Pues sí, nada menos que
un jamón ha regalado esta Navidad una persona a todos los que diariamente
frecuentan la oficina del Programa de Personas Sin Hogar de Cáritas. Alguien
que ha visto de cerca la labor que aquí se realiza y ha entendido que tanto las
personas que vienen en busca de ayuda, como los que intentan darla, se merecían
este premio.
Pues no me queda más
remedio que agradecérselo en nombre de todos, y expresarle nuestro
reconocimiento al valorar tan alto este servicio. Porque no es lo que valga un
jamón, es lo que significa: estima, aprecio y mucho agradecimiento a alguien,
en este caso a nosotros.
La verdad es que es
otro gesto extraordinario más que viene a reflejar que cada vez más personas se
conmueven ante las carencias de otros. Como he dicho en otra ocasión, este año
hemos apreciado una sensibilidad especial en el barrio hacia las personas que
visitan nuestra oficina y hacia nosotros mismos. A mi me gusta vivir la
sensación de que estas personas sin hogar que acuden a Isaac Peral 15 cada día no son ignorados por los demás, no molestan a
nadie e incluso buscan la manera de ayudarles.
A ver si este año el
“tiempo de Navidad”, de la generosidad sin límite, se prolonga todo el año,
enlazamos con las siguientes Navidades, y así sucesivamente año tras año,
persiguiendo sin descanso la construcción del reino de Dios: Reino de paz, de
justicia, de Amor y de paz.
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