jueves, 9 de enero de 2014

“El misterio de la voluntad perdida”.


Es el caso de M.J., un buen hombre, sensible y cariñoso, que vaga por el mundo esperando encontrar un poco de cariño, debe haberlo encontrado entre nosotros, porque alarga su estancia, disfruta de nuestra compañía a todas horas, por la mañana durante las horas de oficina y las tardes que abrimos para tener nuestra charla café.

Además tiene una cualidad que le hace más tierno, vende globos a los niños para ganarse unos euros, tiene una gran habilidad para hacer figuras con los globos, perros salchicha, coronas, que sé yo, de todo, su habilidad se llama globoflexia, palabra que le encantaba a la trabajadora social, que estaba dispuesta a aprender y a montar un taller.

Hablaba poco, M.J., y aún así era un hombre que hacía compañía, con sus gestos, con su sonrisa perezosa, más que nada contestaba: un sí largo, como dejando algo en duda, un no, también dejándolo en dudoso, o un simple gesto torciendo la boca, o riéndose; sí sonreía bastante, pero a veces era una risa algo triste, como de añoranza de un tiempo mejor;  al fin  soltaba una frase completa para darse ánimo: “voy a hacer esto, o lo otro”. Lo normal es que durara poco en un sitio, ha recorrido muchos albergues, va buscando su sitio, pero vuelve aquí, o a casa  de su hermana.

A punto estuvo de alquilar un piso con otro compañero, pero de pronto desapareció, se acordó de la bebida o de lo que le lleva a beber, y desapareció. Una vez supimos que fue a casa de su hermana una temporada, pero no quiere molestar, no quiere ser una carga, y sale a buscarse la vida otra vez. Creo que tiene un hijo en alguna parte, pero,  como no habla mucho, como ya he dicho, pues esperemos mejor ocasión.

Ni qué decir cuánto apreciamos a M.J. La última vez que vino por aquí venía malucho, convaleciente de una operación, el alcohol le había pasado su factura. Lo operaron en un hospital en Castilla La Mancha y ahora está acogido en un centro de esa comunidad  donde viene muy satisfecho y animado, ha venido sólo para arreglar unos papeles.
Que te vaya muy bien M. J., que encuentres lo que buscas.


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