domingo, 29 de abril de 2018

JESÚS DE NAZARET, EL MAESTRO (I)


Pablo Garrido Sánchez

Una pregunta

¿Quién es JESÚS de Nazaret? Pasan los años y contamos décadas de práctica cristiana con tiempos comunitarios y particulares de oración; hemos asistido a charlas, retiros, ejercicios espirituales o reuniones multitudinarias en las que se predicaba a JESÚS de Nazaret. Es probable que en algún momento hayamos realizado algún compromiso testimonial, y con todo todavía procede mantener vivo el interrogante básico: ¿Quién es JESÚS de Nazaret? La proximidad a JESÚS  no evita  la pregunta: “¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Cf. Mt 8,27). Sabemos que los discípulos más cercanos a JESÚS obtuvieron un conocimiento cierto, suficiente y misterioso. La condición humana y divina de JESÚS nos sitúa siempre ante el misterio.

El PADRE conoce al HIJO  (Cf Mt 11, 27)

El establecimiento de esta premisa, el PADRE es quien realmente conoce al HIJO, no es habitual tenerla en cuenta; y sin embargo JESÚS lo advierte en distintas ocasiones. Es el PADRE el que dispone la venida de su HIJO a este mundo (Cf. Jn 3, 16). JESÚS reconoce que”nadie puede ir a ÉL, si el PADRE que está en los cielos no le concede  esa gracia” (Cf.  Jn 6, 44). A Pedro le dice que el conocimiento expresado sobre ÉL le viene dado por el PADRE (Cf. Mt 16,17). El creciente, necesario e ilimitado conocimiento sobre JESÚS nos es dado por el PADRE mediante la efusión del ESPÍRITU SANTO (Cf. Jn 16,8). Cualquier aproximación hacia JESÚS mantiene un horizonte de eternidad, por lo que lejos de nosotros el desánimo por el conocimiento escaso y parcial que podamos reconocer hasta estos momentos. Es posible, que los más avanzados en la vida del espíritu puedan decir con el apóstol: “todo lo considero pérdida comparado con el conocimiento de CRISTO, mi SEÑOR” (Cf. Flp 3,8) La insaciabilidad por conocer a JESÚS de Nazaret es un buen indicador del progreso dentro de la vida cristiana, porque el que está necesitado de conocimiento es que de algo ya participa, pero tiene anchura y profundidad para acoger más de Aquel que se le vuelve necesario. En esta disposición de ánimo proseguimos en nuestra búsqueda.

Títulos

Hasta los treinta años, en el carné de identidad de JESÚS podría leerse: Nacido en Belén, domiciliado en Nazaret, hijo de José y de MARÍA, de treinta años de edad, y artesano de profesión.

A los treinta años, JESÚS, inicia su misión evangelizadora, que le ocupa unos tres años. Durante este tiempo, JESÚS se hace llamar “Hijo del hombre”, y los seguidores se dirigen a ÉL como Maestro.

Durante tres años, JESÚS predica el Evangelio del Reino, mostrando una autoridad moral y espiritual sorprendente. Acompaña su misión con señales, prodigios y milagros, creando  expectación en unos y rechazo visceral en otros. Las autoridades tanto civiles como religiosas no soportan por más tiempo la actividad misionera, pues a unos y otros les parecía que peligraban sus propias seguridades. El desenlace de los acontecimientos sabemos cómo fue: en la Cruz; pero el destino que el PADRE tenía para su HIJO era otro. JESÚS “con su sangre, había comprado para DIOS, hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación” (Cf.  Ap 5,9); por lo que fue constituido SEÑOR y  CRISTO (Cf. Hch 2, 36).  Estos dos títulos, SEÑOR y CRISTO, aparecen durante la vida pública en círculos restringidos, afirmándose en toda su extensión después de la Resurrección.

