jueves, 14 de mayo de 2015

Hay tanto que hacer


Demasiados días sin concederme un momento para la reflexión, aunque sólo fueran un par de minutos, sobre lo que le ha sucedido esta semana a tantas personas,  que pocos conocen, y por lo tanto otros muchos no tienen por qué darle  importancia,  ni tampoco tiene por qué preocuparles si alguien, que  no conoce, tiene este o aquel problema.

Pero, dicho esto, a continuación me invade la necesidad de acusar, de lamentar la falta de sensibilidad, real, ante las carencias concretas, cotidianas, de tantas personas, vecinos nuestros incluso. Unos son cristianos, otros son, se dicen solidarios,  pero son muchos los que no quieren saber… ¡con lo que cada uno tiene que soportar cada día…! no les queda tiempo ni interés por lo que le suceda a otros que tienen problemas mayores que los suyos.

Presumo de no ser exigente con los demás, y hace unos días, precisamente, he sido acusado de lo contrario. Hasta hace poco quería huir de esta sociedad, refugiarme en una ermita o lugar apartado, y allí tratar de vivir mejor y dedicar más tiempo a la reflexión, sin olvidar, por supuesto, la atención a quienes quisieran acercarse.

Sin embargo, algunos acontecimientos recientes, me han ido conduciendo, justo en la dirección opuesta, o quizá sea más acertado decir que en la misma dirección pero sin abandonar esta sociedad. Una misión que consiste en llenar algún vacío de los que deja en su desbocada carrera esta enloquecida sociedad, y acudir al rescate del que ha sufrido algún atropello y su vida corre peligro.

Así, se va plasmando una idea que me vino hace ya bastante tiempo. Yo en realidad quería encontrarla ya puesta en marcha y adherirme a ella, pues me decían que eso ya se estaba haciendo. La idea es que sería bueno crear una asociación de “restos de familias” rotas, compartiendo, para mejor sobrevivir,  bienes materiales, los distintos servicios, y sobre todo los afectos, que  han quedado maltrechos, pero que necesitan seguir manifestándose, y creando lazos familiares.

Ahora, sin saber muy bien como, creo que más bien dejándome llevar, voy dando pasos, sin prisa, sin exigencias, hacia un proyecto de adopción especial, de familias o personas solas en situación de necesidad.

Bastaría ir a caritas, u otra institución, y comprometerse discretamente en la ayuda y servicio de una familia, bien cocinando para una familia, o pagando el recibo de luz o de agua, eso cada cual lo sabrá. No es nada nuevo, hay ejemplos anónimos, que son los que me han movido a mí mismo y a proponérselo a otros a los que quizá no se les ha ocurrido.

Es cierto que hay un comedor social, y un albergue, pero no cubren todas las necesidades, y siempre hay personas que quedan fuera de su alcance, sea por el motivo que fuera.




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