domingo, 10 de julio de 2016

Ser doblemente feliz


JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS


Estimada, valiente y muy noble caballera,

Creo que ya es tiempo de hacerle llegar algunas palabras respecto de lo que he aprendido en mi vida y que puede serle útil a la suya. No porque se vaya a acabar la mía, así lo espero, sino porque la suya, que comenzó con fuerza, promete ya superarme en todo.

No desee tener más de lo que el mundo le dé. Sueñe y luche por ser más. El tener es pasajero, el ser se construye y permanece. Acepte con gran alegría  lo poco que alguien quiera compartir contigo. El amor es la mayor riqueza... y dura para siempre.

Sus armas –sean la espada o la pena- deben ser usadas con coraje, inteligencia y el cuidado de no hacer daño jamás al inocente. Es demasiado fácil hacer mal cuando nos creemos señores del bien.

La virtud se encuentra siempre en un punto de equilibrio entre dos desequilibrios.

Los males tienden a parecerse todos unos a otros. El bien es siempre nuevo. Los héroes son siempre únicos. Tan inmensa es la riqueza del bien que se renueva por completo cada vez que alguien se hace bueno.

Cuidado con la felicidad. Ella trae más envidia que el oro. La verdadera alegría se trasparenta en los ojos. No pierda demasiado tiempo mirando por quien quiere estar perdido. Céntrese en quien busca ayuda para encontrarla. Y ayúdelo. Sin preocuparse de buscar otra recompensa sino saber que está al servicio del amor.

Por más que tenga o sea, sepa que la obediencia es señal más fuerte de una voluntad libre. Somos libres cuando sometemos nuestros apetitos al mayor bien.
Es lo que la hará digna de todo lo que de bueno la vida le confía: moderación y humildad, sobriedad y fe, aunque tenga un reino a sus pies.

Sea señora de sí y de sus ideas, de su corazón y de su voluntad. ¡Si lo alcanza, será doblemente feliz, porque se venció a sí misma y al mundo!

Con verdadera admiración y gratitud de su reina.

Obrigada,

I.


(ilustração de Carlos Ribeiro)


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