Muchas veces, todavía,
aunque ya estemos jubilados, nos preguntamos si vale la pena lo que hacemos
aquí, en esta vida y lo que ahora mismo hacemos… y como respuesta encontré, en
facebook, este texto breve, pero suficiente:
“-Padre, ¿cómo crezco?
Preguntó dando un salto. ¿Es así?, y dio otro.
El padre sonrió… Omi
Garandi, entrenado en los saberes de la vida, llamó al hijo y lo mandó ir con
otros amigos.
-Dale las manos, le dice.
Los pequeños se miraron
y se dieron las manos unos a otros.
-Es así, hijo. Es así
como el humano crece. Sólo el hombre pequeño quiere crecer hacia arriba. Omi
ki bali pena cresce pelas mãos, crece
para los otros. Ser grande no es llegar donde nadie llega. Ser grande es
llegar a mucha gente.”
Esta semana han
ocurrido cosas que vienen a demostrar que esa enseñanza que le da un padre africano
a su hijo es muy cierta, y que la duda planteada al principio entonces tiene una
respuesta muy sencilla. Tender la mano, recibir la mano tendida y darle
acogida, como niños, sin prejuicios ni condiciones.
En primer lugar está nuestro
amigo F., veterano ya, más un año lleva por las calles de San Fernando. Está
emocionado porque se va a su tierra, a ver y abrazar a sus hijos. Pero está
preocupado por si le viene alguna carta con alguna denuncia, y viene a dejar un
número de teléfono para que le avisemos, pues no quiere ir a la cárcel. Más de
una vez ha tenido que coger algo para comer, y en una ocasión lo cogieron con una cuña de queso (2,30€), por
la que le cayeron 60€ de multa, o si lo prefería, según la propuesta del
fiscal, podía satisfacer la multa con 15 días de cárcel…
Pero, ¿Es normal,
sensato, racional… que un hombre que vive en la calle, sin recursos, tenga que
pagar una multa semejante por robar una cuña de queso? ¿Cómo la va a pagar? ¿Es
esto justicia? Cada vez hay más leyes injustas, y desproporcionadas si tenemos
en cuenta los numerosos casos de corrupción con millones de euros por medio… Hemos
creado una sociedad dura, cruel, egoísta, implacable con el ciudadano medio y
marginado, y muy lenta, muy condescendiente y generosa con los que roban millones y no los
devuelven.
F. es un hombre de muy
buen trato, está muy bien considerado. Es muy sensible, muchas veces se emociona,
sobre todo cuando recuerda a su hija o nos cuenta sus éxitos como estudiante.
Siempre agradecido por cualquier cosa que le facilitas, o simplemente un
saludo, un abrazo. Hoy regresa feliz a su tierra, a su familia, o lo que le
queda de ella…
Otro es O., lleva entre nosotros varios meses, siempre
sonriente, permanece callado la mayor parte del tiempo, o en el ordenador,
escucha, escucha mucho.
Vino de Marruecos menor
de edad, permaneció hasta la mayoría de edad en un centro de menores, pero tuvo
la suerte de jugar durante unos meses en un equipo de futbol profesional, continuando
así la afición que tiene desde niño. En Marruecos tenía que pagar una cantidad
elevada para jugar. No sé si vendría por esa entre otras causas. Al dejar el
centro en Algeciras lo dejaron tirado y ya no pudo seguir jugando.
Animado seguramente por
el ambiente favorable, la presencia de otros jóvenes que dan más vida a las
tertulias, un día se atrevió a confesarnos su afición y su deseo de volver a jugar
al futbol. Pues ni corto ni perezoso, al día siguiente, acompañado de M., otro
usuario mayor que él, al que le pedí que
lo acompañara para darle apoyo, se presentaron en el club, y hoy ya está
entrenando tan feliz.
Y por último, D., este
hombre, de mediana edad, estaba muy desanimado, había sufrido una larga depre,
por motivos de desempleo, separación,
etc. vamos, uno de tantos como hoy día sufren estas calamidades juntas y alguna
más; pero en su caso los efectos son más
acusados y destructores. Desde que viene a pasar un rato con nosotros y tomarse
un cafelito, está más animado y dispuesto a hacer algo, nada menos que estudiar,
y prepararse para sacar el acceso a la universidad para mayores de 25 años.
Como le gusta escribir,
y además quiere denunciar la marginación en que vive, le he informado que este blog está a su
disposición. Espero que muy pronto publique sus inquietudes y denuncias,
que le sirva para poder encarar la vida
con más decisión.
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