jueves, 9 de enero de 2014

Abandonado por todos a su suerte



Hoy he conocido otro caso de un enfermo mental, que no le queda  otra alternativa que pasar sus días en la calle y buscarse la vida según su entender, porque no hay plazas vacantes en un centro de la Junta. Esto si la trabajadora social no consigue colocarlo en algún albergue como solución transitoria, hasta que quede alguna plaza vacante en un centro, y no será por que no dedique todo su esfuerzo  en conseguirlo.

Y ¿Dónde está la familia, o por qué no se puede hacer cargo de esta persona? Muy complicado, es muy complicado responder a esta pregunta; lo cierto es que no todas las familias están en condiciones de hacerse cargo de una persona cuyos cuidados requieren mucha dedicación, entrega, conocimientos, recursos y en algunos casos fuerza, y en no pocas ocasiones se sienten solas y sin recursos. Además,  debido a los recortes en sanidad tienen que pagar las medicinas o se retrasan las consultas.

Hay que añadir en el caso de esta familia, además, otro de los gravísimos males  que aquejan a esta sociedad, que es una familia desestructurada; y si en cualquier familia que sufre este trauma puede provocar algún trastorno mental en alguno de sus miembros, generalmente los niños o los más débiles, en esta familia ha supuesto el abandono o la falta de cuidado de este hombre.

Nunca han estado los ciudadanos más necesitados más desprotegidos, si no se les proporciona el apoyo económico y sanitario necesario a las familias con alguno de sus miembros enfermo crónico o con alguna enfermedad mental, ¿qué clase de estado tenemos? si no se protege ante todo al más débil, ¿cómo vamos a confiar en ese estado?, nadie puede sentirse seguro. Hoy, muchos miran para otro lado ante los problemas ajenos y piensan que mientras no le toque a él, que cada uno se las apañe.

A pesar de todo, yo  pienso y digo con frecuencia que la misericordia de Dios es infinita, y de alguna manera no permite que los más necesitados no tengan la ayuda que precisan, de ahí que existan muchas instituciones que atienden casos extremos, y otras muchas instituciones y personas que por propia iniciativa socorren de manera silenciosa y eficaz a personas que están solas.  Cuando a veces no vemos la solución al problema, seguramente la conciencia nos está avisando que no podemos conformarnos, que tenemos que hacer ver a todos que hemos de esforzarnos por mejorar como sociedad y como ciudadanos.


Por eso hoy, ha habido alguien que ha hecho lo posible para que esta persona no quede en la calle, ha presionado a quienes pueden evitarlo aunque tengan que saltarse algún precepto, y así este hombre pueda esperar  su plaza en un centro adecuado de manera digna, sin estar expuesto los  peligros de la calle. Precisamente hace pocos día ha muerto otro indigente en la calle

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