viernes, 19 de junio de 2015

Situaciones incomprensibles



Por Daniel Medina Sierra

Esta semanas han sido agotadora, pero me alegró de ser útil a los demás, aunque, con determinados comportamiento me siento un poco imbécil, por que no decirlo.

      Es cuestión de práctica, y de mucha paciencia con las persona, entender que no tienes por qué estar de acuerdo con ellos en todo, sino respetar y hacerte a la idea de que ayudas sin esperar nada a cambio.

      Me explico. Un señor al que todos respetamos e intentamos ayudar en todo lo posible nos comunicó que tenía que estar comunicado y no tenía móvil, así que uno de los voluntarios le consiguió uno. Al poco la persona a la que me refiero y nos comentó lo mismo, porque el móvil se lo había regalado a otra persona.

      Parece una estupidez pero tiene un gran significado detrás. Yo le di el mío que, desde luego, me había costado mucho conseguirlo. Al día siguiente, este hombre lo vende y compra una tienda de campaña, pues quiere irse del alberge porque le agobia. Pero, no dice que lo vendió sino que se lo robaron en el alberge, con lo cual deja mal parados a sus compañeros, e incrementa los rumores de que “está habiendo muchos robos últimamente en el albergue”.

       Puedo entender que no soporte el albergue, puedo entender incluso que lo venda por necesidad, pero me cuesta entender que mienta, lo cual supone levantar sospechas infundadas sobre sus compañeros.

        Es una persona decente, buena y educada y lo esta pasando realmente mal y no sabemos como ayudarle a mitigar su dolor, a que entienda que somos voluntarios y estamos de su lado. Además, estoy dispuesto a calmar el enfado monumental que tuve al enterarme de lo sucedido.

          Mi maestro me dice que tenga paciencia, y yo le escucho atentamente, pero aún me corre sangre por las venas y me irrita contemplar a un señor con tanto por dar, tan derrotado. Luego, pienso en como estaba yo hace tan sólo un año, y me siento un poco imbécil. Yo pretendiendo juzgar, cuando mi actitud era exactamente la misma; intentando pedirle que luche, cuando yo tiré la toalla y tardé años en recogerla del suelo. ¿Y que podía decirle?

            Hace un tiempo mi amigo me pidió que escribiera y practicara y así lo hice, al poco me comentaba que lo hacia bien y me pidió  permiso para colgarlos en el blog de PSH de Cáritas, desde luego yo no me siento capacitado ni mucho menos, pero accedí. Otros lo han leído y también les gusta; si eso es así, y los pocos amigos que lo leéis creéis que puede ayudar a alguien, seguiré escribiendo.


             Es mi maestro quien vio esa " cualidad ", pero yo, francamente, no la veo, aunque, tampoco importa, ya que como le dije a un buen voluntario, no tengo nada, por lo tanto nada tengo que demostrar. Ellos creyeron en mí, aunque a veces también se enfadaba un poco conmigo; pues eso mismo me pasa con este señor, creó en él, aunque él no crea en sí mismo.

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