miércoles, 24 de junio de 2015

Recuerdos de infancia


Por Daniel Medina Sierra

Voy a hablaros hoy de recuerdos de infancia. Recuerdo por ejemplo, que cazaba avispas o abejas y les ponía un nudo con hilo de coser para que parecieran globos y luego los soltaba, un día aparecí con unos cuantos atados en casa, casi le da un infarto a mi madre.



Otros juegos fueron con saltamontes, caracoles, y una serie de insectos que ya no recuerdo, pero sobre todo me encantaban las mariposas y los llamados milagrillos, flores muy comunes que crece en todas partes. Jugaba mucho con los perros abandonados y faltos de amor que a pesar de las palizas que les daban eran muy cariñosos y me daba mucha, mucha tristeza ver a un ser tan débil mendigando un poco de cariño. Mi madre me reñía mucho y no quería que los tocara, pero yo no hacia caso y jugaba y los besaba. Tenía y tengo la manía de olerlos con la cara pegada a ellos, me gusta el olor de los animales, huelen a cariño, a casa, a tranquilidad, a Dios y me conmueve su manera de mirar tan limpia.




          Recuerdo los árboles a los que nos subíamos y luego nos tirábamos al vacío ¡y no nos hacíamos daño!. Recuerdo las horas interminables en el barrio jugando con los demás niños a la pelota, al escondite... y sentados hablando de cualquier tontería mientras que las madres, irritadas ya, nos gritaban: ¡como no subas baja tu padre! Mano de santo, esa frase no fallaba.


           Eran días eternos, tiempos en los que creías en fantasmas, superman y todo era posible, es ése, el paraíso perdido. 

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