jueves, 4 de agosto de 2016

¿Quién soy?

  
Daniel Medina Sierra


Vuelvo la vista atrás, cada día, e intento recordar un pasado turbio, ajeno por el paso de los años. Recordar quien fui como si una parte de mi ser quedara atrás, esperando mi regreso. ¿Qué clase de niño fui, quienes fueron mis padres en mi más tierna infancia?
No logro unir las piezas que me faltan de un pasado que se hace presente en tantas ocasiones.
Viejas heridas, antiguos destellos del pasado que se confunden entre la realidad y la ficción, dudas, preguntas imposibles de contestar, por que los autores de parte de mi historia han muerto, son polvo, polvo y cenizas.


Pasan los años y cada vez me asalta más el fantasma de un yo irreconocible. No sé quien fui y no me es posible saber quién soy, cuarenta años después. Me definen como buena persona, madura y a la vez algo infantil, luchador... en fin, definen algo que suponen soy. El mismo sentido del yo es algo lejano e incomprensible a mis ojos ¿quién soy yo? Sueño cada noche con la esperanza que un ser divino me despierte y muestre mi verdadero yo, y es curioso, pues uno de los pocos recuerdos que conservo es, estar en el calor de la noche, a escondidas, preguntando al cielo oscuro ¿quién soy yo?


Creí que a través del sufrimiento conseguiría obtener respuestas, una vida llena de penalidades, abusos, desengaños, errores y por último, de pobreza y soledad. No sé si por dar sentido a tanta maldad he llegado a creer que Dios me puso en este camino como un hijo aventajado que era, capaz de discernir entre el bien y el mal, y por medio de todas esas experiencias, conocerme. Tal vez me equivoqué, tal vez no es más que producto de una salida mental, un modo de soportar tanta hostilidad, meras ilusiones de una mente débil e incapaz de reconocer el mundo tal y como es, y por ende a mí.



Un niño de la noche, contemplando las estrellas durante horas, prácticamente todos los días. Que esperaba que ocurriera, ¿acaso esperaba a alguien? Cuarenta años después miro al cielo oscuro y sigo esperando, y no consigo dormir, hasta que el sueño se apodera de mí.

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