jueves, 11 de enero de 2018

¿¡Para cuándo yo!?




 Daniel Medina Sierra



Hacía tiempo que no escribía un post, quería escribir algo interesante para los lectores y me ha llegado la inspiración en forma de notificación judicial.

Suelo, por lo general, comentar situaciones, o vivencias y reflexiones, principalmente en relación a  las personas sin hogar, o a la pobreza en general.

Vivo en situación de exclusión social desde hace la friolera de ocho años, y llevo cuatro de ellos siendo voluntario; llevo sin luz ni calefacción ocho años, y tan solo dos de éstos disfrutando de agua corriente en casa; he solicitado en dos ocasiones el salario social, llevo cuatro años en la lista del paro; he asistido a clases de inglés, a cursos varios e incluso intenté cursar acceso a la universidad, pero ante la imposibilidad de estudiar dada mi situación, intenté al menos, aprobar la ESO.


Para mí ha sido mentalmente imposible. Después de un año y medio asistiendo a la oficina de orientación laboral, año y medio donde la única actividad era " enseñarme" a hacer un currículum, facilitarme direcciones de paginas enfocadas al empleo; pero han cerrado sus puertas hasta próximo aviso. Puntualizar en este asunto que necesito expresar mi profundo mal estar al saber que, mientras luchas por volver a una situación favorable, los contribuyentes están pagando a unos ineptos funcionarios públicos, porque el currículum vítae ya sabía hacerlo, y además mucho mejor;  las paginas facilitadas para la búsqueda de empleo, ya llevaba años apuntado, no sirvieron más que para dar de comer a cuatro sinvergüenzas y para que la opinión pública pensara que estaban luchando contra el paro y creando oportunidades para la inserción laboral.

Pocos, porque de todo hay, pensarán que me he sentado en casa esperando a que todo se solucione por sí solo. Pocos pensaran que en estos ocho años me he limitado a pedir, a exigir a los demás.

Nada más lejos de la realidad. Me he exigido a mí mismo, me he ofendido a mí mismo y me he castigado mucho más que nadie. He cometido muchos errores, seguro, he enmendado los errores posibles, otros son imposibles de enmendar; lo único que puedes hacer al respecto es no volver a cometerlos.

He intentado dar, ofrecer en vez de pedir.

Larga reflexión para no ser más que la introducción de mi verdadero desazón, pero creí necesario expresarlo para un mejor entendimiento de lo que a continuación voy explicaros.

¿Para cuándo yo? Este sería el titulo más acertado, ‘para cuándo yo’.

Hoy me estaba consolando un amigo que ha salido de la pobreza, y que me daba las gracias por mi apoyo incondicional.

Me estaba consolando porque no podía hablar con otro más que con él.

Se ha convertido en un tabú, soy voluntario pero en poco tiempo estaré en la calle, me dedico a ofrecer y pronto estaré peor que como empecé.

El banco reclama lo suyo, señores, a estos no le importan que duermas en sus sucursales pero te sacan a patadas a base de mandato judicial, la justicia.

¿Y saben lo que más me entristece? que ha hecho más por mí un solo voluntario de Cáritas que cualquier organismo público, que cualquier otro ser humano, y no hizo magia, no convirtió agua en vino y multiplico el pan para todos los pobres del mundo, fue más sencillo, o como diría el, más natural.

Me abrió las puertas de su casa, me dio de comer, una ducha, ropa limpia y cariño. Joder, si un solo hombre ha hecho tanto por tantas personas que hemos transitado por su vida, qué no harían dos o tres como él.

El único defensor con hechos y no de palabra capaz de dar tanto ha sido él.

Y no es que no haya conocido personas extraordinarias y generosas en todo este tiempo, conozco a muchas, pero están tan ocupados aliviando y ayudando a los demás que no han reparado en mí aun sabiendo mi delicada situación.

Soy consciente de que puedo pecar de egoísta, supongo que no es políticamente correcto indignarme un poco por esperar a que me llegue la oportunidad de levantar cabeza. Realmente no sé a qué espera nadie para reaccionar.

 


4 comentarios:

  1. Decirte que tienes en ti mismo cualidades suficientes para ser una persona digna de tal nombre. La pobreza no degrada a la persona. Entiendo perfectamente que mantenerse en ella tiene que ser bastante... incalificable. Pero la pobreza sí califica a los que, pudiendo, no hacen lo que está en su mano para rescatar a cuantos pueda. ¿Es un consuelo? no, sin duda. NO obstante, los juicios sobre los demás, sean pobres o pudientes, si se pueden evitar, mejor porque es en los juicios donde mejor se demuestra la 'riqueza' personal o la pobreza, y a veces se cambian los valores, el que es pobre es una persona rica, digna, y el que es pudiente es una persona pobre, que carece de dignidad, al no considerar a todos los demás tan dignos como él mismo. Por eso me gusta mucho cuando dicen: "Solo Dios es bueno", los humanos somos débiles ante todo, y sucumbimos ante cualquier incertidumbre, o sospecha. Tú eres capaz de darte el ánimo que te hace falta.

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  2. Entiendo tu postura y de hecho procuro tener paciencia, pero es difícil esperar a que las circunstancias cambien a mejor mientras otros compañeros salen victoriosos del pozo con mucho menos tesón y con mucha más cobertura social y apoyo.
    Mi defecto/ virtud es que aparento estar bien, callo mis inquietudes, mis pesares al mundo.
    He visto tanta peña y miseria en mi vida que no he querido transmitir a los demás las penas y miserias propias.
    Pero pasan los años, cada vez estoy más alejado del mundo y de la gente común, sigo un patrón itinerario desde hace años sin rumbo fijo: como a la deriva.
    Cada año que pasa se rompe algún sueño o proyecto que me haga seguír adelante y me cuesta horrores victimizarme y reclamar la compasión del que realmente pueda ayudarme.
    Trabajar es lo que quiero, pagar mi casa, mi comida, ser un adulto autosuficienciente;no pido más.
    Hoy hablaba le susurraba al oído a Guillermo¿ te das cuenta que ningún acogido menciona el trabajo? En alusión a los números acogidos que, en edad de trabajar, solo piensan en el próximo subsidio.
    No deseo ayudas econonomicas, ni puntuales, ni reculares; trabajo. Un saludo Octovilo.

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  3. Hace pocos días volvía a escuchar la típica frase hasta hace unos meses, más o menos, 'hay que tener alguna adicción, haber cometido algún delito y haber pasado por la cárcel, etc.' Para disfrutar ciertos derechos. Ahora se busca cualquier subvención para sobrevivir. Una situación de marginación prolongada puede llevar a cambiar de mentalidad. Entiendo lo que dices, creo, pero una cosa es entender y otra pasarlo... el mérito de no 'corromperte' de alguna manera, es solo tuyo. La lástima es también que tampoco hoy se valora lo suficiente una postura digna, honrada, verdadera, es una sociedad enferma y hay que adiestrarse para sacarle algún beneficio, o sea, como dice nuestro Gran Maestro, en este mundo hay que ‘ser mansos como palomas, astutos como serpientes’, si conocía Él bien al ser humano, de todos los tiempos. Quizá hemos pecado de ingenuos durante mucho tiempo…

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