Opinión de JOSÉ LUÍS
NUNES MARTINS
La vida siempre se hace subiendo. Es duro que así sea, más aún cuando la caída en el abismo está casi siempre a solo un paso… para atrás.
No quiero ir hacia donde los vientos de las tempestades me
quieren llevar. He de crear raíces cada vez más profundas… y esperar con
paciencia la brisa que me ha de abrazar, sanándome las heridas y trayéndome la
paz que busco.
Me voy a equivocar muchas veces, y después de cada una he de
arrepentirme.
Voy a orientar mi camino por la fe, porque aún cuando fallo,
su luz no deja de librarme de las tinieblas.
La vida es siempre hacia arriba. Es duro que así sea, más
aún cuando la caída en el abismo está casi siempre a un paso… para atrás.
Pero lo que más me importa en la existencia es llegar más
alto.
Comencé a escribir cuando era adolescente. Recuerdo
aplicarme con ahínco en perfeccionar las técnicas de composición de cartas y
cuentos… prosas poéticas que buscaban las profundidades del corazón, bajo la
forma de pequeños textos.
Más tarde, fui estudiando el tema de la muerte y del sentido
de la existencia, al mismo tiempo que cursaba los estudios de filosofía con
investigaciones más o menos libres sobre las diferentes espiritualidades.
Procuré también aprender lo posible sobre la fe cristiana. Pero quise siempre escribir,
porque me gusta. Siendo que, tal vez, por razones no tan nobles, me gusta ser
leído. Tal vez por creer que mis escritos pueden servir a alguien y, por eso,
son una forma de ayuda que doy. No se trata nunca de una autoayuda, sino de un incentivo
al amor, que es lo contrario de la autoayuda, pero que obtiene lo que ella solo
promete.
El día 1 de abril de 2011 escribí mi primera crónica semanal
en el periódico i. Desde esa semana hasta hoy, sin ninguna excepción, escribí y
publiqué una crónica semanalmente. Se cumplen siete años.
No voy a dejar de escribir. No voy a dejar de publicar cada
semana. Pero voy a cambiar. Creo que es el momento para hacerlo.
Dejaré de publicar en Renascença, con la esperanza de volver
algún día.
Probaré en otros formatos, comentarios de actualidad,
también con palabras dichas –que siempre son más informales… En mi página de
facebook daré todas las novedades.
Agradezco a quien me lee, mucho. Si no me leyese, yo tal vez
no escribiría y, si no escribiese yo no sería quien soy. Agradecido, pues a
todos los que me permiten ser quien soy.
¡Una de las equivocaciones que más veces me suceden se
desprende del hecho de que algunas personas creen que, por que escribo, debo sr
alguien con más virtud de lo normal! Y no es falsa modestia. Es la realidad. Me
gusta escribir y aprendí a seguir una línea que puede hacer que parezca que la
sabiduría de lo que escribo viene de mí. No viene. Lo que bueno de lo que
escribo, no son ideas mías, son registros de lo que me es dado saber y sentir.
Tengo la certeza, absoluta, de que cada una de las personas
que lee mis textos tiene un don. Algo que le permite tener más paz y ser quien
es, con autenticidad y de forma profunda. Puede ser cualquier cosa, es posible
que sea algo como cortar madera o admirar el mar al mismo tiempo que pega
botones. Andar por la ciudad o admirar toda la belleza que hay en un árbol.
No importa cuál sea su don, lo importante es que lo cumpla.
El no hacer es pasar por la vida sin vivir. Es sobrevivir sin existir. Es
perder la única posibilidad de ser quien es. Es tener una vida sin sentido. Sin
vivir.
No deje de hacer. Por los que ama. Por el mundo.
La felicidad no es algo que se adquiera. Es lo que sucede,
de forma natural, cuando desarrollamos nuestros dones. Pudiendo llegar a ser
mejores. Supone trabajo, sacrificios y fracasos. Muchos, muchos. Sí, la vida es
siempre subiendo. ¿Pero al final, qué importa eso cuando lo que queremos es el
cielo?
El cielo es el lugar donde están nuestras semillas y raíces.
Ilustração de Carlos Ribeiro
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