JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS
Estimada, valiente y muy
noble caballera,
Creo que ya es tiempo de
hacerle llegar algunas palabras respecto de lo que he aprendido en mi vida y
que puede serle útil a la suya. No porque se vaya a acabar la mía, así lo
espero, sino porque la suya, que comenzó con fuerza, promete ya superarme en
todo.
No desee tener más de lo que
el mundo le dé. Sueñe y luche por ser más. El tener es pasajero, el ser se construye
y permanece. Acepte con gran alegría lo
poco que alguien quiera compartir contigo. El amor es la mayor riqueza... y
dura para siempre.
Sus armas –sean la espada o
la pena- deben ser usadas con coraje, inteligencia y el cuidado de no hacer
daño jamás al inocente. Es demasiado fácil hacer mal cuando nos creemos señores
del bien.
La virtud se encuentra
siempre en un punto de equilibrio entre dos desequilibrios.
Los males tienden a
parecerse todos unos a otros. El bien es siempre nuevo. Los héroes son siempre
únicos. Tan inmensa es la riqueza del bien que se renueva por completo cada vez
que alguien se hace bueno.
Cuidado con la felicidad.
Ella trae más envidia que el oro. La verdadera alegría se trasparenta en los
ojos. No pierda demasiado tiempo mirando por quien quiere estar perdido.
Céntrese en quien busca ayuda para encontrarla. Y ayúdelo. Sin preocuparse de
buscar otra recompensa sino saber que está al servicio del amor.
Por más que tenga o sea,
sepa que la obediencia es señal más fuerte de una voluntad libre. Somos libres
cuando sometemos nuestros apetitos al mayor bien.
Es lo que la hará digna de
todo lo que de bueno la vida le confía: moderación y humildad, sobriedad y fe,
aunque tenga un reino a sus pies.
Sea señora de sí y de sus
ideas, de su corazón y de su voluntad. ¡Si lo alcanza, será doblemente feliz,
porque se venció a sí misma y al mundo!
Con verdadera admiración y
gratitud de su reina.
Obrigada,
I.
(ilustração de Carlos
Ribeiro)
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