lunes, 24 de agosto de 2015

Amistad

             A lo largo de nuestras vidas van pasando una serie de personas, amigos, conocidos,
Daniel Medina Sierra
saludados... Es como una estación de tren; cada etapa de nuestra corta existencia es como estaciones, donde van subiendo y bajando de nuestro hipotético tren.
           Por norma general la mayoría de ellos bajan en estampida cuando el tren parece descarrilar, y una minoría aguanta a tu lado aunque el tren este en serio peligro, ese es el mejor amigo.

           En una ocasión uno de estos supuestos amigos me dijo que a los amigos hay que quererlos con sus virtudes pero también con sus defectos, y llevaba razón aunque éste nunca se lo aplicó a si mismo. La amistad no exige, no demanda, respeta tu espacio, es un compromiso sin esperar nada a cambio.
         Realmente los amigos lo son cuando están en tus peores momentos, para fiestas y risas están todos, amigos, conocidos y saludados, todos ellos se apuntan al cachondeo pero muy pocos están cuando las cosas van mal.


        Cuando te das cuanta de que has tenido falsos amigos y que estás de nuevo solo, es hora de reciclar, es decir, de que en tu vida otros pasajeros sigan el viaje contigo. Yo los encontré en cáritas, amigos de verdad, amigos que te dan la mano y te dicen aquí estoy y no me voy a marchar. Son amigos muy especiales puesto que me superan en edad, experiencia, y he de confesar que, son mucho mejores personas que yo. Soy, por tanto, un afortunado, ya que tengo maestros aventajados que me enseñan grandes cosas para mi vida y me enriquecen a nivel interior.



        Los quiero, sí, los quiero a pesar de sus errores, a pesar de sus defectos, porque acepto mis propios defectos y mis pocas virtudes como las de ellos. Están en los malos momentos, me animan, me cuidan, me hacen sentir que es posible una amistad sin condiciones, sin imposiciones, amistad con mayúsculas. Y también a perdonar a aquellos que me abandonaron cuando más falta me hacían. Perdonar, ¡ojo!, no olvidar, no volver a ser amigos puesto que sólo yo lo fui. Tan solo perdonar y continuar mi camino, sin rencores. Gracias amigos voluntarios por aportarme tanto, aunque no lo diga mucho, os quiero, y os admiro por vuestro gran corazón.

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