Descansa en paz, Raúl. Ya no te vamos a volver a ver por San
Fernando, ni por esta oficina para Personas sin Hogar. A pesar de no pertenecer
administrativamente a este municipio, ‘eras uno de los nuestros’. Y por eso precisamente
te recordamos a menudo, hace muy pocos días nos decía un compañero que te había
visto por Cádiz, y que dormías en un cajero. Nos extrañó mucho, porque aquí te
asociamos siempre al albergue, y además te creíamos en Algeciras, a donde ibas
la última vez que estuviste por aquí.
Muchas horas pasaste pegado al ordenador, intentando
arrancar de algún banco, inútilmente, unas migajas, algo de calderilla, para algún proyecto que tú tuvieras en mente.
Pero ninguno te contestaba. Claro, Raúl, los bancos viven ahora también de las
migajas, se hacen cada vez más ricos, incluso con los intereses que cobran a los cuentas de los
pobres, que tienen que tener domiciliadas sus pensiones y ayudas sociales en cualquiera de
sus modernas y sofisticadas sucursales.
(Ya no existen las Cajas de Ahorro, para trabajadores y
gente humilde, ya no digamos para pobres. A lo mejor es por eso por lo que tampoco
hay mucha gente humilde hoy día, hay que aparentar estar bien, hay que
aparentar tener algo, aunque al momento esa apariencia se transforme en alguna
pequeña o gran tragedia.
No solo miraba el ordenador. No era Raúl alguien que pasara
desapercibido, a menudo acudía a alguno de los voluntarios para pedir algún
favor, generalmente hacer alguna llamada a su trabajador social a Chiclana, o
para decirnos muy entusiasmado que iba a ver a su hijo ( o hija, no lo recuerdo
bien). Raúl no era persona, aquí, entre nosotros, que se llevara mal con nadie,
que sepamos, siempre se mostraba sonriente y agradable con la gente.
Se acabó la inquietud para ti y para los demás, ya no
tendremos que preguntarnos más dónde estará Raúl. Seguramente ahora sí
habitarás en el mejor Banco del mundo y del universo, allí no piden solvencia
económica, sino haber sido una persona más o menos buena, y tú eres de los que ha tenido que esforzarse para serlo, teniendo
que soportar circunstancias adversas. De ese modo habrás acumulado un buen
caudal que te permitirá entrar en la vida eterna, donde no existe la necesidad y todo deseo es saciado, pura felicidad . D.E.P.
Tan solo dos años de la muerte de su amigo y ahora él.
ResponderEliminar¿Cuantos casos ya? Unos chicos jóvenes que por falta de medios y de voluntad, en muchos casos, acaba falleciendo en la calle. Solos y en silencio.