domingo, 28 de septiembre de 2014

Verdades virtuales




                                                        Ilustração de Carlos Ribeiro

No hay varias verdades, ni cada hombre tiene la suya. Verdad hay solo una… las mentiras sí son muchas.

Los recientes avances en las tecnologías han distorsionado los pilares fundamentales de las relaciones humanas. Las personas andan confusas con tantas luces, casi incapaces de dar respuestas serias y, cuando las dan, son arrogantes. Como si hubiesen perdido la capacidad de filtrar, de comprometerse y de reconocer la humildad fundamental de cada uno de nosotros.

Viven como si Dios no existiera. Todo es relativo, no creen en compromisos, nada ocurre sino en la superficie y de forma rápida y pasajera. Prefieren mentir y parecen admirar a quien le miente. Se desaniman por eso si les exigen sacrificios reales. Se sienten el centro del mundo donde los otros parece no quieren colaborar. Una especie de multitud de reyes y reinas en busca de quien los venere.

La propia vida es herida con base en la imagen, en el brillo que sólo tiene para quien no los conoce… Intentan, a toda costa, impresionar. Comienza a ser difícil encontrar algo entero e íntegro, que se entregue de forma completa, que arriesgue y se arriesgue con todo. Sin nada que esconder.

Tal vez porque nunca han sido amados, no aman, y como no aman… no comprenden. ¡Llegan a pensar que es sólo algo tan poético como irreal!

¡El amor asusta! Es cierto que implica entregar la vida, sufrir. ¡Pero es la única forma de llegar a ser feliz! Frente al amor, todas las otras alegrías son fingimientos.

No se cambia el corazón de nadie contra su voluntad, pero un ejemplo concreto de amor mueve montañas.

Sólo quien ama enseña a amar. Los otros sólo engañan…

Quien finge amar, huye del verdadero amor.


Hay gente que no sabe donde está el cielo…

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