El evangelio de san Juan recoge otros títulos referidos a JESÚS que profundizan en su identidad a la luz de la Resurrección. En verdad JESÚS es la Luz y la Vida del mundo (Cf. Jn 1, 4). De la misma manera, “ÉL es el Pan bajado del Cielo que da la vida al mundo” (Cf Jn 6, 33), “JESÚS es el Camino, la Verdad y la Vida”   (Jn 14, 6). JESÚS es la fuente de la Resurrección para el hombre en particular y para la humanidad en su conjunto (Cf. Jn 6, 44; 11, 25)

La ejemplaridad

Todavía encontramos personas que reconocen guardar un recuerdo ejemplar de sus mayores. Otras veces la interiorización de modelos de comportamiento provienen de otras personas más alejadas del estrecho círculo familiar, escolar o de amistad.  Principalmente son los mayores aquellos  que han quedado en la armadura de nuestra memoria como modelos de comportamiento. Quienes tienen la primacía en el campo de la ejemplaridad son los padres: el padre y la madre. Si esta base se altera, queda comprometido todo el edificio que alberga y sostiene los patrones de comportamiento. La ejemplaridad proveniente del entorno y admitida en el fuero interno, no dispensa de la reelaboración personal de los contenidos asumidos; más aún, es absolutamente necesario que la persona  revise y dé asentimiento más o menos definitivo a lo que de forma intuitiva percibe en alguien que se erige como modelo de comportamiento. Los ejemplos se pueden multiplicar, pero consideremos el comportamiento heroico de una persona que salva la vida de alguien que se está ahogando en medio de una tempestad, como ocurre con cierta frecuencia; será algo admirable que muchos no podremos imitar porque las facultades físicas no nos lo permiten, pero sigue siendo objeto de encomio y admiración. Pensemos en la vida de silencio y ascesis de un cartujo: es algo admirable, pero parcialmente integrable en la vida de la mayoría de las personas.

Los modelos de identificación son patrones descubiertos hace tiempo por la psicología evolutiva, y poco cotizados en estos momentos. En el ambiente de banalidad que nos envuelve, han caído también los modelos de identificación con la propagación de forma especial de la ideología de género, que promueve una mezcla caótica de elementos fundamentales, que al final desestructuran a la persona en su misma raíz.

Seguimiento


No es posible ver la misión de JESÚS de Nazaret ajena al seguimiento de los discípulos y rodeado de grupos más o menos amplios. El Mensaje de JESÚS cubre la fase más crucial dentro de la transmisión oral. Muy pocas cosas se escriben en los primeros tiempos, sólo pasadas dos o tres décadas se registran por escrito los dichos y hechos de JESÚS de manera ordenada. Mientras tanto rigieron en el mantenimiento del Mensaje las leyes de la transmisión oral, por lo que el esquema maestro-discípulo fue esencial. El Maestro procuró grabar con el fuego del ESPÍRITU SANTO, sus palabras, sentimientos y actitudes, en el corazón de sus discípulos. Pero antes había que encontrar a esos discípulos. En la organización misionera de JESÚS tiene prioridad la selección de sus seguidores o discípulos: “JESÚS llamó a los que quiso, para que estuvieran con ÉL, y ser enviados” (Mc 3, 13-15). Previamente, JESÚS, había llamado a los cuatro discípulos que después estarían integrados en el grupo de los doce, y los llamó para “hacerlos pescadores de hombres” (Cf.  Mc 1, 16-20).

El círculo de seguidores abarca más que a los Doce. Ésta es una institución con unas características particulares, que fundamenta a todo el conjunto de discípulos cuyo radio potencial de captación alcanza a todo hombre de cualquier época y lugar. La llamada de JESÚS al discipulado es tan universal como su propio Mensaje.

sábado, 28 de abril de 2018

Se creen dioses




José luís Nunes Martins



Nuestra sociedad parece movida por el consumismo. Se cree en la lógica del consumo: se comienza con la adquisición para después explotar hasta la extinción lo que tenemos. Esta extinción puede que no sea la del objeto; a veces somos nosotros los que quedamos saturados, demasiado rápidamente.

Se compra, se usa y se tira. Al final no tenemos manos para todo y hay siempre tantas cosas que aún no tenemos…

El cuerpo es visto como un accesorio del que se puede disponer en función de lo que se cree que es libertad. Puede usarse sin restricciones, al final es cosa nuestra… unos lo veneran como si fuese lo que no es, otros lo desprecian como si n o fuese muy valioso.

