viernes, 15 de febrero de 2019

Una noticia triste, ¿pero además, será inútil?



SAN FERNANDO
Intentan quemar a un indigente en la plaza del Rey
La Policía detiene a su pareja, otra 'sin techo' con la que había mantenido una fuerte discusión poco antes

Hoy han conseguido convertirse en los protagonistas de una triste noticia, una noticia trágica, ‘inútil’. Inútil  porque, por más que se empeñe en hacer más evidente el síntoma de una de las enfermedades graves que padece esta sociedad: la indiferencia, no va a conseguir que de una vez por todas, los responsables políticos, sociales y económicos, se decidan a ser servidores fieles del bien común, y juren no descansar hasta lograr que ningún ciudadano se quede sin tener una oportunidad, o las que le hagan falta, hasta incorporarse, o reincorporarse, a la sociedad, capacitado para asumir sus deberes ciudadanos y disfrutar de los correspondientes derechos.

 No es fácil vivir en la calle, pero vivir en pareja además no sé si aún puede complicarles más la vida. Supongo que en unos casos facilitará la vida, pues al menos comparten penas o les estimula a buscar un trabajo que les permita vivir con la mayor dignidad posible, pero en otros, cuando uno de ellos cae en el pozo oscuro de a depresión, puede arrastrar al otro, si no es lo suficientemente fuerte mental y anímicamente. Precisamente hace pocas semanas atrás, el hombre nos había manifestado muy preocupado que su pareja se había intentado suicidar la noche anterior, después de haberle dicho que ‘no aguantaba más su situación, sin trabajo, sin futuro’. Por eso es tan comprensible esta noticia, y no nos puede extrañar que cualquier día se repita otra escena como esta, fruto de la desesperación.

Los protagonistas de la noticia, como otras muchas personas que viven en la calle, arrastran unas cadenas tremendamente pesadas, que les impiden trabajar, ganarse la vida honradamente, y descansar al final del día con una conciencia satisfecha, bajo un techo que proteja su intimidad.

En la calle, no se descansa nunca, van de un lugar a otro, buscando hasta el agotamiento físico y moral un trabajo, una habitación, un piso donde vivir a salvo de las inclemencias del tiempo, de las miradas misericordiosas o acusadoras, cuando no de desprecio o disgusto.

Sí, muchas de las personas que viven en la calle es contra su voluntad, fruto de la escasez de ofertas de trabajo, su temporalidad y su mala calidad, o de las leyes discriminatorias entre hombres y mujeres que solo traen ruina y fomentan el odio, o del abuso de denuncias fáciles, o porque cayeron en alguna adicción ante tantas tentaciones al alcance de cualquiera... También hay, sin embargo, quien ‘se acostumbra’ a vivir así, cuando su situación de marginado social se prolonga día a día, mes tras mes,  año tras año, o cuando es incapaz por sí mismo de reconocer su propia contribución y responsabilidad en los hechos y las causas que le han conducido a esa situación.

Estos hechos, estas noticias, debieran causar mala conciencia en quienes tienen responsabilidades sociales, pero también en la sociedad entera, tanto el mal como el bien de una parte de la sociedad afecta a toda ella. Es cierto que hemos progresado mucho, pero algo no va bien, para muchos se ha detenido en seco su ascenso social, y no solo eso, se han caído y han retrocedido a épocas de mera supervivencia. Los Servicios Sociales en general, están desbordados, no afrontan con realismo y voluntad de superación este enorme problema, no aumentan sus servicios al ritmo que lo hacen las necesidades, ni se anticipan a los problemas que pueden sufrir los ciudadanos (también contribuyentes)  ante la inestabilidad permanente que ha provocado la gran crisis.

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