(Con
toda humildad y respeto, hace tiempo que quería agradecer a mi maestro,
responsable de que me decidiera a publicar una sola frase que tuviera que ver
con otras personas. De él aprendí el respeto sagrado que se debe tener hacia
toda persona, porque tiene un alma inmortal, que aspira a vivir plenamente, eternamente.
Me alegro enormemente de la concesión de la medalla. Aunque él no se amigo de
reconocimientos, somos los demás los que tenemos la obligación de agradecerle tanto
bien como hace con su palabra. Por eso me permito publicar aquí esta noticia
íntegra, para que más personas sepan quien es José Jiménez Lozano).
El
Papa otorga a José Jiménez Lozano la medalla Pro Ecclesia et Pontifice
El próximo 4 de noviembre, a las 11 horas, el cardenal
arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, impondrá en el arzobispado al Premio
Cervantes José Jiménez Lozano la medalla Pro Ecclesia et Pontifice, la máxima
distinción que el Papa confiere a seglares, «como premio a su fidelidad a la
Iglesia y su servicio distinguido a la comunidad»
El Santo Padre ha otorgado este reconocimiento a
solicitud del propio arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal
Española, quien en junio de este mismo año trasladó su candidatura, «compartida
por muchas personas», convencido de que el galardón será muy bien recibido,
dado el común reconocimiento de la sociedad a la persona y la obra del escritor
abulense afincado en Valladolid.
El cardenal Blázquez solicitó la medalla para este
«intelectual cristiano con exigencias de superación y reforma», que «participa
activamente en la vida de su parroquia y se ha manifestado siempre como hijo de
la Iglesia» y cuyo modo de vida es «sobrio y discreto» por tres razones
fundamentales. La primera es su «asombrosamente» larga y cualificada
trayectoria profesional, reconocida por innumerables premios («aunque por su
manera de ser no sea proclive» a ellos). «Abarca la corresponsalía en Roma
durante el Concilio Vaticano II, la evocación de figuras bíblicas, el estudio
de personajes como san Juan de la Cruz, fray Luis de León, Pascal, etcétera.
Novelas y cuentos y particularmente el periodismo que culmina como director de
El Norte de Castilla», detalla.
El segundo gran argumento es la relevante colaboración de
José Jiménez Lozano en la gestación y realización de las primeras exposiciones
de Las Edades del Hombre, «un proyecto sorprendente que se convirtió en un
éxito rotundo» y que, tal y como explica Ricardo Blázquez al Santo Padre, fue ideado
en gran parte por el escritor y su amigo el sacerdote José Velicia, fallecido
hace 20 años. El propio Jiménez Lozano, autor de los guiones de las cuatro
exposiciones de la primera etapa, explicó que con ellas se persigue «no solo
abrir un espacio a la fruición estética, sino emitir un mensaje de índole
teológico-catequético. Toda obra de arte está singularmente habilitada para
cumplir esa función mediadora del discurso teológico».
Pero hay una tercera motivación para la solicitud del
reconocimiento y su concesión, y es la «ejemplaridad» del literato como persona
y como cristiano. «El reconocimiento que solicito –enfatiza don Ricardo
Blázquez– sería muy elocuente en la situación actual de nuestra sociedad.
Cuando entre nosotros se tiende a olvidar las raíces cristianas de Europa, y a
marginar la obra de la Iglesia en el presente y en el pasado, es muy
significativo subrayar la ejemplaridad de personas como el candidato, que ha
unido magistralmente su fe, sus manifestaciones culturales y artísticas y el mensaje
de nuestro tiempo (…). Es bueno presentar tales personas, que han realizado una
obra tan valiosa, a la consideración de todos».
La medalla
La condecoración fue instituida por el Papa León XIII, en
1888, con motivo de sus bodas de oro sacerdotales. Se trata de una cruz
octogonal con la flor de lis en los cuatro cantones y con su imagen rodeada por
la frase «Leo XIII PM anno X» (León XIII, Pontífice máximo, año
diez de su pontificado). En el anverso de la medalla, sobre los brazos de la Cruz,
aparecen representados cometas, que, con las flores de lis, forman el escudo de
armas de la familia Pecci, a la cual pertenecía el Papa. Grabadas en el reverso
están las palabras Pridie (Día primero), Kal (de las kalendas),
Ianuar (de enero) y el año 1888. En el reverso aparecen los emblemas
papales (las llaves y la tiara de san Pedro) y el lema Pro Ecclesia et
Pontifice. A partir del pontificado de Juan Pablo II los colores de la cinta de
la medalla son el amarillo y blanco.
Desde su institución han recibido este reconocimiento
varios centenares de personas públicas y anónimas en todo el mundo, en su
mayoría seglares. Entre las españolas, la reina consorte de los belgas, Fabiola
de Mora y Aragón, o la vallisoletana Eloísa García de Wattemberg.
http://www.alfayomega.es/130350/el-papa-otorga-a-jose-jimenez-lozano-la-medalla-pro-ecclesia-et-pontifice
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