Fue un encuentro entrañable, útil y
fructífero, a pesar de la hora… Comenzó con la Santa Misa, presidida por el P.
Eugenio (de buen origen, bien nacido)
en la que nos recordó el compromiso que tenemos con Dios y con el prójimo,
especialmente en este tiempo de Adviento. Añadió una petición especial por
Raúl, una persona sin hogar, recientemente fallecido, y por todos los que se
ven en situaciones de extrema indigencia.
Cantamos lo mejor que supimos las
canciones programadas…, y después de la comunión hicimos una acción de gracias,
que resumo con las siguientes palabras, las cuales prueban la conveniencia del
lema de Cáritas: “Tu compromiso mejora el
mundo”, y nos convierten en esperanza para los demás: “Oh Dios, eres grande
en tu misericordia. /Nunca abandonas a tus hijos. / Hoy también nos has
consolado.
¡Podemos soñar porque tu misericordia
no termina! / ¡Gracias a Ti, hoy nos atrevemos a soñar con un mundo nuevo, / con
un ser humano libre, con la pobreza cero, / con una sociedad fraterna y
solidaria! / ¡Gracias a Ti, hoy soñamos con la paz, con la verdad,
Con la justicia, con el amor! /… Gracias…
pues nos haces soñar con el Reino entre nosotros.”
Y casi con esto está dicho todo, al
menos lo que merece más la pena, ya que nos define ante el mundo, y a la vez nos
anima a seguir dando lo mejor de nosotros mismos, con humildad y generosidad. Dicho
con otras palabras, nos ayuda a recargar las pilas, cada uno según el desgaste que haya sufrido en
el ejercicio de su misión o cometido.
Pero, como no solo de pan vive el
hombre, a continuación pudimos disfrutar de un suculento ágape. Juanjo había
pedido que se llevara para compartir alguna de esas cosas tan apetitosas que
cada uno sabe hacer, ¡vaya si se le hizo caso! Además, las sobras fueron tan
abundantes que van a permitir al servicio
de Personas sin Hogar prescindir de las socorridas galletas, y ofrecer durante
algunos días estos estupendos bizcochos, queso, tortillas, etc. a las personas
que cada día acuden a desayunar, o a tomarse un cafelito. Un gesto que ya es habitual
en todos los encuentros.
He preferido atenerme al encuentro tal
cual fue, sin caer en críticas ni lamentos de si hubo algún fallo o determinadas ausencias. No aprecié ningún
fallo, salvo la hora, un tanto tardía; si bien quedó compensado con el buen
rato que pasamos. Además siempre hay algún coche a disposición de los que lo
necesiten para ir y volver del encuentro a sus parroquias o a sus casas, con lo
cual ganamos tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario