José Luís Nunes Martins
Nada se puede considerar bueno solo por ser original o
por ser antiguo. Al evaluar las cosas, las soluciones, las políticas, y todo lo
demás, lo importante es la calidad de la solución que da a los problemas para
los cuales se propone como respuesta o parte de la respuesta, debiendo, para
eso, ser considerados todos los beneficios y todas las desventajas.
Las soluciones tradicionales tienen sus desventajas
evidentes; al contrario, las novedades se presentan, muchas veces, como si
estuvieran exentas de contrariedades.
Hoy, en virtud de la evolución de las tecnologías, se nos
presentan cada vez más posibilidades. La mayor parte de estos caminos son
demasiado nuevos para que se puedan sacar grandes conclusiones. El principio de
la prudencia es intemporal, por lo que es preciso que permitamos que el tiempo
se pronuncie, o mejor, que nos pronunciemos nosotros después de, con paciencia,
dejemos que el tiempo nos revele más sobre aquello que queremos juzgar.
Juzgar es algo muy exhaustiva. ¡Tal vez debiésemos
considerar la hipótesis de dejar los juicios solo para quienes son perfectos o
así se les juzga!
La tradición puede y debe, con humildad, estar abierta a
su propio perfeccionamiento. Así, también, una novedad puede y debe
considerarse solo como un escalón más, tomando la tradición, no como un peso
del se debe librar, sino como un desafío del cual forma parte.
La obediencia reverente puede ser una magnífica aventura,
del mismo modo la renovación constante puede ser una forma de la vida, en todos
los aspectos, ¡si perpetúa como ha sido siempre: un milagro maravilloso!
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