jueves, 16 de julio de 2015

¿¡Es posible que hayan cambiado tanto la cosas!?


¿¡Es posible que hayan cambiado tanto la cosas!? Hace un tiempo que no colaboraba directamente con alguna cáritas parroquial. Cuando decidí colaborar en una de ellas, un cartel en la misma puerta que da a la calle me llamó la atención, porque contiene los anagramas de la Unión Europea y del Gobierno de España, que autorizan a este establecimiento para distribuir alimentos entre personas necesitadas.

La verdad, no pude evitar una sensación desagradable, que me obligó a sacudir los ojos y el cuerpo, para darme cuenta de que no estaba viendo una visión, y que efectivamente, era el mismo local de siempre, sólo que necesitaba una autorización para llevar a cabo su misión, que le viene de mucho tiempo atrás, y tenía a orgullo, sano, por supuesto,  un lema muy evangélico, y por lo mismo, discreto: “que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda”, y se basaba, nada menos, que en el modelo divino: en la Providencia, o sea, el cuidado amoroso con que Dios cuida de sus criaturas; y si me apuran, el modelo último sería la Misericordia. ¡¿Qué tendrá esto que ver con los papeleos y los permisos de la autoridad de turno!?

Entré a la oficina, y traté de no mostrar mi alteración, intentando aparentar normalidad y poniendo por delante mi deseo de integrarme en el equipo. Pero no pude por menos de ir informándome de esos cambios, tan profundos y sutiles, con apariencia de normalidad. Sólo escuchaba quejas del mucho papeleo, pero nadie protestaba más allá, ni iba al fondo de la cuestión. Yo me sentía extraño, ajeno, incómodo de verdad.

Me esforcé en continuar sin protestar, e incomodar lo menos posible. Hasta hice una lista de acogidos de casi cien familias con todos sus miembros adultos, para el Banco de Alimentos, en horas extra, incluyendo el DNI y la dirección donde viven… esto para que se sepa públicamente a cuántos y a quien se ayuda, y para controlar cuanto reciben. Además, me dicen, hay otro papel, con los datos del acogido,  para que lo firme cuando recibe su lote de alientos…

No me cabe en la cabeza, ni en el corazón, que Cáritas colabore sin más, de manera oficial con los gobiernos de turno, o por venir, que a saber qué máximas traerán... No entiendo cómo se ha podido caer en este juego, sin haber exigido al Gobierno y a la UE un ‘respeto’ a una institución que tiene una probada experiencia en el servicio desinteresado a los necesitados. Pero claro, cáritas sí, la Iglesia no tanto…

Quizá estamos cayendo en un error tremendo, parece como si quisiéramos enmendarle la plana a Dios, y quisiéramos acabar, con un criterio muy mundano,  con todos los males del mundo en un instante, sin tener muy en cuenta los métodos y los móviles… sin darnos cuenta de que sólo Dios es capaz de tal prodigio, de acabar con los males sin tener que forzar a hacerlo a quien se resiste a implantar el reino de Dios en sus vidas, en su entorno más cercano y por expansión graciosa y natural al mundo entero.

No entiendo, de verdad, seré muy torpe, carca, casposo, hasta integrista, si lo prefiere alguno, ¡¡¡pero que alguien me lo explique!!!, que no es un cambio sin más, que ni la crisis lo justifica, que si alguien tiene que asumir una gran responsabilidad en la invasión de la sociedad con la crisis, no son cáritas o las onegs; que la crisis lleva camino de ser estructural, como el paro, desde la primera crisis de 1973;  y que el sistema aguanta parcheando hasta que vayan desapareciendo personas y necesidades… o ya no aguante más y entonces…


Sólo Dios sabe lo que ocurrirá, que es el Señor de la historia, le pese a quien le pese, y lo entienda quien lo quiera entender, y entonces comprobaremos que sus leyes no son las nuestras, y sus planes tampoco eran los nuestros…

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