Por Daniel Medina Sierra
Fueron duros los años en que se luchaba por conseguir los
derechos que recoge la constitución que
conocemos hoy día. Eso nos permitió
sentar las bases para afrontar otros retos como la reforma laboral, la
educativa o la sanitaria.
Muchas, muchísimas personas dejaron no solo su tiempo y
esfuerzo en hacer ese proyecto una realidad, también dejaron sus vidas.
Hoy quiero rendir un sincero homenaje a todos/as
aquellos/as que persistieron incansables en luchar contra la tiranía que desde
más de 40 años tuvo secuestrada la libertad de todos los españoles. Nosotros,
los que llegamos más tarde, teníamos la obligación de mantener, cuidar y
contribuir a que esas leyes universales no estuviesen en peligro otra vez.
Siento deciros que fracasamos estrepitosamente, sí, nos lo disteis todo hecho y
la experiencia nos dice que el ser humano tiene memoria corto placista.
Ahora vemos como todo por cuanto luchasteis esta en serio
peligro, ahora sentimos la falta de derechos que sentisteis, y estamos tan
perdidos, como un niño al que dejan solo.
El problema no es que yo, particularmente, haga propósito
de enmienda y luche como lo hicisteis en su día. El problema básico es que
antes todos luchaban por un propósito en común, las personas de toda clase
social se aliaron y ganaron. Hoy solo existen extremos.
El pobre es muy pobre y el rico muy rico. Puedes ver a un
chico joven con un coche de gran cilindrada y justo a su lado otro chico con un
cartel pidiendo limosna, puedes ver
hermanos viviendo con soltura y otros en el umbral de la pobreza.
El sufrimiento os enseñó a luchar, sabíais que no hay
libertad si otros te esclavizan. Ya le vemos los dientes al lobo y no se si
será demasiado tarde para reaccionar.
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