Por Daniel Medina Sierra
Desde
hace siglos el hombre ha luchado por dominar el mundo que le rodea, inmersos en
el mundo material y con todo el gran abanico de posibilidades que encierra. No
es de extrañar que en este siglo en que nos ha tocado vivir, el mundo
espiritual, se entienda como una desesperada llamada a un dios inerte, no por
que no exista sino más bien por que buscamos a un dios que nos resuelva todos
los problemas.
Yo he tenido la ocasión de hablar con él en
algunas ocasiones y os comentaré parte de lo que me explicó.
Como creo sabréis, Dios no se expresa con
palabras, más bien son sentimientos y sensaciones que cada uno de nosotros
interpretamos. Dios tiene una misión para cada uno de nosotros, unos la escuchan y otros hacen caso omiso a las distintas señales que nos va
facilitando, una suerte de acontecimientos entrelazados que ocasionalmente son
partes de tiempos inconexos.
Muchas de nuestras vivencias tienen que
ver con nuestro pasado, alguna lección no aprendida que debes recordar para continuar
tu periplo por este mundo material, y por que no decirlo, tu mundo espiritual.
Cada vez más personas buscan esas
señales divinas, sobre todo cuando no encuentras respuestas a lo que sucede en
tu interior y Dios nos lo comunica en diferentes formas, una canción que evoca
un sentimiento, alguien que se cruza en tu camino... A veces incluso aparece la
repuesta a la inquietud en modo y forma de sueños. El problema es que como dije
anteriormente, estamos demasiado ocupados para aprender su idioma, demasiado
enfrascados en dominar el entorno que nos rodea y lo desechamos como simples
ensoñaciones oníricas, la mayor parte de esa información queda relegada al
olvido, y pasado un tiempo nos damos cuenta de que aquello que nos parecieron
simples casualidades era parte del puzzle, parte importante de la respuesta que
buscabas.
Como dice un buen amigo, las respuestas
son tan simples que no reparamos en ellas, lástima que estemos tan inmersos en
la vorágine diaria, que nos ciega y no nos deja ver más allá del horizonte
material. Yo digo muchas veces que respiremos un momento, que la verdadera
realidad de nuestra existencia no es esta, tranquilos y confiar en vosotros
mismos, en eso que llaman alma y que no veis, pero otros si lo percibimos por
que Dios eres tú, tu eres divino, eres el protagonista de esta película y los
demás somos solo actores secundarios.
Hace un tiempo que dejé de pelear contra Dios,
o lo que es lo mismo, contra mi mismo y estoy haciendo lo que él me encomendó.
No me pide más que me deje llevar y
disfrute del viaje, punto.
¿Quiere decir esto que mi
futuro será un remanso de tranquilidad y sosiego? No, solo que procuro
gestionar; " interpretar" las cosas desde otro punto de vista.
Quiero imaginar por un segundo que lo que os
estoy contando es tan cierto como que seguís respirando y por tanto vivos, no tenéis nada que perder. Bien,
pues todo eso que antes era lo más importante, pasa a ser secundario ya no hay
ataduras ni monstruos en forma de desahucios, hay amor, hay comprensión, hay
personas que en ellas habitan tus ángeles de la guarda.
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