Me causó verdadera
irritación, hasta terminar con mi escasa sienta, pensar lo siguiente: el
control tan ridículamente exhaustivo al
que sometemos a las personas que reciben un donativo de la CEE, o del Gobierno
de España, o del Banco de Alimentos, que no es más que un kilo de algo de
comer, sean granos o pasta, o unas
piezas de fruta o unos potitos o leche infantil… y cómo se escapan millones por
la mala administración de los bienes públicos, como la construcción,
interminablemente molesta, del tranvía de San Fernando; o en cualquier otro
contrato fraudulento, perpetrado por políticos y empresarios corruptos, que
aunque son denunciados y juzgados, las sentencias se dilatan tanto en el tiempo
que incluso prescriben las faltas, y los dineros así robados, siguen sin
aparecer ni ser devueltos.
¿Qué clase de caridad
es esta de ahora, que vigila y controla al hambriento, al excluido social… sin
esperanza en muchos casos? Es humillante, es realmente humillante. Yo recuerdo
que siempre hemos procurado en Cáritas evitar las duplicidades, y para eso pues
se llegaban a acuerdos entre los equipos y se facilitaba la comunicación. Pero
siempre se trataba de hacer todo con discreción, sin humillar, sin vejar a
nadie, y mucho menos a un ‘pobre’, que para eso son los preferidos del Señor.
¡¡¡Hacerles firmar un papel, un documento, por aceptar sin protestas, generalmente, un insuficiente
lote de comida!!!
Me temo que la crisis
la hemos interiorizado de tal manera, que
ha vuelto miserables a muchos,
aceptamos sin más cualquier tipo de ayuda, sin pararnos a pensar en el
fondo y en las formas, en los fines y las intenciones.
Me parece muy bien, que
se unan el Banco de Alimentos, el Gobierno de España y la CEE para socorrer a
familias y particulares en crisis, ¡¡¡Pero que digan alto y claro que su
contribución es un mero parche, y una manipulación, ya que están utilizando la
buena voluntad de muchos voluntarios y asociaciones, para llevar a cabo un
reparto mínimo de bienes, y evitar así mayor descontento en la sociedad!!!
¡¡¡Comparen, por favor, el control tan miserable que exigen por recibir una
limosna, y la falta de justicia con la corrupción y los abusos en las
administraciones!!!
De verdad que no lo
entiendo, no lo acepto, cada vez me cuesta más ver y callar.
Que conste que cuando
llegue el día uno iré a cáritas a ayudar en el reparto de víveres, pero seguro
que se me escapará más de una frase animando a la rebeldía contra el estado de
cosas, y contra las instituciones que tan celosamente controlan la ‘caridad’
que ellos hacen, que nada tiene que ver con la que se hacía en ‘çaritas’ y aún
se sigue haciendo, si ponemos todo el cuidado en el modo de dar, y en la
intención.
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