueno.

Me voy a permitir terminar esta crónica con unas palabras de San Pablo, a las que tengo que recurrir de vez en cuando… ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre e misericordia y Dios del consuelo! Él nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos de Dios. Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo.”



domingo, 18 de noviembre de 2018

El exceso de empatía



Daniel Medina Sierra

Hay personas extraordinarias, capaces incluso, de perjudicarse a sí mismo para ayudar y proteger al más débil.
Desde luego que lo son, no me cabe la menor duda.
No seré yo quien descubra algo tan apreciado como la virtud del sacrificio, ni seré quien aliente a un ser querido a que se sacrifique por mi o por otros aunque resulte egoísta o parezca incoherente, lo reconozco.
Verán, no soy ningún modelo a seguir, en todo caso lo que mejor puedo aportar son mis fallos, equivocaciones, y malas decisiones para que otros no las comentan; y el exceso de empatía lo fue.
No es que me arrepienta de lo hecho por los demás, se hizo y punto, pero es importante saber por qué dejé de hacerlo.
Aprendí que el exceso de empatía es como el exceso de alimentos, lo necesitas para vivir pero si te excedes te podría empachar.
Cuántas veces he sacrificado mis bienes, mi dinero, mi tiempo por quién no los merecía, cuántas veces he esperado, al menos, a que aprovechase el favor dado y cuántas sabía de antemano que iba a ser uno más de los “ favores” que no han servido más que para perjudicarse uno mismo y al que se supone que ayudas.
No es sano ni recomendable apostar por todos los que conoces, tal vez por eso mismo, porque los conoce, es por lo que no lo recomendaría.
¿Quién es digno  del sacrificio de otro?
Hay una premisa que siempre se cumple, el que pide pero jamás da, el profesional acostumbrado a chantaje emocional, el que nunca esta cuando lo necesitas, al que conoce tu debilidad y la aprovecha al máximo para su propio beneficio.
Si eres tan terco como yo, o tienes una fe infinita en la especie humana, caes una y otra vez en la misma trampa, trampa sí, porque solo él o ella sabe que no lo merece y jamás lo confesará.
¿Qué lectura queremos dejarle al individuo acostumbrado a estafar, lo estamos ayudando o fomentamos conductas poco éticas?
Fijaros en este detalle tan significativo,  cuando ayudas constantemente empiezan, ya no a pedirte un favor, a exigir su derecho a que le atiendas. Pasamos de la voluntad a la obligación.
El día que dices NO la indignación por parte del receptor es monumental; no importa cuántas veces lo hayas ayudado, no importa que lo que pide te perjudique, le diste el poder de decidir a él y se lo estas arrebatando con un simple no.
Cuando te alejas un tiempo, ambos, el que da  y el que recibe, saca su propia conclusión. El que da tiene perspectiva, la perspectiva de la lejanía y reconoces que no debiste dar tanto, aprendes del error y como mínimo, no cometerás el mismo error con la misma persona. El que recibe te esquiva y huye de ti, ya no tiene poder sobre ti, teme que alguien sepa que no es un tipo de fiar.


sábado, 17 de noviembre de 2018

2º Año de Adoración Eucarística Perpetua en San Fernando




Con la presencia del Señor Obispo, Don Rafael Zornoza Boy, celebramos en segundo año de Adoración Eucarística Perpetua, con la capilla llena de adoradores, en representación de los más de quinientos adoradores, que cubren fielmente, sin fallos dignos de consideración, sus turnos de adoración, cada semana.

Por eso quizá las primeras palabras de Don Rafael en su homilía fueron para agradecer y elogiar esta constancia, diciendo  que era en realidad un milagro, porque sin duda el Señor así lo quiere, y va actuando en los adoradores, que acuden agradecidos a conversar  con Él durante el turno asignado.

No pude seguir toda la homilía con precisión, por causa de mi  oído, pero  si capte otra idea importante: que todos los adoradores tienen, por tanto también nosotros, una conciencia de eternidad, lo adoramos en comunión con los santos y los ángeles, desde siempre.

Y para terminar sus palabras recalcó que la adoración forma parte sustancial de la  evangelización, Cristo es la fuente del amor, y a él acudimos para pedirle consejo y ánimo para amar nosotros también a nuestros semejantes, especialmente los más necesitados.

Finalizada la eucaristía  la adoración eucarística perpetua continuó con normalidad, hacia su tercer año. Que así sea, incluso mejore y aumente el número de adoradores, que nunca serán demasiados. OM

¿Quién puede darte la paz que crees merecer?




 José  luís Nunes Martins




Nuestra vida mejoraría mucho si en muchas horas de nuestra existencia estresada fuésemos capaces de tener algunos minutos de sosiego. Un silencio de todo, por algunos segundos, es suficiente para que una quietud pura inunde todas las urgencias aparentes e insufle en nosotros un soplo de vida.

Hoy se debate mucho sobre la importancia del equilibrio entre la vida profesional y la familiar, olvidando  que es esencial que cada uno de nosotros tenga tiempo para dedicarse a sí mismo. No por cualquier egoísmo, sino para recuperar y crecer, para prepararse y orientarse. Para detenerse y decidir por uno mismo. Con el fin de no ir nunca a donde no se quiere ir, solo porque todo nos parece que fluye y empuja hacia sí.

Hoy, los que no tienen prisa parece que no se adecuan a este mundo de eficacias y eficiencias, de presencias, objetivos y lucros. El que tiene más paz parece poco comprometido con los resultados comunes. Como si hacer más fuese hacer mejor. Como si trabajar más horas fuese más productivo.

Un día, a una hora concreta, llegará el momento de despedirnos de esta existencia. ¿Cuánto bueno habremos hecho en todas las horas que se nos han dado? ¿De cuántos sueños no realizados nos tendremos que olvidar, solo porque empleamos mal nuestros días y noches, yendo tras de rutinas e ideas sin mucho sentido?

¿Cuánto tiempo hace que no tienes una conversación honesta contigo mismo?

Habrá quien se vea forzado a ir abandonando sus aspiraciones porque nunca se detuvo en serio para encontrarse y dar sentido a su vida de acuerdo con su voluntad íntima, lejos de la presión de lo que interesa a los otros, a lo que muchas veces llamamos destino.


¿Cuántos sueños has dejado morir? ¿No eran importantes? ¿Eran simples fantasías sin sentido ni contribuyeron a tu felicidad?

Un paseo de una hora hacen muy diferentes al corazón, las ideas, la voluntad y los apetitos. Es descanso. Reposo que debíamos tener por obligación. No por el bien que hace al cuerpo, sino por la paz que da al espíritu.

Quien no quiere perder tiempo puede, con facilidad, perder la vida en esa carrera incesante. ¿De qué nos sirve hacer todo lo que es urgente si fallamos en el cumplimiento de lo esencial?


Estás haciendo cualquier cosa, detente por un minuto, ponte en camino, sepárate de ti… a lo  lejos vas a verte mucho mejor. Demórate ahí. Retorna después a tu vida, que tal vez no esté adonde estabas antes.