martes, 19 de septiembre de 2017

Hay quien no se acepta a sí mismo.



José Luis Nunes Martins, Paulo Preira, “Via-Sacra para creyentes y no creyentes”, 10ª estación


Hay quien no se acepta a sí mismo.
Se juzga por las ilusiones que se hace de sí mismo.
Por lo que los otros ven y piensan.
Un hombre despojado de sus vestiduras es el mismo hombre.
Quien lo despojó, no.
Hay quien cree que la dignidad se pierde en la pobreza.
Hay quien cree que es miserable quien vive en la miseria.
Pero quien pierde la dignidad es quien provoca la pobreza.
Miserable es quien no hace nada en auxilio de los que viven con casi nada.
Exponer la intimidad de alguien no atenta contra su valor.
Nuestro valor no depende de lo que es visible y palpable.
Mi cuerpo no me es extraño y mi intimidad es parte de mi vida. Pero soy más que eso. Mucho más.
Todo lo que somos viene de dentro.
La belleza de mi vida es lo que existe por dentro de las heridas, lo que está tras las flaquezas.
La pureza que brota como una luz a través del velo del sufrimiento.
Hasta que no nos aceptemos como somos, no podremos ser felices con las cosas buenas… ni luchar para superar las faltas.
Aceptar al otro es acogerlo de forma integral, aceptando sus perfecciones e imperfecciones, sus virtudes y sus flaquezas. No se aman máscaras ni mentiras.
El exterior revela un interior más bello, cuando hay pureza y bondad.


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