Daniel Medina Sierra |
Tras duros años en el desierto de mi soledad, tan solo
acompañado por mis pensamientos, por recuerdos pasados, por viejos fantasmas
que nunca se fueron. Tras una dura guerra entre la cordura y la locura, el
hambre y la sed, el bien y el mal, el rencor o el perdón, queda un batiburrillo
de pensamientos inconexos, retazos de mí y de otro ser que no se muy bien quien
es.
El tiempo a veces juega a tu favor aunque no lo creas.
Pasados ya unos años encuentras parte de tu verdadero ser
y llegas incluso a entender el significado de tanto sufrimiento. Es una prueba
de fuego, pocos la pasan. Unos se pierden en la locura, otros en el alcohol y
las drogas, otros tiran la toalla y abandonan esta vida.
La gran pregunta que todos los excluidos sociales nos
hemos echo es... ¿POR QUÉ?. Ese eterno y nunca contestado por qué. Una pregunta
jamás contestada porque la respuesta es muy dura e incapaz de digerirse. Te
tocó a ti chico, te tocó a ti y estás solo y sin salida. Tratando de explicar
como y porque llegaste a esos extremos, puedes llegar a enloquecer ya que no
hay una respuesta satisfactoria a ninguna de tus preguntas. Me tocó a mí, sí,
pero..¿Eso es todo?, ¿Dejo de luchar, me pierdo en cualquier portal?.
No, rotundamente, no. Ya he muerto muchas veces y siempre
vuelvo a la vida, ¿por qué?, no lo sé, pero aquí sigo con los guantes puestos,
dispuesto a otro combate, dispuesto a caer y levantarme; dispuestos a cantar y
a reírme de mis fantasmas que más que miedo me dan risa, dispuesto a volar, a
soñar a pesar de los monstruos de chaqueta y corbata que intentan amenazarme y
asustarme. ¡YA ESTÁ BIEN! Prefiero morir de pie, que vivir arrodillado; este es
mi grito de guerra, vivir sin miedos.¿Cual es el vuestro, o acaso no lo tenéis?
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