lunes, 23 de marzo de 2015

Cada vida importa



Cada vida importa. Y la importancia de una madre es enorme, fundamental; del ejercicio de su libertad depende que  nazca o no, un hijo. Lo dicen algunas de una manera brutal y primaria: “nosotras parimos, nosotras decidimos”, sin darse cuenta de que con ello quieren decir, efectivamente, que son tan importantes, que el creador se vale de ellas para llevar a cabo la tarea más preciosa: dar la vida a los hombres y amarlos con amor de madre, dispuesta a dar la vida si fuera preciso por el fruto de su vientre. Interrumpir la cadena de la vida provoca un trauma del que ella es también víctima, y lo es doblemente, por ella y por el fruto malogrado, de su vientre. Somos seres creados para vivir.

Cada vida importa. Dios nos pone en el camino, y en el camino tenemos las oportunidades  de demostrar cuanto nos importa, la propia vida y la de los otros, por medio de los encuentros. Y en todos los encuentros está Él, aunque no lo veamos, hasta que Él quiera, hasta que en algún encuentro las circunstancias sean tan adversas, que no nos quede otra salida que implorar que se produzca; o bien quiera reglarnos esa dicha como un puro don.


Es en los encuentros donde encontramos el sentido de nuestra vida, y según sea nuestra actitud así será nuestra vida, si los acogemos será dichosa, aunque a veces no resulte fácil y nos exija más empeño, pero si pasamos de largo nuestra vida se irá vaciando de contenido y de sentido, y puede llegar el momento en que sólo nos quedemos con nuestro egoísmo, y entonces la vida se hará insoportable, un infierno, solemos decir.

Podemos adoptar a nuestra vida las vidas que queramos, o mejor, las que juzguemos  que necesitan un empujoncito. No es muy difícil saber cuando es necesario, ni cuando es el momento oportuno, pues a menudo lo comentamos con otros, a  espaldas del interesado: “si fulanito tuviera esto o lo otro”; “si conociera…”; “si supiera…”; “si alguien le echara una mano…”

Pues si conseguimos que desaparezcan de los comentarios y los chismes el condicional: fulanito “disfruta de esto o lo otro”, “tiene muchos amigos”…, entonces la vida se llena de sentido, porque cada uno ha encontrado su camino que le lleva a ese mundo maravilloso donde todo se comparte, ya no hay retrocesos, fallos ni malos entendidos. Hemos llegado a la luz de la Verdad, que sólo produce belleza y permite conocer, ver y disfrutar de lo creado  en su plenitud.

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