martes, 16 de mayo de 2017

Crisis económica y muchas más


No, la crisis no es para todos, sólo para quienes la padecen, por ahora; será cuestión de tiempo, y si no cambian las actitudes, lo será de todos. Y aún así no  será igual para todos, porque en el desastre surgirán nuevos jefes, nuevos dueños (ya están tomando posiciones ventajosas), ya que no hemos aprendido a salvarnos juntos, o sea, todos, por nuestra cuenta, como humanos.


En cambio hemos despreciado la ayuda fundamental, la que de verdad da consistencia, porque nos compromete ante nosotros mismos, a ser mejores, y con los demás, a mirarlos de igual a igual, aunque seamos diferentes, pero hijos del mismo Padre, todos, y por tanto hermanos, solidarios.

Puede ser que no haya otra oportunidad, y esta sea la última crisis de la humanidad, la última oportunidad para habernos salvado todos, apoyándonos en nuestras necesidades y flaquezas. No hemos sabido escuchar la verdad, no hemos sabido esperar lo mejor, siempre por llegar si de verdad se empeña uno en conseguirlo; no tenemos confianza en el futuro, (por eso cuesta tanto tener un hijo, cuidarlo, quererlo);  no esperamos... nada bueno de los hombres,  unos contra otros;  unos que se creen superiores, diferentes,  convierten a los demás en un estorbo para sus fines, y no los soportan, los desprestigian, los eliminarían si fuera preciso, si no físicamente al menos socialmente y moralmente.

En cambio, según nos enseña la Biblia, el Creador sí que es tolerante, y generoso, pues hace que salga el sol y crezcan los alimentos para buenos y malos; que asigna el mismo salario para el que empieza la jornada por la mañana, al mediodía  o por la tarde; que premia al administrador astuto que hace amigos  entre los deudores con su señor rebajándoles las deudas; que nos enseña a no acaparar, a fijarnos en la naturaleza: en la belleza de los lirios del campo, en las aves, que no siembran ni hilan pero el Padre celestial las alimenta...

De Allí sale la luz que necesitamos para orientarnos en este mundo: Dichoso el que teme al Señor... En las tinieblas brilla como una luz, el que es justo, clemente y compasivo... no temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor..., su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad... El malvado al verlo se irritará... la ambición del malvado fracasará.

Pero, como si no cupiéramos todos en la Humanidad, algunos quieren convertirla en una mera ideología, que establece los criterios y determina quienes son humanos y quienes no, aunque compartan exactamente su apariencia; quienes tienen derechos, y pueden por tanto exigir, y quienes no tienen derecho a nada. Por eso existen hoy tantas periferias, como le gusta decir al Papa Francisco, porque hay demasiadas barreras, no solo económicas, también ideológicas, por afinidades y por gustos, hasta por la moda, etc.

Parece que fuéramos caminando hacia atrás, y ya hubiéramos llegado a la fase cainita... y consecuentemente  estuviéramos ya muy cerca de volver al paraíso, los que así lo esperen y hubieran hecho los méritos necesarios; o, quién sabe si otros irán al infierno, por haberse rebelado contra el mismo Dios, que, en silencio, soporta nuestras impertinencias, día tras día, generación tras generación...

Bueno, quizá no sea más que el desahogo de alguien que quiere hacerse intérprete de muchos que padecen la crisis en alguno de sus frentes: personal y moral, familiar, social, económica, o en dos o tres, o incluso en todos al mismo tiempo, y por eso no sabe muy bien lo que dice, desbordado por la realidad. No sé si sería mejor guardar silencio y esperar a que escampe, para  estar dispuesto a reanudar el  camino más despejado y seguro cuando  cese la crisis. OM

1 comentario: