jueves, 9 de enero de 2014

El aventurero se volvió sedentario


J. es portugués, pasó muchos años en las colonias, Angola, Mozambique, y según dice recorrió gran parte de África. Pero no cuenta muchas aventuras, no, más bien esconde un pasado que no le apetece recordar, no por malo me da la impresión, pues alguna vez me ha dicho que vivía bien y trabajaba mucho. Sospecho que era algo relacionado con el comercio, de ahí su conocimiento de gran parte de África. Pero Portugal perdió las colonias hace tiempo y muchos portugueses también perdieron su modo de vida. ¡Cuánto nos podría contar J. De África, de las colonias! Pero habla poco.

Ahora es un hombre afable, de confianza, es estable, ordenado, trabajador, servicial; es  de fiar como pocos por aquí, y no tiene vicios. Está separado y está arreglando los papeles para poder disfrutar de una pensión, pero la tardanza en la llegada de los papeles le obliga a estar con nosotros varios meses. Su paciencia y su disciplina le permiten emplear el tiempo sin agobios ni desesperación.

Nada más  conseguir su paga se independizó, vivió en J. un tiempo e incluso trabajó para una tienda, luego en un bar;  pero no duró mucho tiempo la buena suerte. Todavía le esperaba otra prueba, una operación, que gracias a Dios le salió bien y hoy ha recuperado la autonomía.

Aunque ya no está con nosotros desde hace más de un año, nos viene a visitar y a dar las gracias, tanto a las hermanas del  albergue  como a nosotros. Decía yo antes que era un hombre de fiar y bastante responsable, pues hemos de añadir ahora que es  agradecido.

Vive actualmente en Jerez, en el centro San Juan de Dios que dirige el Hermano Juan Carlos. También el hermano es agradecido porque ya no es hermano de San Juan de Dios, sino Hermano de la Misericordia, y le ha puesto el nombre de San Juan de Dios a su primer centro de atención a las personas sin hogar. Por eso dice J. que allí está muy a gusto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario