domingo, 12 de julio de 2015

Inocencia e ignorancia



Daniel Medina Sierra
En ocasiones confundimos la inocencia con la ignorancia, pero son completamente distintas.

La inocencia la identificamos como la ausencia de maldad y la ignorancia como la falta de conocimientos en una, o como nos pasa a todos, en muchas cuestiones.

La picaresca, de la que tanto hacemos gala en los círculos íntimos juega con estas dos definiciones, obviando las dos bases fundamentales en que se sustentan.

Por un lado tenemos la inocencia, que si bien tiene su debilidad en la maldad de otros, la persona inocente no pasa por ser un sujeto pasivo, sino que tienen grandes esperanzas en la redención del ser y no juzga.

La ignorancia, en cambio, es más complicada, aquí expongo dos definiciones personales: La primera considera que una persona es ignorante y además presume de su ignorancia, hace de ella una ‘virtud’ estúpida y cómica, una forma de degradación del intelecto y de la propia dignidad. Otros, y quiero pensar que son la inmensa mayoría, consideramos que una persona es ignorante cuando ignora algo y pregunta para informarse...

Cuando estamos a solas y pensamos un poco en las cosas que estábamos haciendo, en lo que sucedido en el mundo, no se...¿Nadie piensa un poco en profundidad en lo sucedido y en sus actuaciones a lo largo del día?


Pero, en derecho, cuando cometes un delito e ignorabas que fuese algo ilegal se dice que la ignorancia no te exime de tú responsabilidad. Entonces, en la vida cotidiana, y en todos los estratos sociales, la ignorancia ‘por bandera’, es lo que hace que algunos abusen tanto de las personas que son verdaderamente inocentes…

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