Llamados a completar la creación de nosotros mismos, somos responsables de lo que elegimos al pensar y soñar, sentir y consentir, decir y callar, lo que hacemos y cómo lo hacemos.

El don de la vida es esta enorme responsabilidad de valorarse.

Son muchos los que hoy se creen héroes dignos de prestarle culto. Egoístas y arrogantes, se vuelven ciegos ante la realidad tal como ella es. La humildad podía curarlos, pero no quieren, prefieren ser esclavos de sus impulsos irracionales.

Prudencia, buen sentido y comedimiento no son virtudes que aprecien. Se creen señores de sí mismos, del mundo y de los otros.

Lo peor de todo esto es que el mal nunca es claro y evidente. La maldad es fina y astuta hasta el punto de comenzar por evitar a quien pretende hacerse su esclavo.


Todos tenemos momentos de egoísmo y arrogancia, todos nos debemos empeñar en librarnos de ellos a fin de que no nos consuman.

Es un grave error querer ir más allá de la medida propia de cada cosa. Cada hombre debe empeñare en saber quién es, conocer sus límites y sus posibilidades. Aceptar su vida de forma auténtica, sin dejarse dominar por las tentaciones de la insolencia, de la falta de moderación y por los instintos.

Cada vez que alguien en concreto decide poner fin a la vida de otro, eso es pasar el límite. Es una violencia imbécil de un poderoso sobre alguien que está débil, creyéndose llamado a ser igual o superior a lo divino.

Quien hace el mal presenta siempre buenas razones para hacerlo.


La arrogancia estúpida es señal de tragedia inevitable.

sábado, 21 de abril de 2018

El bien y el mal no dependen de las leyes



José Luís Nunes Martins



La sociedad actual tiene una perspectiva tan alejada de lo que son los valores que se cree capaz de determinarlos por la vía de las leyes.

Lo que separa el bien del mal no es lo mismo que separa lo legal de lo ilegal. Los valores fundamentales son intemporales, forman parte de nuestra identidad como seres humanos. No están sujetos a los cambios. Tratar de alterarlos es tan peligroso como insensato.

Hoy, muchos atentados contra la vida encuentran soporte en las leyes, que los justifican, e incluso los prescriben.

El aborto, por ejemplo, es y será siempre algo condenable, mientras que, de acuerdo con las perspectivas actuales, llega a ser recomendable en muchos casos, siendo que, para ello, basta que la madre (¿o es sólo mujer? ¡También pude ser hombre que haya cambiado el papel de ciudadano!), no quiera el hijo (¿o es solo un conjunto insignificante de células?) para que el Estado (¿nosotros?) lleve a cabo su voluntad (¿pero no es involuntaria esa interrupción?).

Son muchas las inseguridades, las oscuridades y las contradicciones cuando se debaten estas cuestiones. ¿Pero por qué razón, en estos casos, se prefiere la muerte?

La justificación del mal contra la vida es paradójico: de cara al sufrimiento, existente o posible, se prefiere ponerle fin inmediato. La sociedad solo solicita que alguien asuma la responsabilidad y exige a los demás que  acepten el gesto sin comentarios negativos. ¡Si alguien prefiere la vida ante el sufrimiento, y elige enfrentarse a ese mal con el bien en que cree, ese sí, es condenado como si se tratase de un verdugo!

La vida está hecha de dolores. Sufrimientos profundos. No hay vida sin desdichas, por lo que su inevitable acontecimiento debía ser motivo para unirnos en la defensa del bien y no para tratar de acabar el mal con… un mal aún peor.

Matar es un mal, incluso en los casos en que las leyes defienden a quien lo hace.

La dignidad es el valor que nos llega por el hecho de ser libres, para el bien y para el mal. Quien elige el mal, se elige indigno de de su libertad. ¿Si una madre y un padre confían en las decisiones de un hijo que, después, en el uso de esa libertad, elige el mal, ¿Es que los padres deben alegrarse con la libertad de su hijo? ¿Es él responsable? ¿Y si lo que hace no viola ninguna ley de su país?


La eutanasia, otro ejemplo, se enraíza en una idea de infalibilidad del discernimiento, o sea, de que acertamos siempre en que es mejor para nosotros mismos. En verdad, y por experiencia, todos sabemos que muchas veces nos engañamos respecto a eso. No sabemos ni hacemos lo que es mejor para nosotros mismos. Aunque las leyes crean que sí.

