sábado, 24 de marzo de 2018

La vida es siempre subiendo




Opinión de JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS



La vida siempre se hace subiendo. Es duro que así sea, más aún cuando la caída en el abismo está casi siempre a solo un paso… para atrás.

No quiero ir hacia donde los vientos de las tempestades me quieren llevar. He de crear raíces cada vez más profundas… y esperar con paciencia la brisa que me ha de abrazar, sanándome las heridas y trayéndome la paz que busco.

Me voy a equivocar muchas veces, y después de cada una he de arrepentirme.

Voy a orientar mi camino por la fe, porque aún cuando fallo, su luz no deja de librarme de las tinieblas.

La vida es siempre hacia arriba. Es duro que así sea, más aún cuando la caída en el abismo está casi siempre a un paso… para atrás.

Pero lo que más me importa en la existencia es llegar más alto.

Comencé a escribir cuando era adolescente. Recuerdo aplicarme con ahínco en perfeccionar las técnicas de composición de cartas y cuentos… prosas poéticas que buscaban las profundidades del corazón, bajo la forma de pequeños textos.

Más tarde, fui estudiando el tema de la muerte y del sentido de la existencia, al mismo tiempo que cursaba los estudios de filosofía con investigaciones más o menos libres sobre las diferentes espiritualidades. Procuré también aprender lo posible sobre la fe cristiana. Pero quise siempre escribir, porque me gusta. Siendo que, tal vez, por razones no tan nobles, me gusta ser leído. Tal vez por creer que mis escritos pueden servir a alguien y, por eso, son una forma de ayuda que doy. No se trata nunca de una autoayuda, sino de un incentivo al amor, que es lo contrario de la autoayuda, pero que obtiene lo que ella solo promete.

El día 1 de abril de 2011 escribí mi primera crónica semanal en el periódico i. Desde esa semana hasta hoy, sin ninguna excepción, escribí y publiqué una crónica semanalmente. Se cumplen siete años.

No voy a dejar de escribir. No voy a dejar de publicar cada semana. Pero voy a cambiar. Creo que es el momento para hacerlo.

Dejaré de publicar en Renascença, con la esperanza de volver algún día.

Probaré en otros formatos, comentarios de actualidad, también con palabras dichas –que siempre son más informales… En mi página de facebook daré todas las novedades.

Agradezco a quien me lee, mucho. Si no me leyese, yo tal vez no escribiría y, si no escribiese yo no sería quien soy. Agradecido, pues a todos los que me permiten ser quien soy.

¡Una de las equivocaciones que más veces me suceden se desprende del hecho de que algunas personas creen que, por que escribo, debo sr alguien con más virtud de lo normal! Y no es falsa modestia. Es la realidad. Me gusta escribir y aprendí a seguir una línea que puede hacer que parezca que la sabiduría de lo que escribo viene de mí. No viene. Lo que bueno de lo que escribo, no son ideas mías, son registros de lo que me es dado saber y sentir.

Tengo la certeza, absoluta, de que cada una de las personas que lee mis textos tiene un don. Algo que le permite tener más paz y ser quien es, con autenticidad y de forma profunda. Puede ser cualquier cosa, es posible que sea algo como cortar madera o admirar el mar al mismo tiempo que pega botones. Andar por la ciudad o admirar toda la belleza que hay en un árbol.

No importa cuál sea su don, lo importante es que lo cumpla. El no hacer es pasar por la vida sin vivir. Es sobrevivir sin existir. Es perder la única posibilidad de ser quien es. Es tener una vida sin sentido. Sin vivir.

No deje de hacer. Por los que ama. Por el mundo.

La felicidad no es algo que se adquiera. Es lo que sucede, de forma natural, cuando desarrollamos nuestros dones. Pudiendo llegar a ser mejores. Supone trabajo, sacrificios y fracasos. Muchos, muchos. Sí, la vida es siempre subiendo. ¿Pero al final, qué importa eso cuando lo que queremos es el cielo?

El cielo es el lugar donde están nuestras semillas y raíces.


                                                                 Ilustração de Carlos Ribeiro

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