Aún resuena en los
oídos de muchos habitantes de San Fernando la sirena de una fábrica que regulaba
los turnos de trabajo, y que se convirtió en un dicho popular para hacer llorar
a algún inocente: ¡que llora, que llora, el pito de la Constructora!”, que regía los horarios de otros negocios a
los que sustentaba, así como daba vida a otras actividades cotidianas en una
ciudad que progresaba con confianza en el futuro, apoyada en ‘San Carlos’ y en
la Marina española, tan ligada a la historia de San Fernando…
Como un eco, no hueco o
vacío, sino reivindicativo, de esta sirena, hace unas semanas tuvo lugar un gran acontecimiento social: La Presentación del libro “La Constructora. Su
grandeza y su tragedia”, una sentida y
laboriosa reivindicación de una institución que formó parte de la vida
cotidiana de San Fernando durante varias generaciones.
La presentación corrió
a cargo de Don Diego Moreno García, Licenciado en Historia y técnico en Museos
y Patrimonio, como responsable de la ilustración,
y de Don Francisco Sánchez Reyes, oficial
mandrinador, pero ante todo un auténtico sindicalista, consagrado a la
defensa del trabajo y del trabajador, y más
ahora como jubilado.
Comenzó Don Diego
exponiendo el mérito que tiene la realización de esta obra, una obra artesanal,
que se ha basado en la memoria y el recuerdo de muchos de sus trabajadores,
plasmados reunión tras reunión durante años (sin descanso para tomarse un café),
y que gracias a la voluntad de una unos
cuantos responsables han tomado la forma de libro.
La tenacidad de todos
ellos, pero especialmente del coordinador, Don Francisco Sánchez Reyes, ha
hecho realidad el deseo de los extrabajadores de la empresa: dejar constancia
histórica de una Institución digna de recordar, que jamás debió desaparecer, en
la que están implicadas numerosas generaciones de San Fernando, y que
contribuyó extraordinariamente al desarrollo de la ciudad así como al
sostenimiento de numerosas familias.
Enhorabuena a ellos por
su laboriosidad, que aún después de haberse quedado sin trabajo unos, de estar
ya jubilados la mayoría, guardan un recuerdo agradecido y quieren contribuir
con su testimonio a estimular el desarrollo de esta ciudad, que buena falta le
hace. Y a los responsables políticos, así como a todos los que tienen en sus
manos la capacidad de ayudar a mejorar la vida de los trabajadores y sus
familias, que aprovechen el ejemplo de otras épocas y se pongan manos a la
obra.
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