Opinión de JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS
Hay un viento que
sopla dentro de cada uno de nosotros, al cual deberíamos dedicarle más tiempo y
espacio. No se ve, pero se siente por lo que hace y por lo que puede hacer.
Nuestro corazón no está a las órdenes de la voluntad, pero
es posible encontrar formas para que él no nos domine ni esclavice.
¿Quién habita tu corazón?
Hay un espacio enorme en el interior de cada uno de
nosotros. Sin embargo, habrá quien decida cerrar todas las puertas y mantener a
los otros en el lado de afuera. Otros permiten visitas, más o menos largas, pero que no dejan de ser eso mismo: visitas
que comienzan y que deben acabar un tiempo después.
Tal vez lo más corriente sea que tengamos un corazón donde
hay espacio para muchos, pero que tratamos
de controlar solos, como si fuésemos capaces de comprender nuestra vida hasta
el punto de determinar lo que es mejor para nosotros mismos.
Lo más grande en mí no soy yo. No puedo serlo, ni siquiera
debo perder el tiempo tratando de serlo.
No siempre el exterior refleja el interior. Hay gente que
parece perfecta, pero su corazón está degradado, gastado y oscuro. Otros hay
que, pareciendo tristes y sucios por fuera, viven con una luz enorme, tierna,
suave, dentro de sí.
Hay un mar dentro de cada corazón. ¿Quién se preocupa de
conocer el suyo? ¿Quién navega en él, respetándolo, sin naufragar nunca?
¿Serás capaz de admirar el mar que hay en tu corazón?
Si quisiéramos lo mejor para nosotros, entonces debemos
hacernos más pequeños, en la sabia humildad de reconocer la verdad absoluta de
que no somos el creador del mundo, ni de nosotros mismos y, así, alcanzaremos
la verdad de nuestra real posición en el mundo y, también, de la importancia de
nuestra existencia.
Quien quiera someter todo y a todos, dentro y fuera de sí,
solo con seguirá destruirse. Arrastrando consigo a más de uno a la oscuridad.
Hay un viento que sopla dentro de cada uno de nosotros, al
cual deberíamos dedicarle más tiempo y espacio. No se ve, pero se siente por lo
que hace y por lo que puede hacer.
Quien quiera tener paz tiene que saber quién es, quien puede
ser y quien debe ser.
¡Tengo que abrirme a los otros, arriesgándome a navegar
otros mares, salir de mí y verme ahí, ante mis propios ojos!
¡Admirando el mar que llena mi corazón y el viento que escucho
y me susurra… que da sentido a cada instante de mi vida!
ilustração: Carlos Ribeiro
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