¿Qué tiene que hacer cualquiera ante una ley injusta? ¿Cumplirla por ser ley, o violarla por ser injusta?


sábado, 14 de abril de 2018

¿Cuánto cabe en una lágrima?


José Luís Nunes Martins

Ser sencillo es una lucha permanente contra todas las tentaciones para desviarnos del camino cierto. Requiere una atención constante frente a nuestra tendencia a complicárnoslo todo siempre. Hay cada vez más estímulos y opciones, es esencial que cultivemos el discernimiento para trazar y seguir nuestro propio camino.
Mucha de la sed que sentimos es el resultado de deseos que aceptamos como nuestros. Buscamos con todas las fuerzas tantas cosas innecesarias que acabamos por despreciar lo importante. Queremos todo y acabamos, casi siempre, sin nada.
Somos egoístas y tan poco inteligentes que incluso creemos que nos bastamos a nosotros mismos y que tenemos en nosotros todo lo que necesitamos. No. Somos la mitad de tantas cosas y gotas de agua entre otras.

El agua es vida y siempre encuentra la forma de encontrar su camino. Insiste, se acumula y, con paciencia, acaba por descubrir a dónde ir. Cuando se estanca, se corrompe. ¡El agua es sencilla, pura y… viva!
No debemos detenernos en nada pasajero, en la certeza de que la eternidad es vida. Belleza sublime aconteciendo, creándose y multiplicándose.

Vivir es crear. Hacer nacer. Fuente de bien. El mundo quiere ser cada vez más bello, porque su belleza aún no está completa. Por eso cuenta con nuestra capacidad de crear para ser perfecto.
Hoy falta tiempo para pensar. Para esperar y meditar bien antes de decidir. Las acciones quedan siempre con sus autores. El resultado de nuestras decisiones somos nosotros. Mucho de aquello que soy depende de lo que decido, con mayor o menor consciencia. Soy responsable de mi vida, de dar respuestas y encontrar caminos.

¡Estoy llamado a concluir la creación de lo que soy, a ser protagonista de mi existencia, a ser espectador de todo y soy, por encima de todo, una obra prima!
Cada uno de nosotros tiene una misión. El que no sabe cuál es, procure hacer uso de sus dones. A lo que tiene de diferente y mejor de cara a los otros. No, no es lo que le es más fácil o le da más placer, es, sí, lo bueno que puede y debe hacer.

Tu misión es hacer de ti alguien en quien la vida tiene sentido.

El agua que brota de las fuentes no vuelve a ella sin haber cumplido su misión.
En este mundo solo tenemos esta vida. Sepamos hacernos fuentes de agua viva. Matando la sed de los que andan sedientos de respeto, verdad y amor, y limpiando cada una de las heridas de los que fueron despreciados, maltratados, humillados.

El agua busca el agua. Amor busca amor.
¡En una lágrima cabe toda la tristeza… pero también en una lágrima cabe la alegría de una vida entera!

En una lágrima hay una oración y una sonrisa. Una traición vencida por una esperanza de amor que, con certeza, se cumplirá.


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miércoles, 11 de abril de 2018

Encuentro Arciprestal de Cáritas - homenaje al último Equipo Arciprestal



Hoy escribo encantado, y estaba deseando empezar este post, para agradecer la respuesta a mi última petición a los directores de Cáritas Arciprestal, para que tuviéramos un encuentro arciprestal, Directores y voluntarios, en el que agradecer a Juanjo, el Director saliente, y a su equipo, su labor al frente de dicha Institución, durante un periodo de tiempo largo y fructífero, haciendo posible  la ayuda sociocaritativa que Cáritas desarrolla en cada parroquia de la manera más eficaz posible.
El encuentro tuvo lugar en la parroquia del Santo Cristo. Comenzó con la celebración de una Eucaristía de acción de gracias, en la que el P. Rafael nos dirigió unas palabras inspiradas muy sentidas sobre la caridad, recordándonos que Dios es la fuente del amor y de la caridad, y a él le debemos nuestra vocación. También insistió en la necesidad de la oración.  A continuación pasamos al salón de actos. En primer lugar, tras unas breves palabras de Lalo, Director de Cáritas de esta parroquia,  explicando el motivo del acto,  entregó una placa a los tres miembros del equipo,  Juanjo, Rafael y Marina.

