sábado, 30 de julio de 2016

Del “Discurso a DIOGNETO” (siglo II) (Homenaje a los cristianos perseguidos hoy)



Los cristianos no se distinguen de los demás hombres ni por su tierra, ni por su lengua, ni por sus costumbres. …La doctrina que les es propia no ha sido hallada gracias a la inteligencia y especulación de hombres curiosos. Habitan en sus propias patrias, pero como extranjeros; participan en todo como los ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros.

Se casan como todos y engendran hijos, pero no abandonan a los nacidos. Ponen mesa común, pero no lecho... Están sobre la tierra, pero su ciudadanía es la del cielo. Se someten a las leyes establecidas, pero con su propia vida superan las leyes. Aman a todos, y todos los persiguen... Son llevados a la muerte, y con ello reciben la vida. Son pobres, y enriquecen a muchos (/2Co/06/10)... Son calumniados, y en ello son justificados. «Se los insulta, y ellos bendicen» (1 Cor 4, 22). Hacen el bien, y son castigados como malvados. Ante la pena de muerte, se alegran como si se les diera la vida.

… lo que es el alma en el cuerpo, eso son los cristianos en el mundo.

…  están por todas las ciudades del mundo.
…  habitan también en el mundo, pero no son del mundo...
…  y el mundo aborrece a los cristianos sin haber recibido mal alguno de     
     ellos, sólo porque renuncian a los placeres.
… los cristianos aman también a los que les odian. ..
… El alma inmortal habita en una tienda mortal, …mientras esperan la
    inmortalidad en los cielos.
            … El alma se mejora con los malos tratos en comidas y bebidas, y los
                cristianos, castigados de muerte todos los días, no hacen sino aumentar:
                tal es la responsabilidad que Dios les ha señalado, de la que no sería
                licito para ellos desertar.

… lo que ellos tienen por tradición no es invención humana:

·         el que es verdaderamente omnipotente, creador de todas las cosas y Dios invisible, él mismo hizo venir de los cielos su Verdad y su Palabra santa e incomprensible, haciéndola morar entre los hombres y estableciéndola sólidamente en sus corazones.
·         No envió a los hombres … a un servidor suyo, … sino al mismo artífice y creador del universo,  Aquel por quien todo fue ordenado, delimitado y sometido: … A éste envió Dios a los hombres.
·         Ahora bien, … lo envió con bondad y mansedumbre,…, como hombre lo envió a los hombres, como salvador, para persuadir, no para violentar…. Lo envió para invitar, no para perseguir; para amar, no para juzgar. Ya llegará el día en que lo envíe para juzgar, y entonces ¿quién será capaz de soportar su presencia?...


… Pero después que lo reveló por medio de su Hijo amado y manifestó lo que tenía preparado desde el principio, nos lo dio todo de una vez, a saber, no sólo tener parte en sus beneficios, sino ver y comprender lo que ninguno de nosotros hubiera jamás esperado.

…  nos permitió que nos dejáramos llevar a nuestro antojo por nuestros desordenados impulsos,... No es que tuviera en manera alguna complacencia en nuestros pecados, pero los toleraba (…) y habiendo quedado bien patente que nosotros por nosotros mismos no podíamos entrar en el reino de Dios, se nos conceda ahora la capacidad de entrar por el poder del mismo Dios (…) nos soportó, y compadecido de nosotros cargó sobre sí nuestros pecados. ÉI mismo «entregó a su propio Hijo» (Rm 8, 32) como rescate por nosotros: al santo por los pecadores, al inocente por los malvados, «al justo por los injustos» (1 Pe 3, 18), al incorruptible por los corruptibles, al inmortal por los mortales

... Si deseas llegar a alcanzar también tú esta fe,
No tienes idea de la alegría que te llenará cuando llegues a alcanzar este   conocimiento,
o del amor que puedes llegar a sentir para con aquel que primero te amó hasta tal extremo.
Y cuando llegues a amarle, te convertirás en imitador de su bondad…
la felicidad no está en dominar tiránicamente al prójimo, ni en querer estar siempre por encima de los más débiles, ni en la riqueza, ni en la violencia para con los más necesitados... Más bien el que toma sobre sí la carga de su prójimo, el que en aquello en que es superior está dispuesto a hacer el bien a su inferior, el que suministra a los necesitados lo que él mismo recibió de Dios, éste se convierte en Dios de los que reciben de su mano, éste es imitador de Dios.


·                    Entonces, aunque morando en la tierra, podrás contemplar cómo Dios es el Señor de los cielos; entonces empezarás a hablar los misterios de Dios; entonces amarás y admirarás a los que reciben castigo de muerte por no querer negar a Dios; entonces condenarás el engaño y el extravío del mundo, cuando conocerás la verdadera vida del cielo, cuando llegarás a despreciar la que aquí se tiene por muerte, cuando temerás la muerte verdadera, que está reservada para los condenados al fuego eterno que ha de castigar hasta el fin a los que a él sean arrojados. Entonces, cuando hayas llegado a tener conocimiento de aquel fuego, admirarás a los que por causa de la justicia soportan este fuego temporal, y los tendrás por bienaventurados.



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