domingo, 28 de mayo de 2017

No se debe ceder a un chantaje. Nunca.


OPINIÓN  DE  JOSÉ  LUÍS  NUNES  MARTINS

Los terroristas pueden y deben ser combatidos, sea atacando sus raíces sea controlando las condiciones que les son favorables.

La amenaza intenta dominar al otro a través del miedo. En el fondo, quien se somete cree que, de esa forma, tendrá paz. Pero, no es así. Nunca es así. Ceder a un chantaje es crear un precedente enorme, es abrir una puerta que nunca más se conseguirá cerrar.

Después de un chantaje siempre viene otro. Y desde el momento en que entregamos aquello que nos quieren quitar, estamos ante ellos, y ante nosotros mismos, aceptando ese mismo cambio como si fuese una regla del juego de la convivencia.

Ceder ante quien quiere obtener algo de nosotros bajo amenaza es suscribir un compromiso de rendición. Es tornar lo imposible posible y aceptar que, al final, el miedo es más fuerte que nuestros valores y principios.

El terrorismo persigue alcanzar nuestra paz, intentando crear una inseguridad que nos impide vivir bien y de forma confiada.

Es importante dar noticia de su existencia y sobre las cosas que hace, pero nada más que eso.
A los chantajistas se les combate con la firmeza de las convicciones de quien ve en ellos una debilidad disfrazada de fuerza, que importa no alimentar.

Una de las mayores armas contra el terrorismo es ignorarlo. No escucharlo. No hacerle eco. No darle lo que nos quiere extorsionar. No someternos ni al poder de su fuerza ni a su voluntad de poder.

(ilustração de Carlos Ribeiro)



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