domingo, 9 de septiembre de 2018

La ruinosa industria del odio



Hay una ola de agresividad,  que de momento se expresa en palabras por regla general entre nosotros, los españoles,  gracias a Dios los atentados interiores, con balas,  se han suspendido, y los que vienen de fuera también han cedido. Pero se ha traspasado a las conversaciones cotidianas , entre hombres y mujeres, familiares, amigos y vecinos,   un lenguaje atroz, tremendamente agresivo, sin educación, sin autocrítica. En algunos casos, ahora más frecuentes en Cataluña,  se llega a ‘tocar’ al ‘enemigo’, a empujarle, a insultarle y a escupirle a la cara barbaridades sin sentido ni fundamento, para aumentar así su fealdad y maldad a la vez que se justifica en su cainita ataque.  Miles de ciudadanos vascos y catalanes, han tenido que abandonar su casa, su ciudad, su Comunidad, porque no soportan la presión, las amenazas, los desprecios.

Los esfuerzos por lograr la división de la sociedad  en mil pedazos, empezando por la destrucción de la conciencia del propio individuo,  son hoy espectaculares y múltiples,  incluso se aprecian alianzas antinaturales y a veces no buscadas, pero  desgraciadamente coincidentes. Yo diría que se ha instalado una ‘Gran Industria del odio y la mentira’, de la que algunos grupos y personas sin escrúpulos pretenden obtener beneficios personales, egoístas, y sobre todo encumbrarse a puestos de gobierno, desde los que someter a ciudadanos incautos y adoctrinarlos y transformarlos según sus perversas ideologías, todas destructivas, pero con el señuelo de satisfacer los más bajos instintos inspirados en el egoísmo.

La verdad es que esta reflexión, tan pesimista, no quiere decir que haya perdido la fe en Dios, y por lo mismo en los hombres. El ansia de libertad y plenitud están en la misma naturaleza humana, y es capaz de salir de muchas situaciones angustiosas y catastróficas. Si hubo hombres capaces de superar tantos desastres naturales y otros provocados por la insensatez humana, como fueron por ejemplo las dos guerras mundiales, pues ahora, venga lo que venga, y a pesar de tener que sufrir a individuos como ‘el Doctor Soros’, las malas influencias de la ideología de Género, a líderes comunistas enloquecidos, etc. saldremos adelante. Así me lo aseguraba un buen amigo esta mañana, confiaba plenamente en que ‘esta fiebre’ era pasajera, porque el ser humano es resistente, tanto como los niños, o quizá por ellos lo hace, con esa generosidad natural para unos,  o el mismo  instinto de conservación de la especie.


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