A lo
largo de nuestras vidas van pasando una serie de personas, amigos, conocidos,
saludados... Es como una estación de tren; cada etapa de nuestra corta
existencia es como estaciones, donde van subiendo y bajando de nuestro
hipotético tren.
Daniel Medina Sierra |
Por norma general la mayoría de ellos
bajan en estampida cuando el tren parece descarrilar, y una minoría aguanta a
tu lado aunque el tren este en serio peligro, ese es el mejor amigo.
En una
ocasión uno de estos supuestos amigos me dijo que a los amigos hay que
quererlos con sus virtudes pero también con sus defectos, y llevaba razón
aunque éste nunca se lo aplicó a si mismo. La amistad no exige, no demanda,
respeta tu espacio, es un compromiso sin esperar nada a cambio.
Realmente los
amigos lo son cuando están en tus peores momentos, para fiestas y risas están
todos, amigos, conocidos y saludados, todos ellos se apuntan al cachondeo pero
muy pocos están cuando las cosas van mal.
Cuando te
das cuanta de que has tenido falsos amigos y que estás de nuevo solo, es hora
de reciclar, es decir, de que en tu vida otros pasajeros sigan el viaje
contigo. Yo los encontré en cáritas, amigos de verdad, amigos que te dan la
mano y te dicen aquí estoy y no me voy a marchar. Son amigos muy especiales
puesto que me superan en edad, experiencia, y he de confesar que, son mucho
mejores personas que yo. Soy, por tanto, un afortunado, ya que tengo maestros
aventajados que me enseñan grandes cosas para mi vida y me enriquecen a nivel
interior.
Los quiero,
sí, los quiero a pesar de sus errores, a pesar de sus defectos, porque acepto
mis propios defectos y mis pocas virtudes como las de ellos. Están en los malos
momentos, me animan, me cuidan, me hacen sentir que es posible una amistad sin
condiciones, sin imposiciones, amistad con mayúsculas. Y también a perdonar a
aquellos que me abandonaron cuando más falta me hacían. Perdonar, ¡ojo!, no
olvidar, no volver a ser amigos puesto que sólo yo lo fui. Tan solo perdonar y
continuar mi camino, sin rencores. Gracias amigos voluntarios por aportarme
tanto, aunque no lo diga mucho, os quiero, y os admiro por vuestro gran
corazón.
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