Por Daniel Medina Sierra
Esta semanas han sido agotadora, pero me alegró de ser
útil a los demás, aunque, con determinados comportamiento me siento un poco
imbécil, por que no decirlo.
Es cuestión
de práctica, y de mucha paciencia con las persona, entender que no tienes por
qué estar de acuerdo con ellos en todo, sino respetar y hacerte a la idea de
que ayudas sin esperar nada a cambio.
Me explico.
Un señor al que todos respetamos e intentamos ayudar en todo lo posible nos
comunicó que tenía que estar comunicado y no tenía móvil, así que uno de los
voluntarios le consiguió uno. Al poco la persona a la que me refiero y nos
comentó lo mismo, porque el móvil se lo había regalado a otra persona.
Parece una
estupidez pero tiene un gran significado detrás. Yo le di el mío que, desde
luego, me había costado mucho conseguirlo. Al día siguiente, este hombre lo
vende y compra una tienda de campaña, pues quiere irse del alberge porque le
agobia. Pero, no dice que lo vendió sino que se lo robaron en el alberge, con
lo cual deja mal parados a sus compañeros, e incrementa los rumores de que
“está habiendo muchos robos últimamente en el albergue”.
Puedo
entender que no soporte el albergue, puedo entender incluso que lo venda por
necesidad, pero me cuesta entender que mienta, lo cual supone levantar
sospechas infundadas sobre sus compañeros.
Es una
persona decente, buena y educada y lo esta pasando realmente mal y no sabemos
como ayudarle a mitigar su dolor, a que entienda que somos voluntarios y
estamos de su lado. Además, estoy dispuesto a calmar el enfado monumental que
tuve al enterarme de lo sucedido.
Mi
maestro me dice que tenga paciencia, y yo le escucho atentamente, pero aún me
corre sangre por las venas y me irrita contemplar a un señor con tanto por dar,
tan derrotado. Luego, pienso en como estaba yo hace tan sólo un año, y me siento
un poco imbécil. Yo pretendiendo juzgar, cuando mi actitud era exactamente la
misma; intentando pedirle que luche, cuando yo tiré la toalla y tardé años en
recogerla del suelo. ¿Y que podía decirle?
Hace un
tiempo mi amigo me pidió que escribiera y practicara y así lo hice, al poco me
comentaba que lo hacia bien y me pidió permiso para colgarlos en el blog de PSH de
Cáritas, desde luego yo no me siento capacitado ni mucho menos, pero accedí.
Otros lo han leído y también les gusta; si eso es así, y los pocos amigos que
lo leéis creéis que puede ayudar a alguien, seguiré escribiendo.
Es mi
maestro quien vio esa " cualidad ", pero yo, francamente, no la veo, aunque,
tampoco importa, ya que como le dije a un buen voluntario, no tengo nada, por
lo tanto nada tengo que demostrar. Ellos creyeron en mí, aunque a veces también
se enfadaba un poco conmigo; pues eso mismo me pasa con este señor, creó en él,
aunque él no crea en sí mismo.
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