Como denuncia del abandono que sufren muchos
enfermos mentales, en nuestra sociedad progresista y desarrollada, traigo a la
memoria un post que escribí el 25 de febrero de 2013
Abandonado por todos a su suerte.
Hoy he conocido otro
caso de un enfermo mental, que no le queda
otra alternativa que pasar sus días en la calle y buscarse la vida según
su entender, porque no hay plazas vacantes en un centro de la Junta. Esto si la
trabajadora social no consigue colocarlo en algún albergue como solución
transitoria, hasta que quede alguna plaza vacante en un centro, y no será por
que no dedique todo su esfuerzo en
conseguirlo.
¿Dónde está la familia,
por qué no se puede hacer cargo de esta
persona? Muy complicado, es muy complicado responder a esta pregunta; lo cierto
es que no todas las familias están en condiciones de hacerse cargo de una
persona cuyos cuidados requieren mucha dedicación, entrega, conocimientos,
recursos y en algunos casos fuerza, y en no pocas ocasiones se sienten solas y
sin recursos. Además, debido a los
recortes en sanidad tienen que pagar las medicinas o se retrasan las consultas.
Hay que añadir en el
caso de esta familia, además, otro de los gravísimos males que aquejan a esta sociedad: es una familia
desestructurada…
Nunca han estado los
ciudadanos más necesitados más desprotegidos, si no se les proporciona el apoyo
económico y sanitario necesario a las familias con alguno de sus miembros
enfermo crónico o con alguna enfermedad mental, ¿qué clase de estado tenemos?
si no se protege ante todo al más débil, ¿cómo vamos a confiar en ese estado?,
nadie puede sentirse seguro. Hoy, muchos miran para otro lado ante los
problemas ajenos y piensan que mientras no le toque a él, que cada uno se las
apañe.
A pesar de todo,
yo pienso y digo con frecuencia que la
misericordia de Dios es infinita, y de alguna manera no deja completamente
abandonados a los más ncesitados, de ahí que existan muchas instituciones que atienden
casos extremos, y otras muchas instituciones y personas que por propia
iniciativa socorren de manera silenciosa y eficaz a personas que están solas. Cuando a veces no vemos la solución al
problema, seguramente la conciencia nos está avisando que no podemos
conformarnos, que tenemos que hacer ver a todos que hemos de esforzarnos por
mejorar como sociedad y como ciudadanos.
Por eso hoy, ha habido
alguien que ha hecho lo posible para que esta persona no quede en la calle, ha
presionado a quienes pueden evitarlo aunque tengan que saltarse algún precepto,
y así este hombre pueda esperar su plaza
en un centro adecuado de manera digna, sin estar expuesto los peligros de la calle.
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