Daniel Medina Sierra |
Cuando estas inmerso en la
vorágine cotidiana de la vida y llega el final del día, te paras unos minutos a
pensar, por lo menos a mi me pasaba, y sentía cierto vacío. Era como si me
faltara tiempo, como si el recuerdo de toda la actividad maratoniana fuera solo
un sueño, momentos vividos por otra persona; algo parecido a un autómata que al
final del día recobra la consciencia.
Por norma
general esos momentos de contemplación los suplía la televisión, internet u
otras tantas distracciones que tenía a mi alcance. Vidas perfectas de famosos,
tertulias del corazón y otras tantas chuminadas adormecían mis sentidos hasta
que me dormía, y al día siguiente más de lo mismo. Una vida vacía.
La palabra
justa que definiría mi grado de consciencia y madurez, sin miedo a exagerar, es
muy superior a la mayoría. Es, sin duda, una opinión personal vista desde la
sinceridad, no sumido en el ego; porque acepto mis limitaciones que son muchas,
mis defectos, mis faltas y mis no pocas equivocaciones.¿Por qué digo entonces
que tengo un grado de consciencia mayor? Todos tenemos las mismas faltas y
equivocaciones en la vida, pero no todos son conscientes de ellas y mucho menos
las corrigen. Porque no me hipnotizan las redes sociales, la televisión y esas
distracciones que secuestraban mi tiempo a cambio de NADA.
Dicen los propios medios de
comunicación, que si no estas en facebook no existes, pues debo de estar muerto
entonces, porque prácticamente entré para crearme una cuenta y poco más. No
tengo idea del mundo de la farándula pero conozco mejor el mundo que me rodea,
no dedico tiempo, miradas y escuchas a personajes de televisión, se las dedico
a personas de carne y hueso. No me gusta estar pendiente del móvil, ni
acompañado, ni solo y mucho menos contesto, a no ser que sea algo importante,
mientras converso con otras personas. Vamos, que no voy a las moda,
afortunadamente.
Si sigo
fiel a mi sentido de la verdad, tengo irremediablemente que reconocer que no
envidio en absoluto las prisas, el estar conectado a todas horas, el agregar a
gente que no conozco de nada y que seguramente les importe lo mismo que me
importan a mi; una vida de papel, llenas de apariencias falseadas, de risas
insípidas sin sentido alguno, de extrema inmadurez de señores con cañas, calvos
y con arrugas, acostarte con chicas y al día siguiente preguntarle como se
llamaba. Demasiado fácil todo, demasiado costoso seguir el ritmo que no lleva
ningún compás. Mi naturaleza es distinta y yo busco amigos de verdad, chicas a las
que veo en persona y conozco mucho antes de mantener relaciones sexuales porque
tengo más que aportar que un... y punto.
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