Juanjo respondió, con la misma claridad de siempre, haciendo una llamada a todos los Directores para que sigan reuniéndose y ayudándose, que no se desanimen y sigan adelante. También Marina respondió emocionada y casi sin palabras. Rafael había excusado su ausencia.
Como digo al principio, escribo hoy encantado, pero casi no me atrevo a expresar un pensamiento que me surgió en el camino de regreso a casa, por si resulta algo irreverente, atrevido o algo peor… Trataba de plasmar el buen ambiente, la sensación general de sorpresa, de gratitud y de esperanza que se vivió. Fue el siguiente: Dios es Caridad, y se manifiesta también por ello en tres Personas distintas que se aman, Padre, Hijo y Espíritu Santo; pues hoy Cáritas Arciprestal de San Fernando siguiendo este  ejemplo inefable e infalible, aunque salvando las enormes distancias entre Creador y criatura,  ha actuado caritativamente consigo misma, entre sus distintos equipos y voluntarios que los forman… tratando de mantenerse a flote, y mostrar públicamente su afán de seguir adelante cumpliendo con su misión, aunque sean momentos de incertidumbre, por no tener una dirección clara, y no haberse producido un relevo coherente.

Sea como fuere, mereció la pena. Agradezco sinceramente que alguien haya sido capaz de organizar  esta ‘despedida’ muy merecida, no solo para ellos, sino para los que continúan, ya que el equipo saliente fue capaz de afrontar  numerosas  dificultades y aportar soluciones a numerosas necesidades, ofreciendo así una línea de conducta con cierta garantía; aunque siempre con la ayuda de Dios, claro está. Agradecer también la asistencia de todos los voluntarios y Directores que tuvieron a bien aceptar la invitación a dicho acto.

sábado, 7 de abril de 2018

El amor permite ver lo que la pasión oculta



José Luís Nunes Martins

Cada uno de nosotros es un ser dotado de  mayor o menor sensibilidad. Todo lo que existe, visible o invisible, interior o exterior, puede afectarnos.

Si algo nos afecta en alto grado, entonces puede hablarse de pasión.

Así, pasión es lo que sucede cuando algo golpea fuertemente la sensibilidad de alguien.

Una pasión se vuelve señora de la voluntad y, con violencia irresponsable, quema las riendas de la libertad, llevando a la persona  a actuar fuera de lo que es su identidad y su deber.

El concepto de pasión significa sufrimiento. Algo que está obligado a soportar. Un deseo desordenado y fuerte que nos vuelve esclavos. Pero, que nos ciega de cara a lo que somos, a lo que tenemos, a los otros y a toda la existencia.

También se denomina pasión a un entusiasmo fogoso, a una exaltación debida a  una atracción que algo o alguien despierta. No obstante, no es bueno todo lo que se  haga con voluntad consciente, sin noción clara de las consecuencias, o por lo menos, acogiendo de forma madura todos los desechos de este camino muy inclinado. Es malo aquello que se elige no teniendo el corazón en paz y contra toda nuestra razón.

Lo que comienza como un simple y dulce encanto acaba, muchas veces, por convertirse en algo capaz de arrastrarnos y, en una cólera intima, herirnos en lo más hondo. Un dolor que se torna dolencia. Una tragedia. Un mal que casi siempre se disfraza de amor.

Ilusiones que viven de esperanzas seductoras, seducciones que alimentan un hambre de satisfacción, una falsa promesa de placeres que serían puros si no resultasen ser un engaño. Se satisfacen con las novedades, al mismo tiempo que disminuyen con la posesión que se va conquistando.

Una parte de las pasiones nos toman sin que nada podamos hacer sino sufrirlas, no obstante, hay también una gran cantidad de pasiones que podemos dominar, más pronto o más tarde,  con más o menos voluntad y sabiduría.

¿Qué se debe hacer para afrontar una pasión? Descubrir la verdadera raíz o darle un sentido.

