Demasiados días sin concederme
un momento para la reflexión, aunque sólo fueran un par de minutos, sobre lo
que le ha sucedido esta semana a tantas personas, que pocos conocen, y por lo tanto otros
muchos no tienen por qué darle importancia,
ni tampoco tiene por qué preocuparles si
alguien, que no conoce, tiene este o
aquel problema.
Pero, dicho esto, a
continuación me invade la necesidad de acusar, de lamentar la falta de
sensibilidad, real, ante las carencias concretas, cotidianas, de tantas
personas, vecinos nuestros incluso. Unos son cristianos, otros son, se dicen
solidarios, pero son muchos los que no
quieren saber… ¡con lo que cada uno tiene que soportar cada día…! no les queda
tiempo ni interés por lo que le suceda a otros que tienen problemas mayores que
los suyos.
Presumo de no ser
exigente con los demás, y hace unos días, precisamente, he sido acusado de lo
contrario. Hasta hace poco quería huir de esta sociedad, refugiarme en una
ermita o lugar apartado, y allí tratar de vivir mejor y dedicar más tiempo a la
reflexión, sin olvidar, por supuesto, la atención a quienes quisieran acercarse.
Sin embargo, algunos
acontecimientos recientes, me han ido conduciendo, justo en la dirección
opuesta, o quizá sea más acertado decir que en la misma dirección pero sin
abandonar esta sociedad. Una misión que consiste en llenar algún vacío de los
que deja en su desbocada carrera esta enloquecida sociedad, y acudir al rescate
del que ha sufrido algún atropello y su vida corre peligro.
Así, se va plasmando
una idea que me vino hace ya bastante tiempo. Yo en realidad quería encontrarla
ya puesta en marcha y adherirme a ella, pues me decían que eso ya se estaba
haciendo. La idea es que sería bueno crear una asociación de “restos de
familias” rotas, compartiendo, para mejor sobrevivir, bienes materiales, los distintos servicios, y
sobre todo los afectos, que han quedado
maltrechos, pero que necesitan seguir manifestándose, y creando lazos
familiares.
Ahora, sin saber muy
bien como, creo que más bien dejándome llevar, voy dando pasos, sin prisa, sin
exigencias, hacia un proyecto de adopción especial, de familias o personas solas
en situación de necesidad.
Bastaría ir a caritas,
u otra institución, y comprometerse discretamente en la ayuda y servicio de una
familia, bien cocinando para una familia, o pagando el recibo de luz o de agua,
eso cada cual lo sabrá. No es nada nuevo, hay ejemplos anónimos, que son los
que me han movido a mí mismo y a proponérselo a otros a los que quizá no se les
ha ocurrido.
Es cierto que hay un
comedor social, y un albergue, pero no cubren todas las necesidades, y siempre
hay personas que quedan fuera de su alcance, sea por el motivo que fuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario