Hoy ha sido una mañana
intensa, de muchas entrevistas, y muchos comentarios, o más bien críticas y
reproches mutuos, todo esto mezclado con interrupciones de móvil, y la guinda
fue tener que resolver el permiso para un acto previsto para mañana mismo.
Empezó siendo una de
esas mañanas otoñales, un tanto pesada, dormilona, hasta que el mal carácter de
alguno hizo peligrar el ambiente perezoso; nada, fue un exabrupto, alguien que
no sabe controlar su temperamento y no está dispuesto a ceder por nada del
mundo, enseguida todos continuaron como
si nada, tomando su café o soltando alguna frase suelta más o menos ingeniosa,
pero nadie tenía interés en iniciar una
conversación coherente.
Por fin le pregunto a
una persona que había permanecido en el albergue los tres días reglamentarios y
esperaba nada más un documento para regresar a Canarias, cómo es que vienen
tatas personas desde Canarias a la península, y me intereso por el cultivo del
tomate y los plátanos, entonces sí que se rompe la calma y este hombre empieza
a hablar y hablar, y o para, y nos
cuenta anécdotas curiosas, si bien reconozco que tenía alguna dificultad para
entenderle todo lo que decía.
El es nativo de
Fuerteventura, de cierta edad, viste de una manera un tanto original, en todo
caso muy juvenil, y le encanta hablar y contar historias, como he dicho. Habló
de la obra de César Manrique, se entusiasmaba hablando de los hoteles, las
piscinas, el acuario natural. El tema económico no le apetecía demasiado, ni le
daba la importancia, se interesaba más por el tema del agua potable y alababa
las desaladoras de los israelíes y su ingenio para el cultivo en el desierto.
Pero lo que más le motivaba era contarnos quién era el que había comenzado con
este aporte tan necesario de agua potable, y fue un alemán, un nazi, (no puedo
recordar su nombre) durante la época de Franco, y más que eso las
construcciones subterráneas, túneles, búnkeres, y el enorme peligro que supone
aún hoy internarse por ellas o perforar algún muro.
Yo creo que debió ser
consecuencia de ese peligroso laberinto el lío que le armamos para orientarlo
hacia la estación de tren…a la cuarta acertamos a indicarle el camino más
sencillo a la estación de Bahía Sur.
Pero faltaba la nota
conmovedora, y vaya que si lo fue, pero merece otro post.
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