Con toda lógica, el P. Luis comenzó su homilía, recordándonos
el cambio de tiempo litúrgico, pasamos de la Navidad a la preparación para los grandes
acontecimientos de la muerte y la resurrección del Señor. A continuación expuso con toda sencillez y claridad la importancia trascendental del Bautismo, que
nos permite entrar a formar parte de la Iglesia, una Iglesia de pecadores, pero
que ofrece la ayuda necesaria para encontrar el camino de salvación a todos los
hombres.
Por el Bautismo nos hacemos
cristianos. Ser cristiano significa que asumimos la vida de Cristo y así nuestra
vida se conforma a la de Jesús, aunque, como en el caso de los primeros
cristianos, lleve al martirio. Conformar nuestra vida a la de Jesús puede sacarnos
de nuestra comodidad y tener que
enfrentarnos a las injusticias de este mundo, pero no es un sufrimiento vano, al mismo tiempo nos produce una satisfacción
verdadera, hace que nos sintamos a gusto con nosotros mismos.
Llamó la atención el P. Luis sobre el hecho de que en su
parroquia se celebran numerosos bautizos. Pero se preguntaba al mismo tiempo,
si todas las personas que lo solicitan saben lo que significa, y la enorme
importancia que tiene para la continuidad del mensaje de Jesús, de su palabra.
La respuesta fue inmediata, y afirmó que la mayoría no son
conscientes del compromiso que adquieren, aunque no por mala voluntad, porque
sean malos. Pero quiso hacer aquí un homenaje a los abuelos resaltando su
importancia en la transmisión de la fe, ya que muchos niños se bautizan porque es
el deseo de los abuelos. En cualquier caso, es imprescindible la formación en
la fe para todos. Conocer las verdades de la fe y las prácticas religiosas,
puede llevar a entender por uno mismo el mensaje que a cada uno transmite la
Palabra de Dios. Y la práctica de la oración personal. La lectura diaria de la Palabra
de Dios y oración nos permiten entender la profundidad de la fe y nos da el ánimo
necesario para ponerla en práctica en nuestra vida diaria.
Como siempre, el P. Luis hizo hincapié en la necesidad de llevar
a la práctica diaria, en la familia, el trabajo o cualquier otra circunstancia y
ambiente, los principios de la fe cristiana,
ser positivos y ayudar a resolver los problemas, fomentando el
entendimiento y la solidaridad con quienes necesitan algún tipo de ayuda.
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