lunes, 29 de junio de 2015

¡Que pase pronto esta mañana!



Ha sido una mañana muy extraña, han sucedido una serie de cosas dispares  e imprevistas, incluso imprevisibles. Nada es lo que se esperaba. Quizá fuera porque en lo más íntimo estaba actuando una esperanza infundada en algo que me urge desde hace tiempo.

Fuera lo que fuera, esta sensación no era mía exclusivamente, un amigo mío insistía, al final de la mañana, tanto por lo ocurrido en la oficina como fuera de ella: ¡qué mañana más rara!, ¡encuentro a la gente, no sé, violenta, agresiva!...

Por la oficina han pasado pocas personas hoy, pero en cambio hemos acudido los habituales, unos voluntarios y otros usuarios que están un tiempo entre nosotros, resolviendo algún trámite, y cada uno, mas o menos  aportaba un conflicto particular, de cierta envergadura…

Quizá era esto lo que enrarecía el ambiente, y se barruntada cierta tensión. Para confirmar nuestras sospechas llegó la persona que temíamos desde hace unos días. Gracias a Dios venía en actitud conciliadora, y ya nos despedimos hasta el día siguiente.



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