Un corazón inquieto es señal de que el amor es poco.

El amor es el bien supremo. Vive fuera del tiempo y sobre  las influencias de los cambios. La verdad del amor permite revelar todos los engaños que se hacen pasar por él, siempre de forma pasajera.

El que ama, es señor de sí y nada le afecta de forma duradera. Porque solo el amor es eterno.

Quien sufre por amor auténtico, o hace de él el sentido de su dolor, ama.

El mal jamás está en el amor, pero sí en su ausencia.

El amor está siempre con los ojos abiertos y abre los ojos que la pasión cegó.

Nada lo disminuye ni debilita. Es eterno y la eternidad no lo cansa.

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domingo, 1 de abril de 2018

"Son demasiado pobres nuestros ricos"


por Mia Couto, in ‘Pensatempos’


(Lo incluyo aquí por su interés, para completar y centrar las críticas a la emigración desde África. El enemigo principal lo tienen en casa… donde parece que no los quieren.)
La mayor desgracia de una nación pobre es que, en vez de producir riqueza, produce ricos. Pero ricos sin riqueza. En realidad, sería mejor llamarlos no ricos sino adinerados. Rico es quien posee medios de producción. Rico es quien genera dinero y da empleo. Adinerado es quien simplemente tiene dinero. O cree que lo tiene. Porque, en realidad, el dinero lo tiene a él.
La verdad es esta: nuestros “ricos” son demasiado pobres. Aquello que tienen, no les pertenece. Peor: aquello que exhiben como suyo, es propiedad de otros. Es producto del robo y de negocios turbios. No pueden, además, estos nuestros adinerados disfrutar con tranquilidad todo cuanto han robado. Viven con la obsesión de que les roben. Necesitan de fuerzas policiales de altura. Pero las fuerzas policiales a la altura acabarán por lanzarlos a ellos en cadena. Necesitaban un orden social en que hubiera pocas razones para la criminalidad. Pero si ellos se enriquecen es gracias a ese mismo desorden. 

El mayor sueño de nuestros nuevos ricos es, al final, muy pequeñito: un coche de lujo, unos efímeros brillos. Pero el lujoso vehículo no puede soñar mucho, sacudida por los socavones de las avenidas. El Mercedes o el BMV no pueden hacer uso completo de sus brillos, ocupados como están en esquivar la carrocería, muy convexa por calles muy cóncavas. La existencia de calles buenas dependería de otro tipo de riqueza. Una riqueza que sirviese a la ciudad. Y la riqueza de nuestros nuevos ríos nació de un movimiento contrario: del empobrecimiento de la ciudad y de la sociedad.

Las casas de lujo de nuestros falsos ricos son menos para ser habitadas que para ser vistas. Se hicieron para los ojos de quienes pasan. Pero al exhibirse, así, llenas de adornos y vistosidad, acaban atrayendo codicias ajenas. Por más guardias que tengan a la puerta, nuestros pobres ricos no evitan el recelo de las envidias y de los hechizos que esas envidias provocan. El Fausto de las residencias no los vuelve inmunes. ¡Pobres de nuestros ricachos!
Son como la cerveza que sale a presión. Son hechos en un instante pero la mayor parte son espuma. Lo que resta de verdadero es más el recipiente que el contenido. Podían producir ganado o vegetales. Pero no. En vez de eso, nuestros adinerados hechos bajo presión crean amantes. Pero las amantes (y/o los amantes) tienen un grave inconveniente: necesitan ser sostenidos con el mínimo dispendio. El mayor inconveniente es aún la ausencia de garantía del producto. La amante de uno puede ser, mañana, amante de otro. El corazón del cultivador de amantes no tiene sosiego: quien traicionó sabe que puede ser traicionado.

Mia Couto, escritor mozambiqueño, es uno de los autores africanos en lengua portuguesa más conocidos de la actualidad. Ha ejercido como periodista y realizó estudios de medicina y biología. Su principal ocupación, sin embargo, es la escritura desde que en 1986 logara un gran éxito con su antología Voces adormecidas.

https://www.revistapazes.com/sao-demasiado-pobres-os-nossos-ricos-por-mia-couto/