domingo, 24 de febrero de 2019

Felices los que se entregan al amor



José Luís Nunes Martins


Cuando creemos que nuestra vida solo depende de nosotros, pasamos el tiempo inquietos, siempre corriendo, luchando o huyendo. Una angustia permanente disfrazada de carrera contra el tiempo, que estamos condenados a perder siempre. No solo porque son muchas las condiciones que nos sobrepasan por completo, sino porque el tiempo siempre tiene más tiempo y nosotros… no.

¿Cuántos de nuestros males han sido creados por nuestra propia inquietud?

Cuando conseguimos asimilar que la vida depende poco de nosotros, poco de los otros y mucho del cielo, entonces nuestros días y noches se llenan de paz. Podemos descansar y restaurar lo más bello, profundo y esencial que somos: amar y ser amados.

Amar es darse, con obras y talentos, a los otros, pero siempre con una entrega de nosotros mismos al otro, a fin de que nos dejemos amar, renunciando al yo y confiándonos al que no somos pero nos quiere bien.

No basta amar, es esencial que aquel que amamos se sienta amado.

El amor entre dos personas diferentes no es igual, pues debe tener en el centro al otro y sus necesidades particulares. Cuando alguien nos ama, piensa en nosotros más que en sí.

Son muchos los que creen amar cuando, en busca del aplauso, aparece queriendo cuidar de los otros como a él le parece bien y no como ellos precisan. En verdad, no ama. Es necesitado y mendiga felicidad sin tener conciencia de ello. Su debilidad no es su fragilidad, sino el hecho de no reconocerla.

Felices los que esperan, los que se desprenden de muchas cosas suyas, para que haya espacio para lo más importante… el amor, el otro, el cielo…

Es muy probable que busques a alguien que aún no conoces. Es importante encontrar el camino hacia él y, paso a paso, amarlo, dejarse amar por él.

Ser solo alma.



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