Miguel Torga
No hay nada
que resista el tiempo. Como una gran duna que se va formando grano a grano, el
olvido cubre todo. Hace unos días pensaba en esto a propósito de no sé que
afecto. En como dos personas creen que se aman locamente, y no tienen
mutuamente en el cuerpo y en el pensamiento sino la imagen del otro, y de ahí a
media docena de años no se acuerdan siquiera de que tal amor existió, se cruzan
en una calle sin el menor estremecimiento, como dos desconocidos.
Esa certeza,
hoy, se afianzó aún más en mí.
Fui a ver la casa donde pasé uno de los años cruciales de mi vida de adolescente. Y ni las puertas, ni las ventanas, ni el panorama en frente me dijeron nada. Tenía aquí adentro, es cierto, una nebulosa sentimental de todo aquello. Pero lo concreto, lo real, el número de pasos de la escalera, la cara de la casera, la significación terrena de todo aquello, desaparecerá.
Miguel Torga, in "Diário (1940)"
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