Hoy ha sido un día especial en el
grupo de Cáritas de la parroquia de la Divina Pastora. Hacía tiempo que no
vivía una situación parecida en el servicio que prestamos en beneficio de
nuestros acogidos. Me alegra que haya sido así, pues lo veo como otro signo de
que algo está cambiando en la actitud general de las personas que componemos
esta sociedad, tan castigada y bastante deteriorada, tanto en lo particular como
en lo social; una vuelta al sentido común, como si las aguas quisieran volver a
su cauce natural, poco a poco.
No nos habíamos repuesto del todo
de la ausencia forzosa, en poco más de dos meses, por fallecimiento, de dos
compañeros voluntarios, Manolo y Joaquín. Hemos ido adaptándonos a la nueva situación
sin muchas dificultades, haciendo cada uno lo mejor que sabe su tarea. Pero hoy
nos tocaba descarga de productos del Banco de Alimentos, más de tres mil kilos;
yo reconozco que tenía cierta preocupación, de que no fuéramos suficientes, ni
lo suficientemente fuertes... para llevar a cabo la descarga.
No habíamos comenzado a descargar
el primer viaje y se presenta una cuadrilla extraordinaria, más de doce
personas, formada por miembros de las cuatro cofradías del barrio: Divina Pastora,
Misericordia, El Huerto y Ecce Homo, principalmente jóvenes. Se formó una cadena
humana, tremendamente eficaz, que nos permitió descargar y dejar colocados, en
tiempo record, todos los productos. Todo hecho con un humor excelente y una
disposición digna de agradecer.
Es una gran satisfacción que
Cáritas concite de esta manera, cuando es más necesario, a los miembros de una
parroquia. Pero no se acaba aquí la colaboración, todas las cofradías tienen en
cuenta a cáritas a lo largo del año, incluso algunas llevan a cabo una campaña
especial, como la actual, de ‘los desayunos’ para los niños de los acogidos, durante
los meses de verano que están de vacaciones.
Y no solo las cofradías, la
parroquia entera responde generosamente, tanto en las colectas del primer domingo
como cuando se pide puntualmente la aportación de algunos productos. El domingo
pasado se hizo una petición especial de café, cacao y azúcar, y el mismo lunes
ya habían entregado varias bolsas con distintos productos.
Yo creo que la ausencia de dos de
nuestros compañeros ha sido recompensada, con creces. Les decía en bromas hace
poco ‘yo creo que se acordarán de nosotros y nos ayudarán de alguna manera’.
Este es un ejemplo. Pero aún me resta decir que el domingo pasado, después de
la misa, se ha incorporado al equipo un nuevo miembro, que además es una mujer
joven, y seguro que enriquecerá el equipo, además de rejuvenecerlo un poco...
Sólo me queda mencionar al
Presidente de Cáritas parroquial, al Párroco, al P. Luis, que nos acompaña con
mayor frecuencia, para reconocer nuestra labor, y darnos ánimo tras la pérdida
de los dos compañeros. Agradecemos mucho
su presencia, sin la menor duda, su
cercanía y humanidad.
Hoy he revivido un poco el
espíritu de cáritas ‘de todos los tiempos’, en un momento de apuro y necesidad,
surgen ‘providencialmente’ las ayudas. Hemos recibido la ayuda material, pero
sobre todo la humana, que necesitábamos especialmente en estos momentos. Seguro
que la experiencia tendrá sus secuelas benéficas en el futuro y formarán una
cadena en el tiempo mientras haya necesidades y necesitados.
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