Hay una ola de agresividad, que de momento se expresa en palabras por
regla general entre nosotros, los españoles, gracias a Dios los atentados interiores, con
balas, se han suspendido, y los que
vienen de fuera también han cedido. Pero se ha traspasado a las conversaciones
cotidianas , entre hombres y mujeres, familiares, amigos y vecinos, un
lenguaje atroz, tremendamente agresivo, sin educación, sin autocrítica. En
algunos casos, ahora más frecuentes en Cataluña, se llega a ‘tocar’ al ‘enemigo’, a empujarle,
a insultarle y a escupirle a la cara barbaridades sin sentido ni fundamento,
para aumentar así su fealdad y maldad a la vez que se justifica en su cainita
ataque. Miles de ciudadanos vascos y
catalanes, han tenido que abandonar su casa, su ciudad, su Comunidad, porque no
soportan la presión, las amenazas, los desprecios.
Los esfuerzos por lograr la
división de la sociedad en mil pedazos, empezando
por la destrucción de la conciencia del propio individuo, son hoy espectaculares y múltiples, incluso se aprecian alianzas antinaturales y
a veces no buscadas, pero desgraciadamente coincidentes. Yo diría que se
ha instalado una ‘Gran Industria del odio y la mentira’, de la que algunos grupos
y personas sin escrúpulos pretenden obtener beneficios personales, egoístas, y
sobre todo encumbrarse a puestos de gobierno, desde los que someter a
ciudadanos incautos y adoctrinarlos y transformarlos según sus perversas
ideologías, todas destructivas, pero con el señuelo de satisfacer los más bajos
instintos inspirados en el egoísmo.
La verdad es que esta reflexión,
tan pesimista, no quiere decir que haya perdido la fe en Dios, y por lo mismo
en los hombres. El ansia de libertad y plenitud están en la misma naturaleza
humana, y es capaz de salir de muchas situaciones angustiosas y catastróficas.
Si hubo hombres capaces de superar tantos desastres naturales y otros
provocados por la insensatez humana, como fueron por ejemplo las dos guerras
mundiales, pues ahora, venga lo que venga, y a pesar de tener que sufrir a individuos
como ‘el Doctor Soros’, las malas influencias de la ideología de Género, a líderes
comunistas enloquecidos, etc. saldremos adelante. Así me lo aseguraba un buen
amigo esta mañana, confiaba plenamente en que ‘esta fiebre’ era pasajera, porque
el ser humano es resistente, tanto como los niños, o quizá por ellos lo hace,
con esa generosidad natural para unos, o
el mismo instinto de conservación de la especie.
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