miércoles, 19 de agosto de 2015

‘Asalto’ a la oficina


 Ayer ‘asaltó’ la oficina un joven, bueno, un ‘hombre maduro’ de aspecto joven,  porque hoy son muchos los que aparentan una juventud que ya no les corresponde, y digo asaltó, porque venía disparado ‘del norte’.

Entró sin saludar y en a penas unos minutos comenzó a dispararnos un discurso tan ideologizado, tan disparatado - con perdón, pues aquí todo el mundo tiene cabida y a todos se les escucha-, que no tuvo reparo, tan poseído está de su ideología, en insultar en nuestra propia casa, aquí en San Fernando, a los andaluces, los extremeños y el resto de los españoles, tal  como hacen los catalanes separatistas, y otros tantos nacionalismos.

Por norma, aquí no permitimos que se insulte a nadie, aunque a veces es inevitable, como hoy. Yo traté de hacerle ver que ‘este país’ no es tan malo, y que yo me siento orgulloso de él. Aunque en realidad debo decir me sentía, hasta que los enemigos naturales, separatistas, nacionalistas, y algunos ‘comunistas’ se han empeñado en imponernos su ‘Memoria histórica’, que no coincide con la de otros muchos.

Esto no se lo dije a él, claro, yo sólo le dije, cuando empezó a meterse con los que hicimos la transición, que mi compañero y yo habíamos ‘corrido delante de los grises’ y que habíamos hecho nuestra pequeña contribución a la llegada de la democracia, de lo que estábamos muy orgullosos. Él se rió de mi ingenuidad, y encima me lo reprochó, ‘eso, corristeis delante, nada más’… No sé en qué estaría pensando.

Yo, cansado, me fui a fregar la cafetera y dejé a mi compañero, que tiene más aguante que yo en estos temas de política, con la tarea de calmar un poco a este ‘joven’, incluso de que le corrigiera algunos errores que él proclamaba sobre la historia de España reciente. Él no sabía que mi compañero y yo hemos sido maestros…

Algo hemos hecho muy mal, sí, tiene razón este hombre, pero precisamente el mal que hemos hecho es permitir que se destroce la idea de España y su historia desde las mismas Leyes educativas y los gobiernos regionales, que quieren ahora ser los protagonistas de su pequeña historia, y para eso les estorban los vecinos. Van en contra del progreso, material, cultural y humano, no entienden que unidos somos más fuertes, mejores, podemos mirar al futuro y crecer, en vez de mirar al pasado cuando nuestros antepasados se portaron peor y se enfrentaron a muerte y se empobrecieron aún más.


Nunca había llegado a esta oficina de cáritas para personas sin hogar, una persona de este ‘perfil’, como se dice ahora. Menos mal que había pocas personas en ese momento, y a las que había poco daño podía hacerles, pues están ahí de voluntarios para todo. Pero ante a esa ‘pobreza’ ideológica y de espíritu, poco podemos hacer nosotros. Como solemos decir, rezar, y pedir a Dios que nos libre del odio entre hermanos y nunca volvamos a elevar fronteras que nos separen y nos empobrezcan aún más.

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