Hoy he conocido otro caso de un enfermo mental, que no le
queda otra alternativa que pasar sus
días en la calle y buscarse la vida según su entender, porque no hay plazas
vacantes en un centro de la Junta. Esto si la trabajadora social no consigue
colocarlo en algún albergue como solución transitoria, hasta que quede alguna
plaza vacante en un centro, y no será por que no dedique todo su esfuerzo en conseguirlo.
Y ¿Dónde está la familia, o por qué no se puede hacer cargo
de esta persona? Muy complicado, es muy complicado responder a esta pregunta;
lo cierto es que no todas las familias están en condiciones de hacerse cargo de
una persona cuyos cuidados requieren mucha dedicación, entrega, conocimientos,
recursos y en algunos casos fuerza, y en no pocas ocasiones se sienten solas y
sin recursos. Además, debido a los
recortes en sanidad tienen que pagar las medicinas o se retrasan las consultas.
Hay que añadir en el caso de esta familia, además, otro de
los gravísimos males que aquejan a esta
sociedad, que es una familia desestructurada; y si en cualquier familia que
sufre este trauma puede provocar algún trastorno mental en alguno de sus
miembros, generalmente los niños o los más débiles, en esta familia ha supuesto
el abandono o la falta de cuidado de este hombre.
Nunca han estado los ciudadanos más necesitados más
desprotegidos, si no se les proporciona el apoyo económico y sanitario
necesario a las familias con alguno de sus miembros enfermo crónico o con
alguna enfermedad mental, ¿qué clase de estado tenemos? si no se protege ante
todo al más débil, ¿cómo vamos a confiar en ese estado?, nadie puede sentirse
seguro. Hoy, muchos miran para otro lado ante los problemas ajenos y piensan
que mientras no le toque a él, que cada uno se las apañe.
A pesar de todo, yo
pienso y digo con frecuencia que la misericordia de Dios es infinita, y
de alguna manera no permite que los más necesitados no tengan la ayuda que precisan,
de ahí que existan muchas instituciones que atienden casos extremos, y otras muchas
instituciones y personas que por propia iniciativa socorren de manera
silenciosa y eficaz a personas que están solas. Cuando a veces no vemos la solución al
problema, seguramente la conciencia nos está avisando que no podemos
conformarnos, que tenemos que hacer ver a todos que hemos de esforzarnos por
mejorar como sociedad y como ciudadanos.
Por eso hoy, ha habido alguien que ha hecho lo posible para
que esta persona no quede en la calle, ha presionado a quienes pueden evitarlo
aunque tengan que saltarse algún precepto, y así este hombre pueda esperar su plaza en un centro adecuado de manera
digna, sin estar expuesto los peligros
de la calle. Precisamente hace pocos día ha muerto otro indigente en la calle
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