domingo, 21 de junio de 2015

Reflexiones


Por Daniel Medina Sierra

Es algo cuando menos curioso contemplar como a pesar de todos los avatares que tienes que sortear a lo largo de la vida, la mala semilla no contamina la verdadera personalidad del ser humano.

        Yo, personalmente, pongo siempre el mismo ejemplo. Todo cuanto conlleva la crisis, exclusión social, pobreza, degradación, pérdida de derechos... Es como el estiércol que cae a toneladas encima del débil, del desprotegido, ese mismo estiércol es precisamente el mejor abono para sembrar terror, impotencia, desapego al mundo en general, pero no es así. Siembra hombres libres, hombres sin miedo, hombres que creen en el cambio; personas que al final de cuentas no han caído en las redes del alcohol  depresiones o drogas. A pesar de la soledad impuesta por esa masa borreguera del "yo impongo, no propongo". No eres digno de pertenecer a mi clase; a pesar de esa mayoría abrumadora, no caemos, al contrario; nos hace más fuertes, más sensibles.

       Nosotros tenemos una ventaja que ellos no tienen, no tenemos ya nada que perder, por lo tanto cada paso hacia adelante lo disfrutamos como una gran victoria.

       Soy perfectamente consciente de que eso importa muy poco a los demás, ¿Saben lo que es vivir sin tener que demostrarle a nadie si eres buena persona o no? o simplemente que estas por encima de reconocimientos, de aplausos o abucheos. No necesitar redes sociales, estar conectado contestando a gente que ni siquiera conoces, la libertad de empezar de nuevo, de hacer planes muy humildes.

          Mientras esa mayoría que se ha dedicado a darnos la espalda, a redactar leyes injustas, a expropiarnos a la fuerza, esos mismos a los que les pagamos un sueldo público para la protección de los derechos de los más débiles, no a favor del derecho de los bancos a cobrar con tu vida la deuda, nos temen, nos tienen verdadero pavor ¿Y saben ustedes por qué? Por que temen que despertemos, que la sociedad que sigue metida en su particular burbuja diga ¡BASTA!

 Esa lección la tendréis que aprender tarde o temprano.  Cuando hablo con vecinos, conocidos, intento explicarles lo más suavemente posible, como se están desarrollando las cosas y como podrían ayudar a su propio favor, pero mientras haya economía en casa, mientras no me falte a mí, no muevo un dedo. Esa es la filosofía de la masa, móvil de ultimísima generación, facebook, y un millón de distracciones antes que ver y vivir en el mundo real.

        Esta claro que nos movemos contra corriente pero entenderéis que no quiera que paséis por lo mismo que estamos pasando millones de personas en todo lo mundo. La inmensa mayoría no vuelve a levantarse y son una prueba viva de lo que hemos creados todos. ¿Os podéis siquiera imaginar lo que sería vuestras vidas con bancos llamando a todas horas amenazándoos, acosando con toda libertad? ¿Que todos vuestros seres queridos os den la espalda?, ¿Que te encuentres de la noche a la mañana en la puta calle? Sólo por no tener trabajo, punto.

           Y luego la gente se extraña de que haya tantas personas con problemas mentales en la calle, alcohólicos... ¿Qué esperaban? Sólo unos poco logran salir pero quién lo logre es verdaderamente un luchador nato, es la constante lucha entre la masa y un solo individuo, por muchos apoyos que tengas, al final eres tú quien te enfrentas a esa clase de personas que creen sólo en los recursos económicos, no en el humano. La garantía de que jamás os podría pasar a vosotros, por mucho que nos culpéis de nuestra situación no la tendréis nunca.


   Así como nos vacunamos para no enfermar, tenéis que vacunaros de la enfermedad de este siglo, la indiferencia, el ego, el individualismo, la codicia. Creer que esto sólo pertenece a la clase baja, de bajo nivel académico o a familias desestructuradas, es sólo un cuento de niños para que duerman sin miedo, pero sólo es eso, un cuento. Yo personalmente tengo las tres papeletas, soy pobre, por lo tanto pertenezco a la clase baja, tengo el nivel básico de estudios y nací en una familia desestructurada, aún así hay gente que no cree que mis textos sean míos, no entienden que escribo por inspiración, por que habla mi corazón y mi mente lo interpreta. 

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