viernes, 1 de febrero de 2019

¿Qué quiere Dios de mí?


José Luis Nunes Martins

Son muchas las veces que esta duda sincera nos asalta y nos roba la paz. En esos momentos, nos sentimos perdidos y comenzamos a dudar de todo, hasta de nosotros mismos. Mientras tanto, tal vez la respuesta a esta cuestión sea simple: Dios quiere que yo sea bueno.

El plan de Dios no implica que yo vaya por aquí o por ahí. Dios espera que yo sea bueno, cualquiera que sea el camino que yo escoja. No importa si soy artista, obrero, estudiante, desempleado o empresario, mi valor absoluto corresponderá siempre a cuanto de lo mejor de mí soy capaz de dar. Ser buen es hacer todo con amor, dándome en cada cosa que hago.

Ser bueno implica sufrir. El mal acecha en cada esquina, y ataca siempre de forma certera y potente. Los sacrificios son parte del camino, pero solo una parte. No podemos permanecer en un calvario sin fin. La bondad en nosotros también exige que estemos atentos a toda la belleza que existe esparcida por el mundo, en los pequeños detalles de las cosas más vulgares.

Si yo solo viviera sufriendo, como si ese fuese el propósito de mi vida, entonces tal vez estuviera lejos de la voluntad de Dios, porque Él quiere que yo preste atención a las señales de su presencia y belleza, que existen también para animarme y fortalecerme. La alegría en mi alma,  mi mirada y sonrisa serán señal de Dios para los otros.

Dios quiere que yo sea libre y quiere que sea feliz, siendo que mi felicidad debe ser resultado de la libertad que Él me ha dado.

Cuando somo buenos para los otros, el mayor bien que hacemos es a nosotros mismos, pues la bondad no es una debilidad, sino una fuerza poderosa capaz de cambiar el mundo entero, que se renueva y fortalece cada vez que tenemos el coraje de orientar nuestras acciones hacia ella.

Pero la verdad es que si consigo aprender bien todo esto con mi entendimiento y si lo siento con claridad en mi corazón, llevarlo al  día a día es muy difícil.

Parece que la maldad siempre alcanza resultados mejores que la bondad; que el pecado en vez de ser su propio castigo, surge a nuestros ojos como un premio para quien lo elige…

Es importante que, en el silencio profundo de nuestras almas, encontremos las fuerzas para ser buenos, para resistir las adversidades y las opiniones de todos los que preferirían que fuésemos iguales que ellos. Después de que hayamos encontrado las fuerzas, faltará aún el paso más decisivo de todos: actuar.  Salir de la comodidad del sofá y comenzar a trabajar.

Sí, el trabajo es mucho y no se podrá hacer en un día. Aunque en un solo día pudiéramos ser capaces de sembrar mucho bien. Será muy necesario alimentarlo y cuidarlo. Serán pocas las veces que veamos florecer y fructificar el bien que hayamos plantado. ¿Pero qué importa eso si lo más importante es haber sido capaz de sembrarlo y hacerlo crecer?

Es así con nuestros familiares, como nuestros amigos, como las personas que no nos son tan cercanas. Pero es así también con los desconocidos.

Fracasaremos muchas veces, siendo que debemos aceptarlo siempre, aprendiendo y ajustando lo necesario. Es extraño, pero la verdadera alegría parece estar siempre tras una barrera de tristezas que tenemos que atravesar.

Cada uno de nosotros debe establecer un propósito para cada uno de sus días. Nuestra vida es el resultado de todos nuestros gestos.

Seamos buenos, sin esperar agradecimiento. A pesar de que todos necesiten de nuestra bondad, solo los humildes de corazón son capaces de quedar agradecidos.

Dios no nos condenó a nada. Al contrario, nos dio la libertad para que el mérito de nuestras acciones sea nuestro como también es nuestra la culpa por nuestra irresponsabilidad.

También yo fui un bebé en brazos de mi madre. ¿Qué quería mi madre de mi cuando me envolvía en su regazo? Tal vez solo paz. Que creciese y que eligiese, en cada momento, el bien. La paz es el resultado de una existencia construida lejos de la mentira y del egoísmo.

La vida que nos es dada es un don. El amor, que es el camino por donde la felicidad se da, es el don de ser don en la vida de los otros. Y ser don es ser … bueno.

http://www.vozdaverdade.org/site/index.php…


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