jueves, 25 de junio de 2015

Disfrutar de la vida

Daniel Medina Sierra


Cuando estas inmerso en la vorágine cotidiana de la vida y llega el final del día, te paras unos minutos a pensar, por lo menos a mi me pasaba, y sentía cierto vacío. Era como si me faltara tiempo, como si el recuerdo de toda la actividad maratoniana fuera solo un sueño, momentos vividos por otra persona; algo parecido a un autómata que al final del día recobra la consciencia.

     Por norma general esos momentos de contemplación los suplía la televisión, internet u otras tantas distracciones que tenía a mi alcance. Vidas perfectas de famosos, tertulias del corazón y otras tantas chuminadas adormecían mis sentidos hasta que me dormía, y al día siguiente más de lo mismo. Una vida vacía.

     La palabra justa que definiría mi grado de consciencia y madurez, sin miedo a exagerar, es muy superior a la mayoría. Es, sin duda, una opinión personal vista desde la sinceridad, no sumido en el ego; porque acepto mis limitaciones que son muchas, mis defectos, mis faltas y mis no pocas equivocaciones.¿Por qué digo entonces que tengo un grado de consciencia mayor? Todos tenemos las mismas faltas y equivocaciones en la vida, pero no todos son conscientes de ellas y mucho menos las corrigen. Porque no me hipnotizan las redes sociales, la televisión y esas distracciones que secuestraban mi tiempo a cambio de NADA.

Dicen los propios medios de comunicación, que si no estas en facebook no existes, pues debo de estar muerto entonces, porque prácticamente entré para crearme una cuenta y poco más. No tengo idea del mundo de la farándula pero conozco mejor el mundo que me rodea, no dedico tiempo, miradas y escuchas a personajes de televisión, se las dedico a personas de carne y hueso. No me gusta estar pendiente del móvil, ni acompañado, ni solo y mucho menos contesto, a no ser que sea algo importante, mientras converso con otras personas. Vamos, que no voy a las moda, afortunadamente.

         Si sigo fiel a mi sentido de la verdad, tengo irremediablemente que reconocer que no envidio en absoluto las prisas, el estar conectado a todas horas, el agregar a gente que no conozco de nada y que seguramente les importe lo mismo que me importan a mi; una vida de papel, llenas de apariencias falseadas, de risas insípidas sin sentido alguno, de extrema inmadurez de señores con cañas, calvos y con arrugas, acostarte con chicas y al día siguiente preguntarle como se llamaba. Demasiado fácil todo, demasiado costoso seguir el ritmo que no lleva ningún compás. Mi naturaleza es distinta y yo busco amigos de verdad, chicas a las que veo en persona y conozco mucho antes de mantener relaciones sexuales porque tengo más que aportar que un... y punto.

     


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